Capítulo 109

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—Así es.

—¿Por qué no dejarme en paz si buscamos lo mismo para el imperio?

—Una vez que usted restaure el viejo imperio, la Diosa regresará y yo moriré, la mayoría de los creyentes me aman, y si yo muero, todo el imperio estará triste, por eso evitar mi muerte será lo mejor para el imperio.

—No me hagas reír. Has matado a mi padre, Chaimae, me has atormentado, te unes con el enemigo... ¿Pero todo eso fue sólo para salvarte? ¡NO ME HAGAS REÍR!

—¿Por qué no me permites hablar con la Elise que sí es emperatriz? Debes ser la persona dentro del collar si no me equivoco. ¿Cómo está ella al enterarse de algo tan pequeño como esto? ¿Ya se puso a llorar? Alguien que no es capaz de administrar sus emociones, nunca lo será de un imperio.

—Es una persona que siente, si contiene sus sentimientos siempre, y no se libera de las emociones negativas, no tendrá la capacidad para seguir adelante. Admiro mucho a tu Elise y he aprendido mucho de ella, he aprendido que alguien puede levantarse luego del sufrimiento. Y tú no mereces verla, el cuerpo es mío, a quien desprecias por sólo haber nacido es a mí. ¿Qué más has hecho? Ya que estás tan sincera.

—Maté a mi maestro el antiguo sacerdote, además mientras estabas de vacaciones saludando al rey, todas las personas que viven en la antigua mansión de tu padre, incluso a ese mayordomo que mirabas como figura paterna murieron, él debió haber sido como Rina y seguirte al palacio de Artinia, sin embargo, era fiel a tus padres y por eso decidió quedarse hasta morir en ese lugar.

Félix... 

Entonces tuve un pequeño recuerdo que cruzó por mi mente.

Un día estaba en la puerta de la habitación de mi padre, pero la mujer que estaba adentro era su nueva esposa.

—¿Eres mi mamá? —Pregunté inocentemente.

—Qué asco, no me llames así. Escucha niña, tú no tienes mamá porque tú la mataste.

—Padre me dice lo mismo... ¿Qué es matar entonces?

Adelaida se acercó a mí colocando sus manos en mi cuello y me apretó por unos segundos.

—¡No! ¡Detente! ¡ME DUELE MUCHO!

Entonces Adelaida paró e hizo una pequeña sonrisa.

—Matar es cuando haces lo mismo, pero por más tiempo, duele mucho más, es lo peor que existe y tu mataste a tu mamá, por eso no tienes mamá y también perdiste a tu padre ¿Lo entiendes niña ingenua? No tienes nada en esta casa.

Empecé a llorar inevitablemente y Adelaida tomó mi cabello fuertemente.  —Ya has silencio niña apestosa, si gritas me matarán a mí ¿Quieres matar a otra persona?

Apresuradamente guardé silencio y negué con la cabeza.

—Así es, no tienes nada, tampoco tienes permiso para estar aquí, así que vete porque si vuelves aquí podría matarte ¿Lo entiendes?

Asentí y salí corriendo hasta tropezar con Félix y él me alzó en sus brazos.

—¿Señorita? —Él estaba sonriente pero rápidamente su sonrisa se cayó—. ¿Señorita qué sucedió?

—¡Nada!

—Señorita debe decírmelo.

—¡Ya no quiero matar a nadie más! ¡Ya no quiero perder a nadie más!

—¿Señorita? ¿Por qué dice eso?

—¡Es verdad! Maté a mi mamá, perdí a mi papá, podría matar a la Señora Adelaida y si hago otra cosa mal podría perderte a ti y a Rina. —Lloré más fuerte —. Yo ya perdí a mi padre, no quiero perderte Félix.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora