¿Por qué eres así?

Capítulo XCVII: Marcas

Llegué a la empresa, y ni bien verme, Yeosang me tomó del brazo y me alejó del resto, sin dejarme siquiera saludarlos.

Los chicos se extrañaron un poco, pero no le dieron mucha importancia y siguieron hablando.

- ¡Dios, Hongjoong es una bestia! - exclamó Yeosang cuando entramos al baño. Tocó la oscurecida marca en mi cuello y abrió rápidamente los ojos, sorprendido.

- Uh... -

- Tres palabras: debes tapar eso. - separó las palabras, enfatizando la frase.

- Bien, era mi idea, pero tuvimos un pequeño inconveniente y lo olvidé. - sonreí y coloqué mi mano en mi cuello.

- Déjame a mí, yo sé cómo solucionar esto. Jongho tampoco suele ser capaz de controlarse... - fue bajando la voz.

- ¿Disculpa? ¿Qué acabas de decir? -

- Y-yo... Uh... ¡Nada! ¡No dije nada! - habló sonrojado. - ¡O-olvídalo! Déjame ayudarte con eso. - cambió de tema, sin querer continuar hablando.

Abrió su bolso y sacó una pequeña caja. Una vez que levanté mi cabeza, Yeosang colocó un poco de maquillaje sobre la oscura zona, borrando todo tipo de rastro de ella.

- Gracias. -

- No es nada. Ahora sí, vamos. - Yeo pasó su brazo sobre mis hombros y nos unimos al grupo.

(...)

Pasaron solo un par de horas y fuimos liberados, así que hablé con Hongjoong y, luego de hacer un par de compras, fui al hospital.

Hongjoong se encontraba yendo de aquí a allá: terminando con los papeles para llevarlo a casa, comprando la medicina para la recuperación de su padre y hablando con el doctor sobre los detalles, el reposo y los últimos chequeos.

Por mi parte, tenía decidido hacer todo lo posible por ganarme al padre de Hongjoong, por ayudar en su recuperación y por intentar ayudarlo a arreglar la relación con él.

¿El problema? Hongjoong es muy terco, cuando tiene una idea en la cabeza, nadie es capaz de quitársela; y yo no era la excepción.

Por otro lado, si bien me sentía confiado por hacer que Hyunjoong (como luego se me presentaría el hombre) acepte nuestra relación, también sentía los típicos nervios que se sienten al conocer a la familia de la persona con la que quieres estar por el resto de tu vida (¿Hablé demasiado?).
Aquellos nervios eran incluso peores sabiendo lo que él pensaba sobre nosotros, o lo que solía pensar.

Mi lado optimista era más fuerte que ese tipo de pensamientos.

<< Todo va a estar bien. Park Seonghwa, debes ganarte a ese hombre si quieres colocar un anillo en la mano de Hongjoong el día de mañana, y pasar el resto de tu vida junto a él. ¿Lo tienes? >>

Luego de hablar con el doctor y quedarme unos minutos con Hongjoong fuera de la habitación, nos dijeron que ya podíamos dejar el lugar.

Todo mi optimismo se fue por la borda una vez tuve a aquel hombre enfrente.
Una mirada fría fue todo lo que obtuve a la primera.

Me presenté entre tartamudeos, mientras que mi voz amenazaba con comenzar a temblar.
Bajé mi cabeza en un intento de reverencia, queriendo esconder aquellos sentimientos por los que estaba pasando.

- Kim Hyunjoong. - estrechó mi mano fuertemente. Al igual que en su mirada, la frialdad de su voz era destacable.

Sin embargo, no reconocí ningún aspecto de los que Hongjoong había descrito en aquel hombre. No fui capaz de hallar el semblante amenazante; en cambio, encontré uno sereno. La despiadada mirada, ahora, era una fría.

Luego de dar una sonrisa algo forzada (la cual Hongjoong notó), mi novio y yo nos dedicamos a ayudar a Hyunjoong.

Juntos lo ayudamos a salir del edificio, y una vez fuera, fui en busca del auto. Escapé de la situación, liberándome del agobio que me estaba provocando.

Finalmente, los tres partimos a casa. Hongjoong se encargó de subir un poco el volumen de los parlantes del coche y se dedicó a mirar a la ventana.
Su padre, por otro lado, tenía la mirada perdida. Seguramente miles de pensamientos y contradicciones cruzaban su mente en aquel momento. Tal vez, incluso luchaba internamente consigo mismo. Evidentemente, jamás había podido creer que se encontraría en una situación como esta.
Y siendo sinceros, nosotros tampoco lo esperábamos.

Llegamos a casa con una de las canciones preferidas de Hongjoong, una de la cual incluso había hecho un cover.

"Numb" de Linkin Park sonaba en los parlantes. Hongjoong tarareaba la canción, mientras que su padre disfrutaba de ella.

- Es la canción preferida de papá. - me dijo con una hermosa sonrisa cuando me habló sobre aquel cover en el que estaba trabajando.

Estacioné el auto enfrente de casa. Hongjoong y yo bajamos primero y ayudamos al hombre, quien si bien no quería darnos una sonrisa, no se negaba a aceptar nuestra ayuda.

Entramos a casa y llevamos a Hyunjoong a la habitación que teníamos de más.

- Te quedarás aquí. - le dijo su hijo. - Ya conoces la sala, la segunda habitación es el estudio, la tercera puerta es la de nuestro cuarto. La última puerta es el baño. - señaló en dirección a cada lugar que nombraba.
El hombre asintió, clavando su mirada en los ojos de Hongjoong.
- Si necesitas algo, suelo estar en el estudio. -

- Vamos, a lo mejor quiere descansar. En caso de que pueda ayudarlo con algo, solo llámeme. En un rato almorzaremos, ¿quiere hacerlo con nosotros? Sino, puedo traerle el almuerzo. ¿O prefiere descansar y comer algo más tarde? -

- No te preocupes, Seonghwa. Si no les molesta, me gustaría almorzar con ustedes... -

- ¡N-no! ¡Claro que no! - sonreí feliz.

Su respuesta sorprendió al más bajo, pero no dijo nada.

- Entonces vamos a dejarlo para que descanse un poco. - tomé el brazo de Hongjoong y salimos. El hombre nos sonrió levemente antes de irnos, lo que nos sorprendió inmensamente.

- La vejez lo está cambiando. Eso o quiere conocer tus puntos débiles para saber a dónde atacar. - dijo Hongjoong al cerrar la puerta.

- Pff, hablar como si fuera un monstruo. ¿Cómo puedes decir eso? ¿No lo ves? ¡Está más dispuesto que tú! Sé que vamos a llevarnos muy bien. - hablé ilusionado.

- Supongo. Vamos, voy a ayudarte a preparar el almuerzo. -

- Vaya, ¿no ibas a trabajar...? -

- Bueno, si quieres que me vaya a trabajar en lugar de quedarme contigo, está bien... - simuló inocencia.
Suspiré.

- Ya hablaste, ahora debes venir conmigo. - tomé su mano y sonreí.