-¿Lista?- Preguntó cuando habíamos incluso almorzado ya.
Yo suspiré y asentí.
Subí al asiento del copiloto y emprendimos marcha hacia mi casa. Sí que estaba lejos de ahí...
-Okay, señorita Samuelsen,- Pronunció y tomó mi mano entrelazando nuestros dedos. Al ver mi inseguridad me atrajo hacia él y me dio un casto beso en la frente. -Todo va a salir bien, no te preocupes. Igualmente... No pueden hacer que las cosas no sucedan a estas alturas de la vida.
Yo asentí y ambos bajamos; había demasiada gente en esta zona ya que a esa hora todos salían o iban para el trabajo, colegio o universidad así que no podíamos disponer de mucho tiempo o si no íbamos a generar un tráfico tremendamente largo.
Toc Toc, toqué la puerta de madera e inmediatamente divisé a una versión de mi madre triste y con ojos llorosos que al instante de verme se abalanzó sobre mi ignorando por completo a Derek.
-¡Taylor!- Exclamó mi hermana y al escucharla los demás corrieron a por mí a recibirme preocupados.
-¡¿Dónde estuviste en toda la noche y la mitad del día?! ¡¡Casi nos morimos!!- Exclamó mi padre con cierta dureza pero con dolencia en su tono de voz.
Todos estaban tan consternados por lo que estaba aconteciendo que aun no se fijaban en la presencia de aquel chico rubio de casi dos metros, excepto mi abuelita, quien se mantuvo un poco más adentro del umbral de la puerta mirando con cierta sonrisa a Derek como si ella misma hubiera sido testigo de los artilugios planeados por ambos y supiera a lúcido conocimiento que estaba en buenas manos.
¿Era vidente acaso?
Al cabo de unos segundos parecieron percatar que alguien más estaba detrás de ellos; así que no sé cómo pasó pero todos terminamos reunidos en la sala de estar, sentados en los sofás cual visita de un casual yerno a sus suegros.
-¿Dónde encontraste a mi hija, cómo y cuándo?- Fulminó mi padre a Derek y vi cómo le subieron los colores al rostro al pobre. Sé que mi hermana sabía quién era él, por supuesto pero prefirió morderse la lengua porque supuso lo que estaba ocurriendo.
-Bien, primero que todo quiero que sepan quién soy.
-Habla rápido, chico- Presionó mi padre.
-Soy... Derek Hoffman y tengo veintiocho años. Soy un futbolista profesional y me desempeño como guardameta del equipo alemán de Soccer- Mi madre abrió los ojos como platos. -Aamh... La conocí porque fui su primer trabajo, era mi...
Repentinamente mi madre escupió el té que estaba tomando, tremendamente exaltada, puesto que pensó que se había referido a algo que tenía que ver con prostitución. ¿De verdad tan degenerada me creía?
-¡¿Primer trabajo?!
-Señora Samuelsen, tranquila, no es lo que usted cree...
-Mamá, calma. Derek se refiere a que cuidarlo a él fue el primer trabajo que obtuve, ustedes nunca lo supieron por que siempre estuvieron aislados en su mundo. Derek fue impactado por un rayo un día cuando estaba entrenando con sus compañeros de trabajo y cayó en coma por dos semanas así que se abrieron vacantes para cuidarlo; bueno, prácticamente lo que debía hacer era hacerme su amiga mientras lo acompañaba en su proceso de recuperación.
Mi madre inhaló y exhaló intentando tranquilizarse. -¡¡Uuff!!-, exclamó. Y Derek prosiguió.
-Justo cuando Taylor salió a vacaciones yo... me intentó sui...- Lo interrumpí dándole un codazo en señal de que no era necesario hablar de nada de eso.
-¿Qué ibas a decir?- Preguntó mi padre con una mirada de indagación y escrúpulo.
-Aahh... que el hecho es que debo decirles que estoy enamorado de su hija, y ella de mí- Mi padre abrió los ojos como platos al igual que todos los demás excluyendo a mi abuelita, quien estaba sonriendo.
-No me vayas a pedir su mano, por favor. Es una niña, una pequeña niña- Replicó mi padre y yo me tapé la cara con las manos. Qué momento tan tenso...
-No, no señor. En realidad no venía a pedirles nada. Veníamos a hacerle un anuncio.
-¡¿Estás embarazada de Derek Hoffman?!- Exclamó Lauren.
-¡¡No, joder. No!! ¡¡Dejen que les digamos las cosas!!
Él me miró y yo asentí confirmando que quería que lo dijera ya.
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Estando en Berlín - (Manuel Neuer)
FanfictionDerek Hoffman (Manuel Neuer) celebridad del deporte es víctima del impacto de un rayo en su espalda y su condición amenaza poner en riesgo su carrera. Taylor Samuelsen universitaria norteamericana acaba de mudarse junto con su familia a Alemania y b...