Death and another story

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- Sinceramente, Cornamenta. Explícame. ¿Por qué debemos hacer estos deberes? Pensé que toda la tortura en Hogwarts había terminado.

Era la cuarta vez que Sirius se quejaba ese día y sinceramente a Lily que estaba a su lado, comenzaba a causarle gracia que James fruncía el ceño algo fastidiado.

- Por una puñetera vez Canuto, haz la maldita tarea. Si usaras toda tu energía en eso en vez de preguntarme tonterías, llevaras ya medio pergamino - respondió acomodándose los lentes.

- Bah. La vida de casado te sienta muy mal, Potter. Muy, muy mal - gruñó y comenzo a escribir con rapidez, sin necesidad de ver los libros causando que James le diera una mirada a Lily que claramente decía te lo dije.

- ¿Por qué parecías ser un estudiante tan descuidado Canu? Realmente eres brillante. Que envidia, ni siquiera has tocado el libro - se quejó Lily acomodando su cabello en una coleta.

El ojigris sonrió de medio lado y le guiñó, James lo miraba divertido.

- Oh, eso si que es nuevo. La prefecta mas empollona de Hogwarts me tiene envidia. Pero tranquila señora Potter, siempre que necesite le puedo ayudar en sus deberes. Solo si hace de esa deliciosa tarta de calabaza - dijo dandole un pequeño codazo amistoso.

- Solo la hago porque te gusta, Sirius. No es la favorita de James - rodó sus ojos y volvió a escribir sobre su pergamino - y has ganado puntos porque al fin me llamas señora Potter y no Evans.

- Se complacer a mis chicas - guiñó y esta vez ella le dio una golpe en el brazo con el libro - ¡Auch! James, tu esposa me golpea.

- ¿Que quieres que haga? ¿Que la denuncie por maltrato a animales?

Lily comenzó a reír silenciosamente y luego dio un salto cuando Sirius comenzó a hacerle cosquillas y la tiraba en el piso para continuar su tortura. James solo miraba con una sonrisa mientras terminaba de leer un párrafo del libro Hechizos Avanzados de Nivel II. Desde que sus padres habían fallecido, encontrar consuelo en su nueva y recién inaugurada familia era lo que lo mantenía en pie. Remus pasaba casi todos los días a cenar y Peter llegaba los fines de semana luego de desocuparse con sus estudios para boticario y cuidar a su madre. Lo que mas le sorprendía era que Sirius y Lily se habían hecho cercanos, tanto que ella hacía su tarta favorita y Sirius se dedicaba a conjurar lirios que dejaba en lugares donde la pelirroja se sentaba a leer. Sabía que ambos tenían cosas en común, como el hecho de que miembros de su familia no los aceptaban como eran, de hecho, James se sorprendió cuando a Remus se le salió delante de él y Lily, el secreto que tenía guardado Sirius y porqué había llegado al momento justo para la boda. Pese a detestar a Petunia, sabía lo importante que era para Lily tenerla en un día tan importante, sobretodo después de verla llorar escondida en la habitación. Insistió hasta que no pudo mas y Remus dijo que de no ser porque no quería meterse en problemas ese día, Sirius habría usado la maldición Imperius para obligarla.

El ojimiel pidió a ambos que jamás revelaran el secreto de Sirius, así que Lily asintió y se dedicó a creer en que aquel joven mal portado, irónico, arrogante e impulsivo, era el hermano mayor que muchas veces necesitó y que silenciosamente quiso hacerle feliz por un día. Lily Evans, ahora Potter, se dedicó desde el primer día que aceptó salir con James a conocer a su mejor amigo, quien el castaño decía, era una cosa para todos los demás pero diferente cuando estabas en primer plano. Entendió que James no se equivocaba. Era arrogante, terriblemente mal educado cuando se lo proponía pero realmente elitista cuando quería impresionar irónicamente a alguien que no le caía demasiado bien. Aunque ni siquiera prestaba atención en clases y le molestaba que moviera su pluma de un lado al otro, en términos muggle, Sirius tenía déficit de atención. Le era demasiado sencillo memorizar cosas y cuando lo había hecho, necesitaba mantenerse en movimiento, hacer algo con sus manos, así que Lily en su cumpleaños número 19, le regaló un novedoso cubo de colores para armar. James notó la diferencia fácilmente aunque ahora, era como tener una mascota que siempre quería jugar con su paciencia. Sirius Black se sentaba en el sofá, en silencio con aquel cubo, lo observaba durante un par de minutos y comenzaba a armarlo rápidamente con movimientos ágiles. No tardaba mas de cinco minutos en resolverlo y James se dijo a sí mismo que seguro era una tontería fácil de resolver. Se equivocó.

Marauder's SupremacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora