CAPÍTULO 111

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-Claro que sí,

-Yo... siento que ellos no nos han dado suficiente amor, nunca. Aunque está claro que nunca nos faltó nada, pero simplemente siempre fueron muy indiferentes, secos y poco expresivos para con ambas. Además ninguno de los dos estuvo pendiente de nosotros en muchas circunstancias en las que los necesitamos, y casi siempre estaban fuera de casa. Nunca se han preocupado tanto realmente por nosotras a no ser que se trate de alguna afección física extrema o algún hombre que se esté metiendo en la vida de alguna de las dos.

-Rayos, definitivamente no quiero ser así con nuestros hijos. Les voy a dar todo el amor que merecen, en todos los sentidos. Siempre intentaré estar allí para ellos. Quiero ser el mejor padre del mundo, su héroe. Además mira el lado positivo: Su desapego sirvió para que me pudieras conocer. Estoy seguro de que algún padre sobreprotector no dejaría a tu hija de diecinueve años con cara de dieciséis, ir a trabajar en una ciudad en la que nunca ha vivido, hablando un idioma que nunca antes había hablado; sin saber nada sobre la cultura y todas esas cosas.

-También quiero ser la madre más amorosa para ellos, porque habríamos sido nosotros mismos los que se habrían encargado de traerlos al mundo. Merecerían todo de mí.

-De ambos- Sonrió ilusionado y yo reí con ternura.

Ambos nos cambiamos de ropa después de tomar duchas separadas y bajamos a la cocina, en donde estaba Dinah cocinando omelets, con Harry enganchado de su cintura por la espalda, brindándole cortos besos en uno de los hombros.

-Este es el mejor panorama que veremos hoy- Confirmó Derek en voz alta para tomarlos desprevenidos, y yo le di un corto golpe con el codo por imprudente.

-Lo siento chicos- Rio Dinah deshaciendo la posición en la que estaba con Harry.

-No tienes nada de lo cual disculparte, Taylor y yo nos demostramos cariño todo el tiempo.

-Sí, pero no tanto en público- Apuntó ella avergonzada.

-Siempre y cuando estés preparando un delicioso desayuno, eres libre de hacer lo que quieras en mi casa- Mencionó Derek y todos reímos.

-¿Dónde están Thomas y Lauren?- Pregunté.

-Lo último que me dijo esa chiquilla es que se iba a meter al llacusi del cuarto donde estaban ambos. Agregó que no se atrevieran a entrear porque iban a tomarlo desnudos. No le dije nada por su explicación tan... explícita y en cambio la invité a bajar por su desayuno-. Alzó los hombros.

-Esa chica no tiene control- Rodé los ojos, y después de unos segundos aparecieron en el umbral de la puerta de la enorme cocina.

Dinah Servicialmente nos sirvió a cada uno un delicioso plato a pesar de que éramos seis y todos desayunamos, entre alguno que otro comentario, risas, bromas y demás.

-¿A qué hora iremos a su casa, chicas?- Preguntó Thomas terminando de comer sus últimos trozos de omelet.

-Creería yo que lo antes posible,- mencioné.

-¿Y eso es...?

-A mediodía.

-Pues... así será entonces-. Determinó Derek.

~

Derek y Thomas se vistieron muy elegantes y Derek se colocó lentes de sol pese al frío y la cierta neblina, puesto que no quería que lo identificaran fácilmente.

-¿Lista Lauren?- Pregunté estando frente a ella en el umbral de la puerta, antes de tocar.

-Creo que nunca estaría lista. Pero tarde o temprano tendríamos que venir.

Dinah y Harry se habían quedado en un parque cercano a la casa de mis padres, y después de nosotros salir de allá iríamos a donde ellos. No podía creer que íbamos a decirles que Lauren estaba embarazada de un tipo que había conocido en Brasil, y que además les habíamos mentido acerca del lugar a donde habíamos ido.

*Tok tok* Tocó Lauren sacándome de mis pensamientos, sabiendo que no estaba preparada. Quizá nunca lo iba a estar, tal como Lauren.

Estando en Berlín - (Manuel Neuer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora