Capítulo 76

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El día llegó.

El ataque comienza.

Todo con calma, pero alguien cobrará su venganza.

Todos están en contra de los magos, el pánico entre los nobles incrementó a niveles sorprendentes ¿Quién era el rey y por qué no podía controlar la situación actual? Todos accedieron, era hora de iniciar un cambio.

Apostar el futuro de Tremida en las manos del tercer príncipe, un joven con ideas innovadoras que lograría acabar con la plaga mágica.

El rey actual no hacía nada, solo confiaba en los consejos del mago a su derecha, si, el mago era el que reinaba todo este tiempo... ¿Cómo derrotarían a los magos si el rey de este reino era uno de ellos?

Líderes de ejércitos y los millonarios lo apoyaban, en ese momento el rey tenía un apoyo insignificante solo que aún no lo sabía.

Mírenlo, ¡Gran líder! ¡Gran tonto! ¿Disfrutas de tu cena pagada con los impuestos del pueblo? ¿Ya sabes lo que te esperas y disfrutas de tu último gran banquete o es únicamente una comida rutinaria? 

Su majestad levantó el tenedor con un gran filete que aún goteaba sangre, pero que agradable aroma. El mago detrás de él lo observaba y sonreía, esa maldita sonrisa que presenció miles de tragedias. Decenas de sirvientas al rededor en silencio, pobre la que respirara profundamente, tan inanimadas como estatuas de porcelana.

¿Ya saben que pasó?

El palacio se llenó de soldados enmascarados, los pocos que quedaban del lado del rey arriesgaron sus vidas y se enfrentaron a la multitud.

—¡Su majestad, se está llevando a cabo una traición! —Gritó un soldado mientras abría la puerta del gran salón.

El rey tiró su tenedor al piso con la carne en ella, no probó un solo bocado, que la Diosa perdone la comida desperdiciada.

Félix, el mago, se apresuró a crear un escudo de protección en la habitación y movió un recuadro que conducía a un pasaje de salida.

—Su majestad, debemos darnos prisa.

Las sirvientas gritaban de miedo y Félix pensó en algo en algo, no podrían dejar a las damas indefensas en ese lugar.

—Ustedes también, vamos. —

Llevar carne de cañón era apropiado.

Por otro lado, el tercer príncipe veía todo el conflicto desde atrás, en un lugar seguro, segundo ingenuo, no cantes victoria aún.

Elise estaba con el uniforme de los soldados enmascarados enemigos, no era nada habilidosa con la espada, pero llevaba un arco.

Había cuerpos por todas partes, pero no era momento de preocuparse, tenía un objetivo en la mente. Sin embargo, Elise fue detenida mientras avanzaba, un hombre vestido de civil tomó su pierna en un intento de ayuda, viéndolo detenidamente no era un hombre cualquiera, parecía el joven amo de una casa importante, como si ya lo hubiese visto pero no recordaba su rostro.

—A-ayúdame... te lo suplico, mi prometida... Ella, ayúdala.

Elise lo miró con pesar, pero no podía hacer nada, no podía decir nada, sólo vio al hombre y lo escuchó decir sus últimas palabras, siguió adelante, no sabía de quién estaba hablando, pero sin duda era el final de un par de enamorados.

Estratégicamente, Elise fue a la oficina del rey, levantó un dedo e invocó un mapa con los atajos del palacio. Pronto todas las posibles salidas estaban rodeadas de sus hombres.

Cuando el rey y el mago llegaron al otro extremo con la esperanza de huir, vieron a los soldados de Elise y dieron la vuelta para buscar otro camino, pero resultaron bloqueados.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora