CAPÍTULO 71

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Después de unos minutos como había dicho me había colocado algo de lo que había dentro de aquella maleta y había dejado entrar a Derek esta vez para tener un saludo de verdad descendente.

-Bien, ya puedes entrar-. Le anuncio Lauren y él la siguió sentándose en una de las sillas.

-Hola Derek-. Lo miré con dulzura y el rio nervioso por lo acontecido.

-Taylor-, se acercó sonriendo y me abrazó con fuerza sin intención de soltarme. Inhaló mi aroma, mientras yo hacía lo mismo sin que lo notara. -Estás de vuelta. Gracias por seguirme la corriente en esta locura. De verdad fue muy osado lo que hice y no tenía idea de que fuera a funcionar.

-El partido no estaba arreglado, ¿verdad?- Inquirí.

-Claro que no- rio. -Por eso estaba nervioso de lo que fuera a pasar.

-Me alegra que hayamos ganado. Y estoy segura que será igual o mejor en el siguiente partido.

-Eso espero. Gracias por apoyarnos tanto, esto significa el mejor logro de mi carrera.- Se acercó y me brindó un beso en la mejilla. Yo estaba haciendo un esfuerzo demasiado grande para no sucumbir ante su tacto, su aliento, su mirada, sus palabras y su aroma.

-¿Hello?- Dijo Lauren, y ambos nos volvimos hacia ella.

-Ah... bueno Derek. Ya has estado cerca de Lauren en un par de ocasiones que no han sido las más típicas. Lamento que pasara lo de unos segundos pero en fin: Lauren te presento a tu amor platónico Derek Hoffman-; Derek soltó una carcajada, pero no dejaba de sentirse incómodo ante Lauren. -Derek, te presento a mi clon: Lauren Samuelsen, tiene dieciséis y su sueño siempre fue conocerte.

-En diciembre cumplo diecisiete, -le comentó a Derek y el respondió con una mueca de sorpresa fingida.

-Mucho gusto, Lauren. Disculpa el inconveniente hace unos minutos. Espero que nos podamos llevar bien-. Sonrió.

-¿De qué hablas? No tienes nada de lo cuál disculparte-. Respondió con picardía y el rio esta vez más relajado.

-¿Tienen hambre?

《¡Sí! - No》Respondimos respectivamente Lauren y yo al mismo tiempo.

-¿Te puedo hacer una pregunta, Lauren?- Entrecerró los ojos Derek mirándola.

-Sí, me quiero casar contigo.

-¿De qué hablas? Si me caso contigo no me puedo casar con tu hermana-, contestó Derek siguiéndo su juego y ambos rieron.

-Está bien, dime.

-¿Tu hermana comió algo durante todo el trayecto o al llegar aquí?

-Amm... que yo sepa no. Y conociéndola no lo ha hecho-. Arqueó ambas cejas mirándome.

-Correcto. Entonces vamos a desayunar-. Decretó Derek.

-No tengo hambre Derek. No molestes-. Reproché molesta.

-No me importa. ¿Qué larga vida me espera a tu lado si no te cuidas? Y ya te dije, si tú no lo haces yo lo haré.

Gruñí pero acepté y los tres bajamos al comedor donde Derek pidió un desayuno típico brasileño que le había encantado y deseaba que nosotras lo conociéramos.

-De verdad amé esta bebida desde que la probé. Creo que debería haber algun energizante hecho a base de esa fruta, además se vendería muy bien.- Dijo Derek dándonos a probar un jugo color morado.

-¿Cómo se llama?- Cuestioné.

-Se llama açai. Quizá después del campeonato cree algún tipo de empresa para vender un producto como este.

-Sería algo maravilloso, ¿sabes? Siempre he sido buena en los negocios y mi sueño es crear mi propia empresa, o al menos manejarla junto con mis socios.

-Wow eres una chiquilla con una buena mentalidad. Quizá seas mi socia en este negocio-. Felicitó a Lauren mientras le guiñaba un ojo.

-Tendrán todo mi apoyo, señores empresarios-. Sonreí y saboreé aquella bebida.

~

-Ah, así que ya estuvieron charlando un rato-. Nos sorprendió Dinah por la espalda encontrándonos en la cafetería aún.

-Esta ciudad es preciosa, Dinah. ¿Cómo se llama?

-Chiquilla, tú estás en la hermosa Bello Horizonte. A propósito, ¿qué les parece si vamos un rato a la playa para relajarnos un rato y tomar algo?

-¡Dinah!- Negué con la cabeza mirándola. -Te has compaginado con este sujeto para tenerme aquí nuevamente, después de que también me habías dicho que pensara en irme.

-¡Sí, Taylor. Yo quiero ir a la playa!- Chilló Lauren intentando desviar el tema que yo acababa de tocar con imprudencia.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora