Capítulo 16

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Cuando el profesor salió me recosté a la pared, viendo a través de la ventana que el jardín que estaba siendo reconstruido por los empleados.

—Ah, ellos deben esforzarse mucho... Les ayudaré también.

Salí sonriendo, decidida a pasar un rato en el jardín, finalmente cuando llegué a mi destino me detuve cuando estaba cerca de un empleado y le toqué la espalda.

—Buen trabajo a todos. —Sonreí.

—Oh, señorita, muchas gracias. —Me devuelve la sonrisa—. ¿Qué hace aquí?

—Vine a ayudar, pero ahora que estoy aquí, puedo ver que no hay plantas sobrantes. —Dije sorprendida.

—Nos encargamos de eso, ya plantamos todo... No queríamos que usted se volviera a ensuciar.

—¡¿Eh?! Que rápido, muchas gracias... ¿Y qué están haciendo ahora?

—Estamos reparando la fuente, si la Diosa quiere, mañana podríamos empezar la construcción de la habitación.

—¿En serio? No encuentro palabras para agradecerles, les daré una buena recompensa al terminar todo.

—Permitirnos cuidar también del jardín que su madre atesoraba, es todo un honor para nosotros, usted me recuerda mucho a ella.

—Si que era una buena mujer... ¿Hay algo que pueda hacer?

—No, la construcción es un trabajo para hombres.

Lo ignoré y le arrebaté el saco de cemento, pude soportar el peso gracias a mi magia.

—Déjeme hacer eso. —Dijo preocupado.

—No me subestimes por ser mujer. —Dije mientras caminaba lentamente un poco encorvada fingiendo que se me dificultaba el peso y así no levantar sospechas—. Soy la hija de un marqués honorable, mi padre puede hacer muchas cosas y yo debo esforzarme en demostrar que merezco ser llamada su hija.

—Pero señorita...

—¡Déjala!

Volteé para ver quien había detenido al obrero. Era mi padre quien me observaba con una mirada profunda y de brazos cruzados.

—Esto no es nada para un Martold.

—Padre... —Me sentí feliz, era como si me diera una oportunidad para reconocerme como su hija.

Por un segundo mi padre dejó de verme con frialdad. Continúe haciéndome pasar por la chica normal que le costaba cargar un saco, hasta llegar a la reconstrucción de la fuente. Los otros trabajadores me miraban asombrados y corrieron para ayudarme.

—Bien, aquí está. —Dejo el saco en el suelo.

—¿Está bien señorita Elise? —Preguntaron los trabajadores.

—Ah si, sólo quería ayudar un poco...

—¿Le duelen los brazos? Debería descansar, vaya a relajarse.

Mi padre se acercó a mí y por unos segundos ladeó una sonrisa.

—¿Lo viste padre? ¡Pude hacerlo! —Dije emocionada.

—Obviamente lo vi, no estoy ciego, supongo que está bien, pero no vuelvas a hacer eso otra vez... Debo agregarte más lecciones de etiqueta. —Dijo dándose la vuelta.

—¡No, espera! —Corregí mi postura—. Padre, le pido disculpas por no ser una hija perfecta, me esforzaré para cumplir tus expectativas, y acerca de las lecciones de etiqueta, no hará falta tener tantas, para ser una buena señorita debería saber cosas como administración, política y otros conocimientos para serle de gran ayuda a mi esposo y no sólo ser una carga ¿No cree que será mejor?

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora