CAPÍTULO 127

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-¿Qué?...

-Sin embargo esto se trata de perdonar todo el tiempo; sé que un cambio no se produce de un momento a otro y es aquí cuando ambos debemos persistir. Pero dije ambos, no solo yo perdonándote todo el tiempo. De verdad debes poner de tu parte.

-Lo haré...- Tomó mis manos entre las suyas.

-No, esta vez no quiero que me respondas con tus palabras. Demuéstramelo conforme avanza el tiempo.

El asintió y nos empezamos a besar muy apasionadamente. Estaba feliz de que al fin hubiéramos arreglado las cosas y hacerle saber unas cuantas además. Confiaba en él.

Derek me tomó por la cintura y recostó mi cuerpo delicadamente sobre la cama para después situarse arriba mío apoyando los brazos sobre la cama, sin dejar de besarme un solo segundo. Mis uñas recogieron su camiseta deportiva color verde de su espalda y él la terminó de safar por su cuello y brazos: Al parecer aún no se había bañado, pero ahora mismo no me importaba. Besó mi cuello y pasó su lengua por él mientras yo sentía una llamarada que se encendía en esa zona y recorría mi cuerpo múltiples veces. Su trabajo no fue nada complicado: Lo único que tuvo que hacer fue desenvolver la manta en la que me había envuelto al inicio de la conversación y ya me encontraba en ropa interior ante él. Inexplicablemente me sentí en desventaja por ello y simplemente aparté sus labios que ahora se encontraban a punto de llegar a mis pechos.

-Lo siento-. Susurró jadeando y apoyó la cabeza a un lado de mi cuello, recuperando nuevamente el aire. Me sorprendió el hecho de que no me preguntara porqué había detenido el curso, pero una vez más sentía que era demasiado difícil para él contenerse.

-No, lo siento yo-. Respondí mientras lo apartaba y me volvía a envolver en la manta.

-No te preocupes-. Agregó colocándose de pie y saliendo de la habitación. -¡Te veo arriba!

~

-¿Y bien? ¿Crees que puedes encargarte de este importante asunto?- Le Pregunté con una gran sonrisa.

-¡Debería pegarte por no habérmelo pedido antes, hermana! Hoy mismo me comunicaré con la mejor agencia de bodas y te daré cuentas de costos, sitios y todo absolutamente todo lo que necesites. Serán los mismos que preparen las tarjetas impresas, hagan la decoración tal y como la quieres y miles de cosas más. ¡Qué emoción Taylor!- Chillón con notorias ansias de que llegara el momento.

-Sabía que no había mejor persona que tú para esta noble tarea-. Concluí felizmente.

-Ya verás, todo será espectacular-. Guiñó uno de sus ojos azules.

Hubo silencio por unos segundos.

-Sabes Taylor...- Musitó sin mirarme.

-¿Qué?

-Creo que no fue muy justo simplemente dejar a mamá, ella nunca tuvo la culpa de nada; tampoco me regañó por lo sucedido. No quisiera que pasara tanto tiempo sin estar sin ella, a fin de cuentas es la mujer que nos trajo al mundo, y ha sido la que más me ha dado amor de los dos.

-Diría que la única-. Respondí con indignación.

-Exacto. Lo que me lleva a pensar que nuestro desacuerdo fue con ese hombre que dice ser nuestro padre, y no con mamá. Merce más de nosotras; no sabemos cómo han seguido las cosas entre los dos desde que nos fuimos, y a la vez ella no sabe qué ha sido de nosotras. Supongo que nos habrá visto en algunas fotos con los chicos pero nada más en realidad.

-Yo la he extrañado bastante. Quizá es lo único que extraño. No sé cual es tu plan pero yo por mi parte digo que deberíamos contactarla e invitarla a nuestras celebraciones navideñas y a tu cumpleaños, ya casi es diciembre. Y... a mi cumpleaños que es en enero, y a mi boda.

-¡Es es exactamente lo que tenía planeado decirte! ¿Por qué será que nos parecemos tanto?

Yo reí. -Quizá porque somos hermanas, no sé, puede ser.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora