Capítulo 94

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Keneth no pudo dormir los días siguientes, finalmente sabía en dónde se encontraba la mujer que lo abandonó y generó sus mayores traumas, ella tenía las respuestas a todas sus preguntas, pero se sentía frustrado, después de todo, su propia existencia también era uno de los mayores traumas de la mujer que lo trajo al mundo, ambos tenían la misma sangre y ambos eran su dolor.

¿Con qué derecho podría reclamarle?

Pasaron los días y debido a la falta de sueño, su energía no era la misma en los entrenamientos, hasta sus propios hombres lo notaron... ¿Si la va a ver se sentiría mejor? Habría que intentarlo.

Así que Keneth fue a una de las oficinas del ministerio de magia y solicitó una poción de teletransporte hacia Shertia.

Yo estaba descansando, tomando té en el jardín cuando uno de mis sirvientes se acercó.

—Su majestad, se me informó que el ministro de guerra, el duque Monet, solicitó una poción de transporte hacia Shertia... Esto no fue ordenado por usted, ¿Deberíamos seguirlo? Puede estar tramando algo.

Dejé la taza sobre la mesita.

—¿Shertia...? Oh, creo que sé de qué trata, déjenlo, no hay nada de lo que podamos alarmarnos.

—¿Está segura?

—¿Cuestionas mi voluntad?

—¡No me atreverían!

—Bien, vete.

Entonces Keneth fue a ver a su madre eh... Espero que no dañe a la duquesa Roan.

Keneth llegó al castillo Roan en la tarde, fue recibido por el mayordomo y esperó en una sala para invitados, solicitó hablar con el duque, pero Keneth sabía que según el horario de él se encontraba en el palacio sirviendo al Rey, así que, por educación, la duquesa lo atendería en su lugar.

Pero fue el duque quien entró... ¿Sus informantes cometieron un error? Keneth se paró y estrechó sus manos con las del duque.

—Duque Moneti del imperio Neslín... Me sorprendí cuando supe que nos había visitado ¿Qué planea?

—Yo... Fui enviado por su majestad, la emperatriz Elise, ambos somos expertos en materia de guerras, así que somos conscientes de que hay que evitarlas en la medida de lo posible.

—A nadie le gustan las guerras, todo lo que me propongas será comunicado con mi rey, así que mide lo que vayas a hablar.

—No sé si se lo vayas a decir, pero nuestra emperatriz te puede entregar el mando de Shertia si te nos unes.

—¿Cómo podría traicionar a mi reino y la persona que me ayudó en todo mi trayecto? Con todo respeto, creo que no hay nada que hablar.

—¿Cuál es la diferencia? Él no está cuerdo y todos sabemos que quien realmente tiene el mando es usted, dígame, ¿Qué pasará cuando el rey muera? Si por su misma paranoia mató a todos sus príncipes, a excepción de un bebé, quien administrará la nación será su abuelo, un hombre del consejo que usted sabe muy bien que también es su enemigo, en otras palabras, le quitarán su cargo.

—Mientras el rey esté con vida lo protegeré y el día en que él muera, naturalmente, el sucesor será el joven príncipe, puedo vivir cómodamente sin tener que trabajar.

—... ¿Y qué pasaría si no hay ni un solo descendiente? ¿Asumirías el trono para protegerla?

—Eso nunca sucederá, protegeré al rey y a su descendencia.

—Realmente no sé por qué Elise te considera...

—Es hora de que regreses a tu hogar, te acompañaré hasta la salida.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora