CAPÍTULO 47

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-¿Qué?- Susurré soñolienta.

-Necesitas comer algo, has estado mucho tiempo dormida- respondió con ternura para mi asombro.

-De acuerdo.

Le pidió a la azafata tres cenas.

-¿Para quién es la otra?

-Para mí. ¿O quieres más?

-No,- reí para mis adentros.

-Es que tengo un hambre voraz- musitó serio y pagó. ¿De dónde se sacaba tanta plata?

Yo reí al verlo comer tan acelerado.

-Eres muy tierno Derek- mi cara y mi voz eran de tonta mirando al amor de su vida y dejando de comer me miró.

-No digas tonterías,

-Son la verdad.

-Tierna tú mientras dormías. Te observé todo el trayecto.

-Oh,- me apené. -¿Cuánto falta para llegar?

-Algo así como tres horas.

-Ay, nooo- chillé inmaduramente y él rió.

-¿No fue más o menos lo mismo de Estados Unidos a Alemania?

-Pues sí, pero ni creas que me gustó. Estoy aburrida. ¿Qué se supone que debo hacer en el resto del camino?

-Besarme.

-¿Aquí?- Miré para todos lados y él rio limpiándose la boca con una servilleta.

-En Brasil no tendremos casi espacio para hacerlo ni pasar tiempo juntos. Obviamente me encantaría, pero hay muchas cosas que no dejan hacer porque nos desconcentramos.

-Qué espudidez. Cómo te voy a desconectar,

-Me desconcentras más de lo que crees, Taylor Samuelsen- me besó en la comisura de los labios.

-¿Ya no estás enojado conmigo?

-No me podría enojar contigo realmente.

Nos estuvimos besando por un muy largo tiempo y riendo y hablando tonterias, no sé cómo podía ser tan perfecto.

-Definitivamente no entiendo cómo pudiste enamorarte de mí.

-No me gusta cuando me preguntas esas cosas. Sé que lo dices por mi posición. Pero al final lo único que soy es un ser humano real, y no una invención. Y merezco tener a mi lado una mujer tan real como yo; que me conozca en todo sentido y sea capaz de descifrar lo que pasa aquí- señaló su cabeza. -y lo que se siente aquí- señaló su corazón. -Y yo pienso que somos tal para cual.

Lo abracé muy fuerte y él me correspondió.

-Ya casi llegamos, mi amor- me estremecí cuando dijo las dos últimas palabras.

-Qué mal no poder estar contigo. Pero al menos te tendré cerca.

-Te llamaré antes de que te duermas para que sueñes conmigo. ¿De acuerdo?

《Por favor abrochae sus cinturones de seguridad》.

-Okey.

-Debes estar al tanto de la programación que te dieron. Están los horarios de cada cosa. Incluso de la hora en la que nos levantamos.

Abrochamos nuestros cinturones.

-Y prepárate para la prensa.

-¿Cuál prensa?

-La que nos está esperando en el aeropuerto.

El avión empezó a descender al fin, siendo las once y diez. Miré por la ventana emocionada.
Como Derek acababa de decir, habían un montón de camarógrafos y reporteros con micrófonos, grabadoras y agendas y por supuesto inchas. Derek me tomó de la mano mientras muchos nos fotografeaban y le pedían un autógrafo en sus camisetas blancas; era muy amable así que no le negaba a casi nadie lo que pedía.

Fuimos por nuestras maletas y por primera vez tuvimos una separación: A los jugadores los subieron en un gran bus sofisticado con el logo de la selección y demás y a las personas que iban de ayudantes especiales como yo nos subieron a vans negras que nos llevarían al hotel cinco estrellas. Estaba triste por tener que separarme de él.

-¿Tú no eres de Alemania, verdad?- preguntó una mujer de unos veintiocho años.

- No lo soy. ¿Por qué?

-Te he escuchado hablar. Te suena algo rara la pronunciación.

-Ah- reí nerviosa. -Sí, es que hace poco empecé a hablar el idioma, cuando me mudé a Berlín.

-Fantástico. ¿Qué te llevó a allá?

-Mi familia, querían cambiar de vida.

-Wow qué bien ¿De dónde eres? ¿Eres inglesa?

-No, soy...

-Ya sé, francesa o polaca...- Me interrumpió de una forma graciosa y yo reí.

-Soy de América. De Estados Unidos- enarcó las cejas y me miró sorprendida.

-Eres la primera persona que veo que quiere salir de ese país. Todo el mundo migra para allá. No lo entiendo.

-Al inicio yo tampoco lo hice, pero no estuvo nada mal el cambio.

-Me imagino que debe ser incómodo hablar todo el día en un idioma que no es tu fuerte. Yo también sé hablar inglés por si prefieres.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora