CAPÍTULO 106

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-¿Qué? ¿Tu anillo de compromiso?- Dijo el bromeando ante la ironía de que para Emma si hubiera sido así.

-¡Tonto!- Reí. -Estoy hablando de volver contigo. Y de que hayas querido sellar nuestra unión con con esta hermosa propuesta. Jamás lo habría imaginado-. Sonreí ampliamente y besé su pecho.

-Esa era la idea- Emitió una pequeña carcajada.

Me di la vuelta para que él me abrazara por la espalda en la cómoda cama, y acariciando mi vientre con sus suaves manos fui conciliando poco a poco el sueño.

~

Una alarma me trajo de vuelta a la realidad; sin esta no me habría dado cuenta de que ya había amanecido, puesto que las gruesas cortinas impedían que el sol se filtrara de alguna manera. Intenté moverme pero Derek aún me tenía contra sí en esa misma posición; sin embargo quería desactivar aquella molesta alarma que no me dejaba tranquila, por lo que me safé cuidadosamente y deslicé el dedo sobre la pantalla del teléfono de Derek, que indicaba que eran las nueve y media de la mañana. Me recosté nuevamente a su lado y no pude evitar sentirme la mujer más afortunada por tenerlo a él en mi vida: Era lo único bueno que tenía esta actualmente. Su pecho cubierto por la tela de su camiseta, subía y bajaba lentamente como si disfrutara en pleno de su estado inconscientemente y como si no necesitara nada más.

-Derek, mi amor- Susurré en su oído unas cuantas veces y poco apoco fue reaccionando, dejándome apreciar sus maravillosos ojos azules que eran de un azul más vivo que el de los míos.

Sonreí con la cabeza contra la almohada y él acarició mi mejilla. Acto seguido se estiró con pereza y se sentó incorporándose en el borde de la cama. Me acerqué a él gateando sobre la cama y mis brazos lo rodearon por la nuca.

-Toma una ducha conmigo.

-¿Cómo se te ocurre?- Dije y el rio.

-Bueno, lo intenté.

-Ya tendremos luego tiempo suficiente para hacer todas esas cosas, mi amor-. Mencioné y me metí a la ducha sin demorarme mucho.

Había olvidado meter al baño el outfit que me iba a poner por lo que me tocó salir envuelta en toalla frente a él, robando toda su atención.

-Eres malvada, dejaste tu ropa afuera a propósito- me miró con un toque de lujuria y una sonrisa traviesa.

-¡No es cierto!- Exclamé entre risas. El se situó enfrente mío y empezó a besarme, colocando sus manos en mi cintura y moviéndolas lentamente de arriba a abajo; yo mientras tanto mantenía las mías bajo mis axilas sosteniendo los extremos de la toalla firmemente para que no se me cayera. Él me atrajo aún más hacia él sin separar nuestros labios y yo quise imitar aquel mismo movimiento de atraerlo hacia mí, por lo que puse mis manos en su nuca, sin caer en cuenta de que la toalla se podría haber caído completamente; de hecho casi sucede, si no hubiera sido por Derek que la sujetó estando consciente de que no habría sido su mejor elección el sujetarla.

-Qué osada, señorita Samuelsen-, susurró en mi oído sensualmente. -Han sido suficientes insinuaciones como para hayan sido todas accidentales-. Insinuó y sentí cómo la sangre se me volvía toda a la cabeza de los nervios. Estuve a punto de quedar desnuda frente a Derek y el imaginarme aquello me resultaba escalofriante. No me sentía lista para nada de eso.

-Todo fue sin querer...

-Por supuesto que lo fue-. Respondió con sarcasmo y se entró a duchar.

Después de que ambos estuviéramos arreglados llamaron a la puerta, y efectivamente era Harry.

-¿Cómo se encuentra Dinah?- Pregunté preocupada.

-Ya es capaz de mantenerse calmada, pero la veo muy deprimida.

Pasé mi mano por mi cabello. -Alguien como Dinah no merece sentirse así, y menos por algo que no hizo. No dejo de sentirme culpable.

-No creo que usted tenga la culpa, señorita Taylor.

-En parte la tengo, Harry-. Admití intentando guardar la calma. -Sin embargo no debemos llorar más sobre la leche derramada: Hay que ir a contarle a Müller, y quiero que todos estén presentes.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora