La cacería de la bruja [¡Terminada!]

Capítulo 51

Luego de todo lo que pasó hoy me sentí cansada, realmente no quería volver a cabalgar hasta la mansión, pero no me atrevería pedirle a Keneth que me llevara entonces subí a mi yegua y cabalgamos en silencio. Los caballos estaban algo cansados entonces en lugar de correr rápidamente fuimos lento, incluso nos detuvimos cerca de un río para que los caballos bebieran.

—¿Me odias por tener magia? —Pregunté.

—Siendo sincero ya lo sospechaba, el día en que te intenté matar me prometí que si en realidad eras tú y sobrevivías no me importaría... Sólo estoy decepcionado porque te pregunté anteriormente y lo negaste, me mentiste.

—Temía que te alejaras de mí o que en el peor de los casos te diera asco.

—¿No te dije que te amaba? ¿Tan poco crees que vale mi palabra? Por ti estoy dispuesto a amar a una bruja.

—Perdón, debí decirlo antes.

Luego de unos minutos que se sintieron como días, llegamos a la mansión.

—Ya que has llegado, me iré a mi casa. —Dice Keneth.

—Oh... Claro... ¿No deberías quedarte? Los nobles se tranquilizan si ven una cara popular protegiéndolos.

—No creo que haya necesidad de protegerlos, creo que tienes una gran influencia sobre ellos.

—¿Ellos?

—Los que tienen magia ¿No es así?

—Soy heredera al trono de Artinia y la última sobreviviente de la familia Arendis, puede decirse que tengo influencia...

Keneth no se movió ni habló por dos minutos como si estuviera tratando de procesar lo que estaba pasando y digiriendo la información.

—Sin duda debería matarte... Me iré, ahora sé que tu casa es el lugar más seguro del mundo, no creo que tus propios hombres te ataquen.

Keneth se fue en su caballo, me sentía incómoda, de repente siento que alguien me tocó el hombro, me sobresalté y por instinto me di la vuelta, y golpeé el estómago de la otra persona, no esperé que esa persona saliera volando por el golpe y mucho menos que esa persona fuese Noah.

—¿Qué haces aquí? —Pregunté.

—Eso debería preguntar yo. —Dijo escupiendo un poco de sangre.

—¿Estás bien? —Me preocupé y me acerqué para ayudarlo a levantarse.

—¿Tú que crees? estoy de maravilla... Mientras tu padre y yo estábamos preocupados por saber en dónde estabas, tú fuiste a dar una cabalgata nocturna con tu amante.

Supongo que así se vio...

—¿Amante? ¿Keneth?

—¿Quién si no? Eres tan infiel.

—No mantengo ningún amorío.

—Está enamorado de ti, sé reconocer a la competencia.

—¿Competencia de qué? Deja tus ridiculeces, nosotros estábamos en el territorio Dastel, quería evitar un derramamiento de sangre innecesario, apareció Keneth entonces regresamos juntos.

—Hay derramamiento de sangre en todos los lugares ¿Por qué salvar el territorio Dastel? No... Ya sabías que tu amante iría allí, sólo no querías que la sangre de él se derramara...

(...)

—Es que...

—Mientras muchos arriesgan sus vidas para tener un mejor futuro tú sólo te preocupas por ese hombre ¿No entiendes que la revolución debe ser más importante que tus relaciones personales?