Capítulo 4

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Pasaron las horas y seguía oculta en el almacén.

Pensaba en mis dos vidas, según el libro, Elise activa sus poderes en la cárcel cuando pierde a su hijo, pero al no tener una guía los activa por enojo —Cuando se tiene que hacer con tranquilidad—. Y al estar enojada y triste obliga su magia a salir y al hacerlo no la puede controlar muy bien entonces no tengo ni idea de cómo será la prueba.

Mientras más pasaba el tiempo iba sintiendo neblina a mi alrededor, de repente aparecí en una de las habitaciones prohibidas de la mansión, una habitación larga que está llena de cuadros costosos y en el piso sólo hay una alfombra roja extendida hasta el final flotando sobre un vacío infinito. Los cuadros ilustraban diferentes momentos de mi vida como Elise, caminé sin parar hasta llegar al final. Tenía una pared negra y violeta de frente, la toqué y tenía una textura gelatinosa y viscosa. La pared se empezó a derretir como helado, pero detrás de ella había una pared blanca sólida, la capa gelatinosa se convirtió en un charco pegajoso tal como el petróleo, me alejé de ella, pero empezó a levantarse... La gelatina tomó una forma abstracta, un monstruo con cinco ojos de distintos tamaños, una sonrisa enorme con dientes grandes en forma de triángulos, la bestia tomó un color degradado pues la cabeza era morada y así hasta llegar a los pies negros.

El libro decía acerca de los de dos colores, pero no lo explicaba... Ambos colores del monstruo eran de dificultad máxima, justamente me tocó el tema el cual mi madre no manejaba... Nunca había sentido tanto miedo, pero debo tranquilizarme, esa cosa es mi magia, soy yo y eso es parte de mí.

—¿Eres mi magia no es así? —Pregunté.

El monstruo asintió mientras sonreía.

—¿Deberíamos jugar, no crees? —Dijo con una voz tenebrosa.

—Por supuesto... A eso he venido.

—¿Qué planas hacer si ganas? —Preguntó el monstruo.

—Cambiar mi destino y ser una bruja que nadie pueda frenar. —Respondí con seguridad.

—Bien... Si es así juguemos a las escondidas ¿Fácil no?

—...

El monstro se derritió y se evaporó, estaba confundida pero no me dio tiempo de pensar ya que la alfombra empezó a caerse así que corrí hacia la salida, pero al no ser muy rápida caí.

Apreté los ojos ¿Iba a morir?

Sentí el golpe entre el piso y mi espalda, pero no fue tan doloroso, me puse de pie y miré a mi alrededor.

—¿Dónde estoy? —Me pregunté a mí misma.

Era una especie de laberinto.

—¡Ayuda! —Escuché a una mujer gritar desesperadamente—. ¡Mi hija!

Corrí persiguiendo la voz y encontré a la mujer llorando sobre una niña, la pequeña estaba cubierta con una manta negra y al acercarme noté algo que casi me hace vomitar, la nena de aparentemente cinco años estaba muerta, su apariencia y olor coincidían con un avanzado estado de putrefacción.

—¡Señorita, ayúdeme!... Hace días que la envenenaron ¡¿Conoce alguna medicina?!

—L-lo s-siento... Está muerta...

Sin saber qué hacer y el terror combinado retrocedí lentamente y la madre soltó a su hija por un momento para tomar mi pie, pero salté y la evité, sin pensarlo dos veces corrí con todas mis fuerzas al azar para alejarme.

¿Qué clase de juego es este? Debo apresurarme a encontrar aquella cosa de dos colores.

—¿Melanie... Eres tú? —Escuché como una voz familiar decía a mis espaldas.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora