Capítulo 22

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Keneth guardó las cosas de nuevo en la alforja y cuando se dio la vuelta vio a Elise desmallada en el suelo.

—¿Elise? —Dijo acercándose a ella.

—¡¿Elise?! —La llamó nuevamente corriendo hacia ella. —No me hagas bromas.

Keneth se sorprendió al darse cuenta de que Elise estaba pálida cuando hace unos minutos se encontraba bien. Le tocó la frente y tenía una temperatura normal.

—¿Puedes escucharme Elise? —Dijo nervioso—. Contéstame.

Sin saber que hacer la cargó entre sus brazos y subieron a un caballo, cabalgó velozmente hacia el pueblo en busca de un médico.

Iban sobre el caballo de Keneth, pero detrás de ellos iba el caballo de Elise.

La mente de Keneth estaba llena de preguntas. —¿Qué le diré al Marqués? ¿Debí haberla entregado en lugar de esconderla? ¿Por qué está así de repente si hace un momento estaba perfectamente? —. La preocupación invadía su cuerpo de pies a cabeza, él sabía que Elise tenía un cuerpo débil y en la casa Martold hay un médico excelente, probablemente tratar de cuidarla él mismo fue una mala decisión.

Keneth no es alguien que suele preocuparse mucho, ha llevado compañeros heridos, pero todo era distinto con Elise, estaba tan desesperado por salvarla como que si el mundo dependiera de ella.

Él hasta en ese momento confirmó lo que más temía, estar enamorado de Elise, ahora que lo reconoce pasará todas sus noches sufriendo al saber que nunca podrá estar con ella, sus sentimientos no son muy fuertes entonces tendrá que corregirlos antes de que sea demasiado tarde, de todas formas, pasar toda su vida sirviéndole será suficiente, así que ella debe sobrevivir.

El clima sin duda no estaba de su lado, estaba empezando a ponerse nublado, pero ya el pueblo estaba más cerca.

Cuando finalmente llego a la clínica del viejo médico bajó del caballo cuidadosamente sosteniendo a Elise y golpeó la puerta.

—¿Keneth, esa chica otra vez? —Dijo el señor.

—Ayúdenos por favor. —Pidió llorando—. Está muy mal, temo que le pase algo grave.

—Entra, déjala sobre la cama y la examinaré.

Keneth entró y dejó a Elise sobre la cama tal como le indicó el médico.

El medico se tomó su tiempo.

—¿Que tiene? —Preguntó Keneth.

—Primero quiero que me digas todo lo que sabes de ella con confianza, no te saltes ningún detalle, y si hay algún secreto me quedaré callado.

—Es la única hija del marqués Martold, tiene un cuerpo débil y calló de un caballo hace unos días, pero se recuperó rápidamente entonces fuimos a la cabaña abandonada que está en las montañas, la dejé un momento y cuando volvió estaba mal.

—¿No sabes nada más de ella?

—No.

El médico descubrió que no tenía ningún problema físico, ninguna enfermedad, pero sospechaba que el problema se relacionara con magia, por lo tanto, puede que la chica sea una bruja, hechicera o maga, pero al parecer la chica lo mantiene en secreto entonces debería inventar una excusa.

—Bien, te pregunté estas cosas porque quería asegurarme de algo, ella tiene una nueva enfermedad muy rara, yo no puedo tratar esto, pero mi nieto si, es un joven talentoso pronto estará aquí.

Se escucha a alguien abriendo la puerta.

—¡Abuelo, ya llegué!

—¡Ven aquí! —Lo llamó el abuelo.

El chico entra a la habitación donde está Elise.

—¿Qué sucede? —Preguntó el chico.

—Tenemos un caso especial. —Dijo el abuelo.

Keneth tomó de las manos al chico.

—Ayúdame. —Suplicó Keneth.

—Soy Elian Norden, no te preocupes, puedes dejarla en mis manos... Pero les pediré que me dejen a solas con la paciente, luego saldré y les diré los resultados, será rápido.

—S-si, entonces confiaré en ti.

Keneth y el abuelo salen de la habitación.

Elian se quita el parche del ojo derecho dejando a la vista sus dos ojos que son de colores diferentes, el izquierdo de azul y el derecho de rojo. Ata su cabello morado y se acerca a Elise.

—Ah, ella es la chica que ayudó a Ben. —Sonrió—. La magia de curación la debilitó seguramente.

Elian toma la mano de Elise y cierra sus ojos.

—Como esperaba, sobrepasó el uso de magia. —Saca una línea semitransparente con un tono morado oscuro de la palma de la mano de Elise. —Increíble, esta chica dos sellos, pero aun así es capaz de usar magia... No, hay rastro de un tercer y cuarto sello que fueron rotos, probablemente se encuentra así por el sello que se acaba de romper.

El cuerpo de Elise se encontraba rodeado de círculos mágicos verdes brillantes, de cada círculo salía un lazo conectado a las extremidades de la chica, era para dominar más fácil la magia.

Cuidadosamente, Elian extrajo los restos de los sellos y luego de 20 minutos terminó. Elian vuelve a ponerse el parche en su ojo rojo y sale de la habitación.

Keneth se levanta en cuanto lo ve y se acerca.

—¿Qué pasó con Elise? —Preguntó Keneth nervioso.

—Está estable, fue un poco complicado, pero todo fue un éxito... ¿De casualidad ella tiene alguna mascota? — Dijo Elian quitándose los guantes.

—Una vez leí una carta que le dieron que decía que estaban cuidando bien de un gato... Entonces creo que tiene un gato.

—Perfecto, entonces deja que pase con su mascota, es terapéutico, así se sentirá más animada.

—Ella tiene a su mascota en la casa de su padre pero se está quedando conmigo...

—¿Es tu novia? —Preguntó fríamente.

—¡¿Q-qué?! No, no lo somos. —Respondió sonrojado.

—He visto el retrato de la chica en las calles, la hija del marqués Martold está desaparecida, al parecer tú la ayudaste a esconderse, pero dejarla aquí no le hará ningún bien. —Comentó Elian—. Si yo fuera tú, la hubiera llevado con su padre desde el comienzo.

—Ella no quiere volver, me odiará si la llevo de regreso.

—A juzgar de tu comportamiento asumiré que te gusta la señorita, así que escucha, debes priorizar su salud, ella se sentirá mejor si vuelve a su hogar.

—¡¿Qué sabes de ella?! ¡Nada! Entonces no me digas que hacer... Iré a hacer algo entonces la dejaré a tu cuidado un momento...

Keneth salió del lugar y subió a su caballo pensando en que si lo que estaba a punto de hacer iba a ser lo correcto.

Keneth fue a la casa del general superior a él. Golpeó la puerta hasta que luego de unos minutos le abrieron.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta el general.

—Lamento interrumpir su día libre, pero acabo de encontrar el paradero de la señorita Elise Martold. —Responde Keneth.

—¿Es serio? ¡Dime en donde está!

—En la clínica del viejo Norden, la encontré desmallada en una montaña y la llevé donde un médico inmediatamente, el joven que la atendió dijo que ya estaba estable.

—Buen trabajo, vuelve a tu casa y descansa, mandaré un carruaje para llevar a la señorita de regreso, será escoltada por seis caballeros.

—Entonces me retiro mi señor. —Hace una reverencia.

Tal como dijo el general, pronto llegaron seis caballeros a la clínica y preguntaron por la señorita Martold.

El viaje del pueblo a la mansión fue seguro, al llegar uno de ellos llevó a Elise a su habitación y otro fue a hablar con el marqués.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora