Capítulo 91

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Empacaron mis trajes más cálidos y mis mejores abrigos, también regalos costosos hacia la familia real del reino Descileo  y obviamente a Noah, no lo pude ver en estos años, pero sus cartas me hacían sentir como si realmente hubiera estado conmigo. Pero verlo en persona nunca está de más.

Fue un viaje en carruaje de cuatro semanas, pudimos crear un portal, pero en un reino donde la magia es un tema complicado es mejor no utilizarla ya que podría ser una falta de respeto, además me gusta observar el paisaje y ver los lugares donde nos quedamos, así pasaba más tiempo con la gente. Me acompañaban unos guardias y el primer ministro.

Luego del encarcelamiento de Cecilia se hicieron pruebas en todo el imperio, una competencia en la cual se tomó en cuenta la sabiduría, y empatía como base fundamental de mi gobierno. Se dejó de lado la fuerza y magia, para eso hay otros cargos. El ganador nació en la capital de Tremida y en su juventud pasó a ser conde. Su condado estaba muy cerca del marquesado Martold, hablo de Felipe Bonnet, hermano de Marion Bonnet. Cuando ganó hubo una pelea interna, la mía contra la otra Elise. Me reuní con Felipe unas cuantas veces antes de nombrarlo, sus respuestas me asombraron ya que compartía el mismo ideal que yo y tras convencer a Elise, lo nombramos.

Blanco, peli negro, alto, ojos café muy claros y un porte reservado, antes era muy sonriente, pero cambió desde que su esposa murió el año pasado por cáncer de pulmón.

También me acompañaba Elian, en el norte no hay médicos mágicos entonces si surge una complicación no sabría qué hacer.

Cuando llegamos al palacio y salí del carruaje sentí un golpe de frío, el carruaje tenía un hechizo de calefacción y afuera aún con un abrigo me sentía en un congelador.

—Entremos rápido, adentro debe estar caliente. —Dijo Elian.

—Tienes razón.

Quise entrar al castillo rápidamente, en la entrada, el primer ministro nos daba la bienvenida y nos guio hacia un salón en el cual habían preparado algo para nosotros.

El salón era cálido y reconfortante, se encontraba el rey, el príncipe heredero riendo con un show de bufones y a su lado estaba Noah un poco serio. Mi corazón se aceleró en cuanto lo vi, cuando hicimos contacto visual se rio un poco. ¿Se burló de mí? Inspeccioné mi atuendo y no había nada fuera de lugar... Que decepción verlo.

—¡Atención! La emperatriz Elise Atendis Martold acaba de llegar. —Gritó un sirviente.

El rey se puso de pie e hizo una leve reverencia tal como yo lo hice también y me acerqué a ellos.

—Un placer encontrarnos esta tarde. —Hablé—. Espero convencerlo de anexarse a nuestro imperio.

—Por supuesto, el embajador Noah nos ha dado plena confianza y observo sus acciones sabías que han hecho prosperar el imperio, sin duda sería de gran beneficio para nosotros.

—Me alegra saber que está complacido con todo lo que ha podido apreciar. —Dijo el ministro.

Noah se acercó a mí con la cabeza baja. —Mi emperatriz, ha pasado un largo tiempo desde que no veo su rostro, estoy feliz porque pudo llegar sin complicaciones.

—Así es, ahora celebremos un rato.

Me quedé con ellos observando el espectáculo y comiendo del banquete, pero cuando se hizo tarde me guiaron a una habitación.

Quise dormir, pero no puede hacerlo, Noah se veía diferente, claramente se ve más atractivo y la edad lo ayuda, pero en cuanto a su actitud... Siento que algo anda mal.

Decidí dejar de pensar tanto y darle una oportunidad al sueño, pero vi una sombra en la ventana del balcón, invoqué un arma y apunté hacia esa dirección mientras me acercaba con cuidado.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora