Capítulo 33

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Luego de enterarme de lo que le pasó a mi padre corrí hacia mi guarida.

Si a papá le sucede algo tendría más que lo suficiente para irme, pero algo de mí no quiere dejar que él muera, no es mi padre, solamente es el padre del cuerpo que poseo, no es que lo ame o le tenga cariño, es sólo que no le daré a Adelaida lo que desea.

No la dejaré quedarse con lo que mi familia ha trabajado por años, con lo que me pertenece, ni me iré tan fácil, debe haber algún hechizo.

Abrí el libro.

—¿Ahora qué? —Pregunta Evan.

—Mi padre tuvo un infarto, no encuentro nada que me ayude, ni hechizos o pociones.

—Tu madre no era muy buena en la magia de sanación, no creo que haya escrito algo ahí.

—Encontré algo, pero no estoy muy segura... Dice hechizo al corazón, es lo único que me queda.

Tomé el libro y regresé rápidamente donde mi padre. ¿Por qué este lugar es tan grande? Me duelen los pies de correr de un lado a otro.

Cuando iba a entrar, el doctor sale junto a sus ayudantes.

—Hicimos lo que pudimos, no reacciona a los medicamentos, creo que le quedan unos cuantos minutos.

—¡¿Qué?! Engonces... iré a verlo en sus últimos momentos, a solas.

Entré a la habitación, cerré la puerta y le puse seguro, papá estaba pálido, a un paso de la muerte.

Adelaida, Rina, Félix, El doctor y otros golpeaban la puerta para que los dejara entrar.

Abrí el libro y tomé su mano para trasferir un poco de magia para que el hechizo hiciera mayor efecto.

—Corazón con angustias,
corazón con males,
te pido un deseo,
Late de nuevo,
Oh gran río que fluye y da vida,
Concédeme el deseo,
Hazlo como nuevo,
Oh gran Diosa de la mañana,
Restaura su ser,
Restaura su corazón.

Mientras decía el hechizo, la habitación se tornó oscura y salían pequeñas partículas de mi mano las cuales llenaban la habitación.

Me sentí débil, algo mareada, tomé el libro y fui a abrir la puerta, Adelaida estaba llorando, se lanzó a la cama de mi padre.

Perdí el equilibrio, Félix me sostuvo para que no cayera.

—¿Se encuentra bien señorita? —Preguntó Félix preocupadamente.

—No, no lo estoy... Llama a Elian...

—Lo mandamos a llamar desde que él marqués cayó, debe venir en camino, la llevaré a su habitación.

—No, estaré aquí hasta que mi padre despierte.

Corregí mi postura.

—Señorita Elise... —Dijo Félix—. Puede que el marqués no despierte.

—Lo hará, mi padre no se dará por vencido tan fácilmente, tengamos fe.

Luego de cinco minutos uno de los asistentes del doctor nos informó que el marqués abrió los ojos.

Corrí hacia mi padre y tomé su mano, él también se veía débil.

—¿Elise? —Dijo en cuanto me vio.

—¡Papá, soy yo! ¿Cómo te sientes?

Por primera vez sonrió levemente hacia mí sin que se sintiera frío... Puede que esté alucinando.

—Quiero descansar, deberías descansar también...

Mi padre hizo una señal con su mano hacia Félix y este se acerca a nosotros.

Me alejé, vi como el marqués le susurraba algo al mayordomo.

—Marquesa Adelaida... ¿Me podría acompañar? —Dijo Félix.

Adelaida dio la vuelta y corrió rápidamente.

Chasquee los dedos y Adelaida se resbaló, Félix la detuvo y unos guardias la atraparon.

—¡¿Qué me hacen?! ¡Aléjense de mí! —Gritó la pelirroja.

—El marqués ordenó encerrarla en una habitación mientras vienen unos caballeros a llevarla a prisión.

—¡¿Qué?!

—Intento de homicidio e infidelidad. En el tribunal se discutirá el divorcio y su condena por intentar envenenar al marqués Martold.

Que giro de historia tan drástico, cuando pensé que no había cambiado nada logré evitar la muerte de mi padre y logré que se separara de Adelaida.

Elian llegó a la habitación y lo primero que hizo fue acercarse a mi padre para revisarlo.

—Me parece una falta de respeto. —Dijo el doctor que había llegado primero—. Es un joven que aún depende de su abuelo, siempre me hice cargo de la familia Martold, resulta que este joven se hizo cargo de la señorita Elise pero no puedo permitir que también vea por el marqués, quedaré sin trabajo.

Elian lo ignoró y siguió con lo que hacía.

—Elise... Digo, señorita Elise, vaya a descansar, la veré luego. —Dijo Elian.

—¡¿Me estás ignorando?! —Dijo el otro doctor algo irritado—. ¡Escúchame novato! El marqués casi muere y logré salvarlo.

Elian me ve y se fija en el libro que sostengo, sonrió levemente, no, es como si tratara de evitar reír.

Me avergoncé y miré a otra dirección.

—Buen trabajo entonces. —Dijo Elian—. No pretendo quitarle el empleo, con la señorita Elise basta, ayudo a mi abuelo en la clínica del pueblo y gano experiencia, espero ser como usted muy pronto.

Oh, Elian es modesto, debería aprender de él...

Le pedí a una sirvienta que me ayudara a ir a mi habitación, sentía que podía caer, me advirtieron que la magia de sanación era pesada, pero valió la pena.

Luego de unos minutos Elian entró a mi habitación, y como lo había dicho anteriormente, tomó de mi mano y revisó el nivel mágico dentro de mí.

—¿Estás bien? —Preguntó Elian.

—Tú debes responder eso... Siento que mi alma se escapará en cualquier momento.

—Iba a darte un sermón del porqué no hay que abusar de tu magia hasta que vi que fue por ayudar a tu padre, ¿No es así?

—Me atrapaste...

—Lo hiciste bien, si hubieras fallado tu padre habría muerto, la verdad el doctor que tienen aquí no es la gran cosa.

—Es verdad, eres joven pero más hábil, por eso confío en ti y dejo mi cuerpo en tus manos. —Sonreí.

—¿Q-que dices? —Se sonrojó—. No es algo que una dama deba decir...

Tiene una parte tierna, lo molestaré.

—Siempre te aseguras de cerrar la puerta para que nadie vea, tomas mi mano y examinas mi cuerpo...

—¡Ya basta! —Dijo estando totalmente rojo—. Estás débil, pero sigues molestando, si no fuera porque tu padre me paga bien no vendría.

—¿Me abandonarías? Ambos tenemos magia, confío en ti, me has decepcionado.

—¿Confías en mí?

—Lo hago, no se ha divulgado la información de que la hija del marqués es una bruja, entonces confío en ti.

—Me alagas...

—Una duda, ayer tomé vino en la fiesta, me embriagué, pensé que iba a tener un súper metabolismo, pero no fue así.

—¿Qué sentido tiene una larga vida si no disfrutas el alcohol? Ningún hechizo es perfecto, todos tienen un punto débil, lo bueno es que descubriste el punto débil de tu hechizo.

—Tú sabes más de las brujas que yo siendo una.

—Debes dormir, dejaré una receta en la cocina, una infusión de hiervas, será medicinal.

—Gracias.

Pronto estaría dormida, tuve otro sueño.

Estaba dentro de una pequeña celda, es el punto en donde Elise está dentro del calabozo por matar a Marion.

Elise estaba llorando en el suelo, la cama estaba llena de sangre, se podía ver un bulto, ah... Aquí fue cuando debido a los golpes que le daban perdió a su hijo.

—Malditos desgraciados, mi bebé... La única razón para seguir viviendo se fue... Y mi Noah no hizo nada para evitarlo... Todos merecen morir, no mi hijo...

La pared explotó.

—¿E-eso lo hice yo?... ¿Tengo magia?

Me puse de pie y tomé los restos del feto, quedaré traumada por esto, Elise corrió aprovechando la situación, los guardias empezaron a venir por ella, pero unas flechas mágicas los golpeó a todos.

Cuando finalmente, Elise salió del lugar, se adentró al bosque, cavó un hueco en la nieve y enterró al pequeño feto, lloró ahí durante media hora.

Lo malo de este tipo de sueño es que no puedo saber lo que piensa, aunque en el libro se narraban sus pensamientos.

Elise fue rumbo a la ciudad, iba en búsqueda de su esposo, Noah Claden, hacía frío, empezó a nevar, ya que era el norte, era muy común este tipo de clima, Elise no tenía nada para cubrirse, sólo llevaba puesto un vestido sencillo, rasgado y lleno de sangre.

Elise vio su reflejo en un riachuelo, al ver su cabello demasiado largo, maltratado, sucio y totalmente descuidado, se rapa la cabeza con magia.

Pronto, se dio la orden de buscar a la antigua duquesa Claden, Elise Martold, la cual había escapado por poseer magia, el precio de la cabeza eran 100 monedas de oro.

Durante 3 días Elise no comió, sólo caminaba rumbo a la ciudad, iba por la plaza, un guardia la persiguió, y corrió con todas sus fuerzas, pero era un camino sin salida, Keneth la atrapó.

—La suerte está de mi lado. —Dijo Keneth sonriendo mientras tomaba su espada—. Tengo la oportunidad de atrapar a otra maldita y asquerosa bruja, tu cara está por todas partes, venir a una plaza llena de gente no fue tu mejor opción.

Estoy completamente de acuerdo con Keneth, ahora sé las locuras que comete una bruja enamorada, eso de que pierden su cordura no es un mito...

—Oh eres tú. —Elise hace una pequeña reverencia—. Es el duque Moneti, el perro faldero de su majestad, el joven soldado que de la noche a la mañana tiene un gran poder sólo por salvar la vida del príncipe heredero y ganar la batalla, sin duda soy yo la que tiene suerte. —Caminó lentamente hacia atrás—. No permitiré que alguien cuya sangre es de plebeyos me toque, mancharía mi dignidad.... Amenos que seas el que me lleve a ver a mi Noah.

Jejeje... Perdón Elise... No creo que volverme amiga de él te agrade...

—Perdóneme lady Martold...

—Claden, llámame duquesa Claden.

—Ustedes se divorciaron, es más, el duque volvió a casarse con una bella dama, ellos tendrán un hijo, ayer se dio la noticia de que la duquesa Claden estaba embarazada.

Elise, furiosa creó una esfera mágica que explotan al contacto con ellas y las mando a dirección del general, él cortó cada una de las esferas.

—Espada que repela la magia... —Dijo Keneth riendo fuertemente.

Elise había puesto gran cantidad de magia, hacía su mayor esfuerzo en seguir de pie y no exagero, tiene menos de una semana usando magia, ha soportado frío, no ha comido adecuadamente, no fue muy inteligente de su parte lanzar un gran hechizo, ahora está de pie pero puede desmallarse.

Antes de que Elise pudiera escapar o atacar, Keneth la golpeó en el estómago y todo se puso negro.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora