CAPÍTULO 27

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-Más o menos hace... un mes.

-¿Por qué? ¿Te sentías avergonzada por tu figura? ¿O te querías ver mejor?

Me limité a negar con la cabeza.

-Explícame.

No respondí. Ni siquiera lo miré.

-Le pediré a tu madre que se retire, ¿Está bien?

-Sí.

Realmente no sentía confianza con ella.

-Cuéntame, Taylor.

-Hay alguien. En mi mente.

-¿Escuchas voces o ves cosas que crees que los demás no?

-No, no me refiero a eso.

-Ah, te refieres a que hay alguien en tu vida.

-Sí.

-Okey.

-Él es una persona famosa. Muy famosa.

-Es un hombre, un joven, me imagino. Y supongo que es tu ídolo.

-En realidad no es mi ídolo, de hecho no conocía nada de él cuando lo vi por primera vez.

-¿Puedes decir quién es?

-Derek Hoffman.

-¿Conociste a a Derek Hoffman?

-Mi primer trabajo al llegar a Alemania fue cuidarlo en su recuperación. Todas las tardes. Volverme su amiga. Prácticamente vivía con él. Incluso llegué a pasar un par de noches en su Penthouse-, no entiendo por qué le estaba contando eso.

-¿Cuando lo impactó el rayo?

-Sí.

-¿Estaban a solas?

-Sí, ¿por qué?

-Entiendo. ¿Entonces cuál es el problema con él? ¿Te maltrató en alguna circunstancia? ¿De alguna forma...?

-Intentó suicidarse. Desde ese momento quedé...- pensé en cómo decirlo sin que sonara como un típico problema adolescente-; no he vuelto a estar bien. No lo volví a ver desde ese día, y no supe si había quedado vivo. Desde allí empezó todo. Y desde allí empecé a perder peso, aunque no hacía ejercicio. Creí haber superado todo cuando volví a Alemania después de las vacaciones en Estados Unidos; cambié el color de mi cabello y mi forma de vestir. Un tiempo después me volví vegetariana lo cual me ayudaba a mantenerme en línea. Un día, supongo que fue hace poco entonces, quise ir a ver si aun vivía allá, o bueno. Si al menos estaba con vida. Sinceramente creí que lo había superado. Pero ahora que lo pienso no sé qué era lo que había supuesto superar. Sí... se supone que...

-Bien eh...- miró los documentos para recordar nuevamente mi nombre.

-Taylor-, o al menos lo que queda de ella.

-Taylor. Mira, creo que esto se debe tratar sobre todo con un especialista de salud mental y...

-No, por favor no, doctor-. Imploré para que no me remitiera con ningún psicólogo.

-No, espera. Déjame terminar-. Aclaró su voz y prosiguió. -Te iba a decir que yo también soy padre de una jovencita de casi tu edad. Así que viéndolo desde una perspectiva más paterna, Taylor, seguramente... te enamoraste de este personaje. Aún más, quizá desarrollaste algún tipo de dependencia psicológica por la idea de que no volverías a estar nuevamente con él, así que la depresión que poseías causó todos estos estragos; intento entenderlo porque Natasha, mi hija ha pasado por algunos asuntos similares, relacionados con... esto-. Hizo un silencio mientras percusionaba su escritorio con la yema de los dedos. -Ahora hablando del carácter médico al empezar a vivir un estilo de vida más ordenado y saludable quizá logres levantar más el ánimo y recobrar tu salud emocional y por supuesto física. Esto implicaría que tendrás revisión constante de médicos especializados en nutrición, reumatología, hemato-oncología, y salud mental y emocional.

No quería que nadie se enterara de mi depresión, era muy vergonzoso.

-Doctor, por favor exonéreme de la visita a los psicólogos y psiquiatras. No quiero que mis padres sepan la razón de lo sucedido.

-Señorita, necesito por favor que de el brazo a torcer. Usted es mayor de edad y sus asuntos internos respecto a los profesionales de la salud los debe comentar dentro del consultorio con ellos, si no desea sus padres no se enterarán de la razón de la remisión pero haga el deber de asistir.

-...Sí. Está bien.

Él asintió. -Quizá debas cancelar por un tiempo tus estudios, o bueno, no algo tan exagerado, pero debes comprometerte a cuidarte tú misma aunque nadie te esté viendo. ¿Bien? Si todos intentan cuidarte pero tú a escondidas no lo haces... No estaremos haciendo nada.

~

Aunque había empezado a comer en forma después de mucho tiempo no había subido de peso casi, aunque también era porque seguía haciendo ejercicio. Este nuevo año el país estaba tremendamente feliz por el campeonato mundial de fútbol, e incluso a ratos me contagiaba de su emoción aunque dicho evento no empezaría sino hasta el verano, e iba a llevarse a cabo en Brasil. El equipo alemán cumplía con todas las expectativas para ser uno de los equipos favoritos, o al menos eso era lo que me había dicho Zedd.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora