CAPÍTULO 131

29 1 0
                                    

-Sí. Él y yo especialmente nos medimos en destreza y habilidad. Nos usamos el uno al otro para mejorar las estrategias y desempeño. Así que él siempre intenta marcar la mayor cantidad posible de goles, y yo por mi parte intento atajar la mayor cantidad de sus anotaciones.

-¡Te dije!- se carcajeó. -Él no es Lewandowski sino LewanGOLski.

Ambos rieron y al llegar finalmente al segundo piso confirmé que se trataba de Derek y de Thomas que estaban de espaldas a las escaleras.

-¡Chicos!- Exclamé con energía haciendo sobresaltar sin querer al cómico Müller. Derek por el contrario se asombró y se volvió hacia mí automáticamente al escucharme.

Para no querer mostrarse en público estaba muy elegante: Usaba unos pantalones formales color negro, al igual que sus zapatos; una camisa de un material grueso de este mismo color, con mangas largas y cuello de tortuga que terminaba en un noblés. Finalmente una gabardina color beige oscuro.

-¡Mi amor!- Exclamó emocionado.

-¿Por qué no me avisaste que estabas aquí? Si no hubiera subido jamás habría dado contigo-. Reclamé.

-¡Hola Taylor!

-Hola, Thomas-. Estreché su mano mientras sonreía.

-Estaba a punto de llamarte. No vayamos a discutir, por favor-. Pidió y Thomas rio.

-Lo siento. Es que te extrañaba demasiado y esta es de las pocas ocasiones en las que podemos estar juntos.

-Bueno, pues ya estamos aquí-. Abrió sus brazos y yo me clavé a él como si no lo hubiera visto por meses. -También te extrañé demasiado.

A lo que Thomas rio. -Pero se vieron esta mañana-. Comentó jocosamente.

-En realidad la última vez que nos vimos fue ayer por la mañana-. Respondió Derek.

-Oh ya veo-. Mostró su divertida sonrisa.

-¿Dónde anda Lauren?- Pregunté safándome de Derek. -Mi madre vino y la quiere ver. Y yo... ya le conté con anticipación acerca de el incidente. Así que no los interrumpirá con preguntas de ese tipo.

El semblante alegre y la sonrisa de Thomas se nublaron de tristeza porque sabía a qué me refería.

-Lauren se está maquillando. En unos minutos viene-. Casi Susurró y sus ojos se encharcaron. -Y yo igual chicos-. Agregó para luego desaparecer por la oscuridad del pasillo, puesto que las luces de este estaban apagadas.

-Pobre Thomas. Creo que no debí decir eso-.

-Tranquila; últimamente está demasiado sensible.

-¡Taylor, Derek!- Salió de detrás de nosotros al lado de un señor de unos cuarenta años. Ella llevaba un hermoso conjunto de seda color rosa de una blusa camiseta y unos shorts que no se pegaban del todo a la piel de sus piernas. En sus pies unos tacones de puntilla brillantes y plateados. Las puntas de su corto cabello negro se ensortijaban en pequeños bucles y en su cabeza reposaba una tiara.

-Demonios-. Exclamé. Se veía como de mi edad pero ciertamente mucho más sexi que yo. Se me hizo demasiado incómodo por ese hecho y me volví para ver la cara de Derek, que simplemente la miró con una enorme sonrisa, pero como si estuviera mirando a una niña y no a una mujer.

-¡Estás hermosa, Lauren!- Aullé tomando su mano para que diera una vuelta y apreciar mejor su belleza.

-Sí. Digo lo mismo-. Opinó Derek sin quitar su sonrisa.

-Hey, pero... ¿no trajiste a mamá?- Preguntó directamente con lamento.

-Está abajo esperando por ti-. Sonreí.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora