Especial: Vino

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El pequeño Noah de cinco años estaba en la habitación de su madre, sudando y con el cabello desordenado, al parecer se había escapado de sus clases de equitación otra vez.

La madre estaba en el tocador probándose unos aretes y por el rabillo del ojo ve a su hijo por el reflejo del espejo, se asustó un poco ya que no había descubierto su presencia, su hijo parecía un fantasma.

—Que sorpresa... ¿Que haces aquí? ¿No deberías estar en clases?

El obstinado Noah hizo un puchero y apartó la vista como si quisiera ignorar el tema.

—No quiero.

—Solo ve, no hagas las cosas difíciles a tu madre.

—El caballo no me gusta, ¡Muy pequeño! Padre tiene un caballo enorme, yo también quiero.

La madre no pudo evitar reírse un poco ante la tonta excusa.

—El caballo crecerá conforme tu crezcas... Ven aquí, descansa un momento y luego promete regresar a tus lecciones, no te delataré por el momento.

Noah asintió y sonrió pero rápidamente puso una expresión seria, quería actuar como un adulto siguiendo el ejemplo de su padre, sin embargo sus orejas rojas aún delataban su felicidad.

Obediente se acercó a su madre y subió a su regazo. La madre seguía preparándose entonces sacó un collar del joyero.

—¿Noah, sabes qué es esto? —Pregunta la madre.

—Es un collar.

La madre volvió a reír. —Lo es, pero no me refería a eso, este collar me lo dio tu padre.

—mnh, padre te ha dado muchos collares.

—Este es especial, él mismo lo diseñó y es muy hermoso, el mejor que tengo. Me lo dio cuando naciste, cuando muera sería una lástima que quede abandonado o que se entierre conmigo y nunca vuelva a ver la luz... Cuando te cases debes dárselo a tu esposa.

—Madre nunca morirá y yo no quiero una esposa, mejor deja de decir esas cosas sin sentido, pero eres una mujer y las mujeres dicen cosas sin sentido... Ah.

La duquesa lo golpeó en la cabeza y su expresión fue firme, estaba molesta.

—No tiene sentido que un niño le hable de esa forma a su madre, vuelves a decir eso y nunca más vengas a buscar refugio conmigo... ¿Dónde aprendiste eso?

Luego de pensarlo un tiempo respondió. —El entrenador de equitación... Si te enfada deberías despedirlo.

—Presta atención a mis palabras, escucharás a muchos hombres decir eso pero no debes de ser como ellos, tú eres el próximo duque Claden, si te rebajas a su nivel no parecerás mi hijo.

El niño volvió a pensar. —¿Entonces no lo despedíras?

—No, vuelve a tus clases, niño astuto... Pero yo soy más astuta.

Noah de doce años era un poco más diferente, a pesar de su corta edad era alguien mas maduro, si bien hace siete años se quejaba de su clases, ahora era más aplicado pero no del todo aplicado.

De hecho en ese momento estaba otra vez en la habitación de su madre huyendo de sus responsabilidades, la duquesa estaba acostumbrada y ahora lo notaba rápidamente.

—¿Las matemáticas son muy difíciles?

—No, son muy fáciles, tanto que aburren.

—Este arrogante hijo mío... —Suspira.

—¿Otra vez ese collar? —Pregunta cuando ve a su madre colocarse el collar.

—Así es, estoy de buen humor.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora