Capítulo 100

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Una vez que Noah llegó a su casa, como era costumbre, Camelia estaba esperándolo en la entrada. Al verlo, la duquesa sonrió e hizo una reverencia.

Al comienzo, Noah le devolvía la reverencia, preguntaba cómo estaba y luego continuaba sus labores, luego de utilizar el nombre de la emperatriz para intimar con él, Noah empezó a ignorarla directamente, solamente dejaba que se acercara en la noche. Su esposo sólo eyaculaba una vez y luego se marchaba sin decir ni una sola palabra.

Pero esta vez, al recibirlo, Noah la miró e iba camino a ella. El estado de Camelia mejoró rápidamente, quizás las noches juntos empezaron a suavizar su corazón nuevamente.

Pero algo andaba mal, la mirada de Noah estaba en llamas y la sujetó de la mano con fuerza.

-Hablemos en privado.

-S-si... Puedo caminar sola. -La princesa sintió alivio cuando Noah dejó su mano y simplemente lo siguió-. Esposo, está mañana amanecí con un gran apetito, pero luego sentí mareos, según mis sirvientas, podría tratarse de un embarazo... Sin embargo, es muy pronto para verificar.

Realmente no era cierto, pero si lo decía puede que él se alegrara y olvidara el motivo por el cual parece haberse molestado con ella.

-Es lo que querías, finalmente lo lograste.

¿Cómo es posible que la noticia no lo alteró ni un poco? Cómo ella sospechaba, si se embaraza pronto, la relación con Noah terminará.

Al llegar a la habitación de ambos, Noah esperó hasta que la princesa tomara asiento para cerrar la puerta con fuerza.

La princesa tragó saliva y sin decir nada, sólo lo miró.

Noah había regresado del palacio de Elise y todavía no había cambiado sus ropas, así que al tener su uniforme, también traía su espada la cual acababa de desenvainar.

Camelia se levantó temiendo por su vida y empezó a alejarse lentamente. -No puedes matarme, no tienes motivos ni es conveniente.

Finalmente, su espalda tocó la pared. Noah se acercaba y ella al estar impotente, confiando en el poder de su familia simplemente cerró los ojos, cuando sintió que la punta de la espada tocaba ligeramente su garganta. Ella empezó a llorar fuertemente y suplicar por su vida.

-Noah, dime qué he hecho. Si me sueltas no le diré esto a nadie... Sólo déjame, te lo ruego.

-Utilizar el nombre de la emperatriz y abusar sexualmente de otra persona sin importar su género, son crímenes que se castigan con pena de muerte en este imperio.

Entonces ella se dio cuenta y empezó a sudar aún más. -Matar también lo es, sin un juicio no puedes hacer nada.

Noah apretó aún más la espada en su cuello haciendo un rasguño. -No irás a juicio, no hay pruebas, ni testigos suficientes, planeaste todo muy bien, ¿no es así?

-Perdóname, yo sólo estaba facilitando lo que eventualmente haríamos.

Al darse cuenta de que la princesa no estaba arrepentida en lo más mínimo apretó quizo empujar un poco más la espada.

La princesa se asustó tanto que se desmayó. Finalmente, Noah guardó la espada y la dejó en el suelo. Guardó su espada y luego de regular su expresión, llevó a la princesa a la cama.

Después de todo, él había prometido sacrificarse por el imperio, así que debía evitar ocasionar problemas con la princesa y su padre, sólo le dio una advertencia, pero tristemente, no podía hacer algo más.

Los guardias estaban afuera preocupados, pero si el duque estaba castigando a su esposa, ellos no debían intervenir, entonces sólo estuvieron a la expectativa de saber si recoger un cadáver o ayudar al duque.

La cacería de la bruja [¡Terminada!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora