CAPÍTULO 57

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-Taylor no te vayas a poner triste por favor. Pero... acabo de ver a Lizz con Derek arriba en el piso donde se está hospedando él y... estaban muy acaramelados- me imagino cómo se dibujó una cara de terror en mi semblante. -Se dieron un largo beso y... entraron al cuarto de él. Y no creo que hayan salido aún- sentí que el alma se caía ante mis pies.

-Dinah...

-¿Sí?

-Ayúdame a empacar mis cosas. O no... mejor no. Mejor... Ayúdame a sacar todo del closet, se lo devolveré porque no me pertenece y no quiero tener nada que me haya dado, no voy a cargar con una cruz por pecados que no he cometido... metafóricamente hablando.

-¿Entonces qué piensas hacer? Si... No tienes nada,- se aterró.

-Dinah, préstame dinero. Prometo devolverte hasta el más ínfimo centavo.

-¿Estás segura de lo que haces Taylor?

-¿No confías en mí?

-No, te estoy preguntando que si estás segura de la decisión que estás a punto de tomar,

-Es que... Las cosas están más que claras. Son a base de locuras como que Derek haya decidido creerle a esa mujer sin escucharme a mí primero, pero... están claras Dinah- me miró apesadumbrada e impotente ante poder remediar cualquier ínfimo detalle.

-Entonces...

-Préstame dinero para un par de atuendos para hoy y mañana y para el pasaje de regreso a Alemania. ¿Puedes hacer eso por mí?

-Claro que puedo, cariño.

- Por suerte te tengo aquí,- la abracé y me odié por empezar a llorar. Estaba tan herida como jamás lo pude estar con anterioridad. ¿Qué le había pasado a Derek, mi Derek? Se me pasó por la mente que sus reacciones e impulsos podrían ser debido a las secuelas del accidente del Rayo, quería pensar que era eso puesto que me daría esperanzas de que volviera.

-Tranquila, cariño- pero vete después del partido, ¿Sí?

-No, no.

-Sí, Es tu país contra el de Derek. Apoya a tu país y si gana sentirás como si hubieras ganado la guerra ante él.

Cosa que era muy dudosa. Con eso Sólo demostrábamos que Derek tenía la guerra ganada incluso cuando la batalla no sé hubiera librado aún, estaba escrito que yo siempre iba a ser la perdedora, no era tan fuerte.

-De acuerdo, sólo porque lo ves de esa forma-, sequé mis lágrimas.

Finalmente terminamos empacando todo lo que Derek me había comprado en la maleta que también él había comprado y después del partido se la dejaría en la puerta de su cuarto sin avisarle, sin hacer escándalo alguno.

Fuimos a lo que podría llamarse la zona comercial tan sólo por lo que habíamos acordado y adicional a eso un pequeño bolso de mano para guardar mi segundo atuendo y ropa interior, documentos, teléfono y un detalle pequeño de un monumento muy famoso de Brasil para decorar mi cuarto. Nos cogió la tarde yendo al aeropuerto pero finalmente valió la pena ya que mi vuelo saldría dos horas después de que el partido terminase.

Había desperdiciado mi tiempo viniendo aquí, tiempo que pude haber invertido en trabajo o alguna otra cosa más, pensé simplemente que era lo correcto venir con él.

Finalmente llegó el siguiente día, el día de irme. Bueno, también el de mi sentencia para ver cómo Derek terminaba de derrotarme con las atajadas a mis inútiles intentos de volver a entrar en su vida.

Me di cuenta que no tenía nada más qué ponerme además de lo que había comprado así que Nina me prestó unos shorts de jean y una camiseta de la selección alemana aunque en realidad fuera a apoyar a Estados Unidos. Los huesos me empezaron a doler nuevamente para cuando habíamos llegado al estadio y no soportaba más y la única cosa que pude hacer fue mantener pegada a mi asiento, en una posición donde desgraciadamente podía ver a la perfección a mi ya autoproclamado ex, no quería saber más de él.

El partido estuvo realmente aburrido y aunque Estados Unidos no pudo meter absolutamente ningún gol tampoco se dejaron meter más de uno, así que era algo soso y más que monótono pero al menos Alemania se había declarado líder del grupo en el que estaba que para entonces ya había olvidado cuál era.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora