Estando en Berlín - (Manuel Neuer)

CAPÍTULO 88

Las chicas y yo salimos en un auto que el hotel le había rentado a Dinah y era muy similar al hermoso Mercedes negro de Derek. Tan solo recordar aquellos días en el que salía con él en aquel aquel vehículo me ponía sentimental, pero consideraba que mi posición para con él era mucho más estable ahora más que nunca.

-Demonios, sí que se siente bien volver a conducir por el sentido izquierdo, créeme que se me dificultó mucho adaptarme al sentido contrario- Comenté mientras conducía, siguiendo las instrucciones del GPS.

-Con suerte te tengo a ti, definitivamente yo no he podido acoplarse al sentido izquierdo, y podría causar un terrible accidente confundiendo todo- Respondió Dinah.

-No es tan complicado...

-Tenemos que ir a Estados Unidos, allá me podrás enseñar. Con suerte estaré junto a Harry y sería un buen plan viajar los cuatro por el mundo-. Reí.

-Así que tienes sed de comerte el mundo al igual que él-, supuse y aparcamos en el aparcamiento del lujoso restaurante que tenía cara de que un vaso de agua te costaría un ojo de la cara; lo que me había hecho reflexionar en que ya llevaba cierto tiempo conociendo a Dinah y aún no sabía a qué se dedicaba, cuál era su oficio y profesión. Cuando yo la miraba sentía que tenía todo un mundo oculto detrás de sí; era el tipo de persona a la que sentías que querías leer tal como a un libro, solo por puro placer; sin contar que le contagiaba el carisma brillante a cualquiera que se le acercara. Realmente se me hacía increíble el hecho de que alguien como Harry se pudiera fijar en alguien como yo: tan normal y ordinaria como cualquier otra, y no hacerlo en Dinah; tenía fuertes expectativas de que cambiara de opinión.

-No entiendo porqué llegamos antes-, espetó Lauren entrando al restaurante por la puerta giratoria y en segundos se encontraba al otro lado: Dentro. Imitamos el mismo acto.

Las personas y en específico los hombres se nos quedaban mirando por algunos segundos antes de seguir concentrados en el escote de la mujer que los acompañaba en la cena de esa noche; odiaba cuando alguno me miraba con codicia incluso teniendo a una mujer tan atractiva frente a ellos; no se eran leales ni a ellos mismos. Cómo me alegraba que Derek no fuera así.

Rápidamente nos indicaron de qué mesas podíamos hacer uso y escogimos una seis puestos.

-¡Lauren!- Exclamé por lo bajo al ver que le había guiñado y lanzado un beso al joven camarero.

-La vida es para las personas que se atreven a hacerla más interesante, Taylor- Concluyó mirando el menú esta vez.

-Tienes razón pequeña. Es lo que siempre he pensado, ya estás aprendiendo de la tía Dinah-. Lauren Rio.

-¿De cuando aquí eres mi tía?- Preguntó aunque sin ánimo de ofender.

-Desde que tu hermana tenga vínculos con Derek lo serás. Derek es como de nuestra familia.- Afirmó Dinah sonriendo.

-Señoritas Samuelsen, señorita Müller. Qué hermosas lucen esta noche-. Saludó Harry en un tono gallardo. Se veía muy bien con su traje Inglés.

-Por favor tome asiento, caballero- profirió Dinah señalando el asiento vacío entre ella y yo.

Él se acomodó allí y pasó su brazo por encima de su hombre osadamente. Siempre era así: si le gustaba algo o alguien, o por el contrario, si no le gustaba, no tenía problema en expresarlo. Pude notar cómo ella se estremeció al contacto de su mano con su hombro pero no se sintió intimidada sabiendo que podía manejar bien la situación. Era una mujer muy segura de sí misma.

-¿Cuánto más crees que vayan a tardarse?- Pregunté. Me moría por tener a Derek a mi lado.

-Calma, calma. Disfruten de mi compañía todas-. Dijo Harry y todas reímos.

-Ni creas que todas estamos a tus pies-. Contestó mi hermana.

Estuvimos charlando un rato acerca de muchos temas; Harry nos estaba enseñando el acento británico y no parábamos de reír imitándolo, nos resultaba de alguna manera jocoso.

-Iré al baño, ya regreso.

-Está bien, cariño. No te tardes.