Capítulo 68

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—En este momento no tengo algo grande, mi hermano nunca me ha hablado sobre sus debilidades, sin embargo, tengo libertades, hay pasadizos secretos, la próxima vez que lo visite elaboraré un mapa con las rutas y se lo enviaré. —Dijo la duquesa.

—Perfecto.

Luego de cerrar el trato con la duquesa salí de su casillo, puede decir lo que sea, pero sus ojos no pueden engañarme.

Claramente no había ninguna prueba que confirmara mi identidad como alguien superior a la Reina de la isla mágica, sin embargo, creyó rápidamente. Lo más probable es que ella planee ir al rey para delatarme y ampliar su favor, es una rata.

El camino del palacio hasta el ducado es de al menos 10 horas, no se irá de inmediato para no levantar sospechas, quizás vaya pasado mañana con la excusa de encontrarse con su esposo.

Me asomé por la ventana del carruaje y a la par estaba Lían montando en caballo.

—¿Su alteza necesita algo? —Preguntó.

—Vigila a la duquesa, si hace algo sospechoso arréstenla de inmediato.

—Entiendo.

Cerré la ventana para evitar el frío y me recosté para dormir durante el viaje.

Cuando regresé a la mansión era de mañana. Podría seguir somnolienta pero cuando entré me desperté totalmente con el ambiente tenso.

—¿Que ocurre? —Pregunté.

El mayordomo caminó hacia mí silenciosamente y me entregó dos cartas,

—¿Qué es esto? —Dije mientras abría una de ellas.

—No lo sé. —Habló Félix—. Llegaron hace unos minutos, el mensajero se fue en el momento que la señorita entró a la propiedad

—Ya veo. —Con la carta finalmente abierta empecé a leerla—. Adelaida ha huido de la cárcel. —Vi a Lían con enojo—. ¡¿No debían vigilarla?! ¿No se supone que esa cárcel es de alta seguridad?

Lían apretó sus cejas y se arrodilló inmediatamente. —Este general fue negligente, merezco ser castigado.

—¡Esa perra anda suelta, no hay tiempo para castigos, ve a buscarla lo más pronto posible!

—Entiendo. —Lían dio la vuelta para buscar su caballo.

Maldita sea, esta no es una buena señal...

Miré la segunda carta con mayor miedo y la abrí sin ninguna clase de educación. "El Marqués Martold fue encontrado con rastros de magia en su cuerpo, está de camino a ser encarcelado, le recomiendo huir".

Ambas cartas fueron reportadas por personas que me servían.

¿Mi padre fue capturado? Esperen... ¿Rastros de Magia?

Apreté ambas cartas en mis manos y caminé hacia la chimenea más cercana para quemar los papeles.

—¡Evan! ¿Dónde está Evan?

—Descansando en su habitación. —Respondió Rina.

Me di la vuelta y corrí hacia mi habitación abriendo las puertas de un golpe.

—¡Evan Lincen, hay algo que me ocultas!

—¿Señorita...?

Rina y un grupo de sirvientas estaban atrás de mí. Todas desconcentradas porque su señorita le reclamaba a un gato. Entonces me giré hacia ellas.

—El marqués está siendo incriminado, mientras el asunto se aclare tomaré el control del marquesado, no quiero escuchar ninguna clase de rumor sobre este acontecimiento afuera o si no, los presentes serán despedidos sin ninguna compensación, déjenme sola por un momento, todos los sirvientes reúnanse en el gran salón para hacer un anuncio.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora