La cacería de la bruja [¡Terminada!]

Capítulo 74

—Gracias. —Dijo el príncipe—. Me presentaré, soy Isac Heis, segundo príncipe de Tremida, como sabrán mi madre es una concubina, sin embargo, poseo mayores habilidades y logros que mi hermano, no importa lo que haga, no podré suceder el trono por mis orígenes.

—Me pareció oír sobre eso. —Dijo Elise.

—Oh, no había visto el vestido de la señorita, pero es extraño, no recuerdo que mi padre haya enviado ese.

—Lo elegí por mi cuenta, temo que el vestido que me envió me quedó muy ajustado, últimamente he ganado peso.

—Le informaré del inconveniente, realmente lo lamentamos.

—No hay problema, su majestad debe estar ocupado con muchas cosas, no lo molestemos con algo tan trivial.

—Entiendo, también veo que el duque está aquí.

—Vino a dejarme y ayudarme en algunas cosas, de igual forma, ya se iba. —me giré hacia Noah—. Gracias por quedarte más tiempo y entretener al príncipe por mí.

—Como una pareja, deben apoyarse. —Dijo el segundo príncipe cruzando los dedos de su mano.

—¿No sabe bien las intenciones de su padre? —Pregunté.

—Rompimos el compromiso. —Añadió Noah.

—Como era de esperar, primero la palabra del rey y luego sus sentimientos.

—Es parte de mi deber.  —Dijo Noah.

—Ya que todo está en orden, me iré

El príncipe se puso de pie listo para marcharse.

—Espera. —Lo detuve—. Tengo una inquietud que quiero compartirle al rey ¿Puede quedarse un momento y escucharme para luego decírselo por mí? Claro, no es que tomes a su alteza como un mensajero, pero sin duda es más seguro.

—Por supuesto. —Volvió a sentarse.

—Duque Claden, no hay necesidad que se quede, sé que tiene asuntos más urgentes que atender.

Noah vio a Elise con una expresión oscura y apretó sus puños.

—Si.

La silla sonó al ser arrastrada, Noah se levantó, hizo una reverencia y se fue dando pasos pesados que resonaban en la madera, cuando ya había una larga distancia, crucé mis piernas poniéndome cómoda mientras me servía té en mi propia taza. 

—Príncipe, parece que hay otros motivos para venir. Como sabe crecí en esta casa sin conocer mucho del exterior y las personas, por lo que no soy muy buena siguiendo estos juegos, seamos directos.

—Señorita Elise, la veo igual que siempre, no creo que haya cambiado el vestido porque no le quede. Esto es un acto de rebeldía.

—¿Y? —Dejé la tetera sobre la mesa.

—Hmnh, interesante, traigo una propuesta para alimentar su rebeldía, debe estar furiosa con el rey, después de todo, por él murió su padre.

—Así es. —Apreté mi ceño—. Si hay alguna sugerencia la escucharé.

—Estuve viendo sus guardias, se ven fuertes, la seguridad en la mansión es muy estricta, como se esperaba del ejército de la familia Martold.

—Mi padre trabajó en ello toda su vida.

—¿No es así? Sería una lástima ver como su ejército se desvanece lentamente, como una mujer eventualmente se quedará sin lo recursos para mantenerlos.

—¿Entonces el príncipe puede guiarme en qué hacer?

—¿Qué hay de prestarme su ejército para llevar a cabo un golpe de estado? Terminar con el rey y el príncipe heredero, subiré al trono y le devolveré la grandeza a su apellido. Le daré tiempo para pensarlo.