Dear No One

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Ya estoy cansado de buscar a mi futuro alguien.

Jihoon observaba lo que recién había escrito en su pequeña libreta, su café estaba aún a medio tomar y la galleta que había comprado seguía intacta.

Esa mañana no sabía porque pero se sentía solo, más de lo normal.

—¿Algo más en que pueda ayudarle?–Jihoon miro al amable empleado del pequeño café.

—Estoy bien, gracias.

Jihoon miro la sonrisa del joven y se quedó embobado, era muy bonita.

—Cualquier cosa por aquí andaré.—dijo el joven antes de irse.

Si bien Jihoon no tenía problema con acercarse a los chicos últimamente no encontraba al indicado, estaba cansado de niños inmaduros que no quisieran algo serio, de hecho ya nadie buscaba algo serio de verdad, ahora solo habían relaciones por conveniencia, para sacarse provecho.

—Que torpe.—dijo Jihoon mirando la hora.—ahora si me van a despedir.

Jihoon salió corriendo del lugar pues había perdido la noción del tiempo que ahora iba media hora tarde a su trabajo, donde ya había llegado otras veces tarde, y ahora estaba seguro que también perdería su trabajo.

—Esto solo te pasa a ti Jihoon.–él seguía regañándose mientras corría.

—¡Oye!—alguien lo llamaba, pero ya estaba lejos.—tu libreta.

—¿Qué pasó?—ambos empleados vieron la libreta—¿la olvidó?

—Sí, espero vuelva por ella.

—Solo guárdala Soonyoung, aún tenemos trabajo por hacer.

Soonyoung solo tenía un par de días trabajando ahí y nunca antes había visto a Jihoon, pero le preocupaba que hubiese dejado su libreta ya que parecía importante.

Me encantaría tener mi alma gemela.

Soonyoung sonreía ante las frases que aquel chico había escrito, se sentía de cierta forma identificado.

Querido nadie esta tu canción de amor.

—¿Qué haces ahí?– Soonyoung se asustó ante la voz de su jefe.—no es momento de descansar.

—Claro, lo siento.

La tarde llegó rápidamente y con ello menos personas iban al café, lo que significaba que Soonyoung tendría menos trabajando hasta que saliera.

—Disculpen.—Soonyoung miro hacia el mostrador.—hoy en la mañana deje una libreta.

—¿Una libreta?

—Yo la encontré.—Soonyoung sonrió mientras sacaba la libreta de su mandil.—aquí está sana y salvo.

—Gracias.—el chico se miraba tranquilo al tener de nuevo su pequeña libreta.

Jihoon se sentía algo intimidado ante la mirada del chico más alto.

—¿Puedo saber el nombre de quien rescató mi libreta?—preguntó Jihoon.

—Pues creo que soy nadie.—ambos sonrieron.

Soonhoon StoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora