CAPÍTULO 86

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-¿Samuelsen?- Se quedó unos segundos pensativo pero volvió en poco. -Qué gusto conocer al amor de la vida de uno de mis más grandes colegas-, apuntó con alegría. -Derek también habla mucho de ti a veces, créeme.

-¿Ah, sí?- Exclamé mirando a Derek con una sonrisa perpleja y el se rascó la cabeza riendo. -Por cierto tú jugaste excelente, Thomas, amé tu gol.

-Me alegro que te haya gustado. Pero basta de elogios porque alguien que está cerca tuyo se puede poner celoso-. Espetó mirando a su derredor como si no supiera de quién hablaba exactamente, y todos reímos.

-Esto de verdad debemos celebrarlo  amigos. ¿Qué les parece si preparo una cena para todos esta noche en unos de los mejores restaurantes de Belo Horizonte?

-Dinah tan celebrativa como siempre- rodó los ojos su hermano  sin quitar su carismática sonrisa.

-No estaría nada mal. ¿Qué opinas Derek?- Pregunté.

-Por mí todo está bien desde que tú estés presente- argumentó Derek mientras rodeaba mis hombros con el brazo izquierdo a lo que los chicos profirieron un aullido de ternura.

-Sin embargo aún sigo esperando el beso- Reprochó Thomas alzando las cejas y mirando a Derek.

-No me retes, amigo- Derek tomó mi rostro con su mano derecha mientras que la izquierda aún permanecía sobre mis hombro, y lo atrajo hacia el suyo, tomándome por sorpresa y besándome.

-¡Derek!- Exclamé indignada apartándolo de mí.

Thomas miró extrañado a Dinah como buscando una explicación.

-Sucede están peleados.

-Oh wow. En ese caso se llevan muy bien como para parecer peleados-. Concluyó el chico mostrando su atractiva sonrisa.

-Eso se debe a que Taylor no se puede enojar con nadie realmente por más que quiera-. Rio Dinah.

Rodé los ojos y todos rieron.

~

Los jugadores se desplazaron al hotel en su autobús y nosotras en las vans de la FIFA como siempre. Lentamente se ponía el sol y el nivel de calma y tranquilidad por haber vencido hoy era cada vez más alto en cada uno de nosotros; sentía que esa sensación de saciedad emocional se llenaba aún más mientras observaba al sol ocultarse con unos suaves destellos naranja, y de repente Derek me abrazaba por la espalda inesperadamente.

-No importa si me voy de Brasil sin la copa. Lo que más me importa ganar es tu corazón nuevamente-. Suspiré su aroma mientras agachaba la cabeza para depositar un suave beso en mi clavícula. Sus palabras se percibían tan sinceras que empezaban a cesar el dolor que anidaba en mí: El cual era el causante de que mi ser siguiera rechazando a Derek.

-Demuéstrame que de verdad me quieres de vuelta-. Mencioné sin ánimo de lastimarlo y retiré sus manos de mi cintura situándome frente a él.

-¿Cómo?- Preguntó realmente interesado.

-Esperando todo el tiempo que sea necesario, Derek. No sé si te hayan lastimado antes ni a qué grado, pero lo cierto es que no vas a superarlo tan pronto.

-Claro que me han lastimado, Taylor. Lizz Klose me lastimó como jamás pensé que alguien me llegaría a lastimar.

-Bien, ¿cuánto tiempo duraste con ese dolor latente antes de que pudieras volver a querer a alguien más?

-Quizá años-. Contestó pensativo y suspiró. -¿Qué? ¡¿Años?!- Exclamó sobresaltado y nervioso pensando en que yo no lo perdonaría sino después de años.

Solté una leve carcajada irónica. -Ya ves-. Apoyé mis codos sobre el borde del mirador y por un segundo se me pasó por la cabeza cuando nos habíamos tomado fotos en el mirador de su penthouse.

-Sin embargo han de haber algunas diferencias...- Indagó en su mente buscando quizá alguna excusa para que le dijera pronto que iba a volver con él, poniendo en comparación su situación con la mía.

-¡¿Cuáles?!- Insistí un poco molesta.

-Yo tenía diecinueve Taylor; era muy joven. Además era la primera vez que me había enamorado.

-¡Eso no tiene sentido Derek! ¡Yo tengo solo veinte y esta es la primera vez que me enamoro de alguien, que siento que amo a alguien con todo mi corazón!

-Oh rayos. ¿Por qué me olvido tanto de tu edad?- Rascó su cabeza.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora