Capítulo XCVIII: Interés

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Silencioso es la única palabra que encuentro para describir nuestro almuerzo.

Seonghwa estaba alegre por cómo se estaban desarrollando las cosas con papá. Sin embargo, aunque las pocas palabras que el hombre había soltado habían sido amables, el castaño aún no hallaba la forma de iniciar una conversación amena.

Sin embargo, el hombre le tomó por sorpresa y comenzó a hablarle, deshaciéndose de todo tipo de incomodidad que se había formado en el ambiente.

- ¿Cuántos años tienes, Seonghwa? - preguntó interesado en él. Seonghwa respondió con una sonrisa, y el mayor continuó hablando. - No eres de Seoul, ¿me equivoco? -

<<¿Acaso te importa?>>

Entusiasmado, Seonghwa hablaba sobre su ciudad, aquella que tanto extrañaba.

- De todas formas, un tiempo después de venir aquí, entré a la empresa. Una vez nos mudamos los ocho juntos, me dí cuenta que este era mi lugar, que no podría volver a Jinju. - decía con un tono algo nostálgico. Tomó mi mano bajo la mesa, apretándola cariñosamente y siguió hablando. - Toda mi vida está aquí; desde mi trabajo... Hasta mi familia. - me miró de reojo y regresó a los ojos de papá.

Ellos continuaron hablando a medida que pasaba el tiempo. Terminé de almorzar y hablé, luego de haber sido testigo de cada palabra que decían.

- Estaré un rato en el estudio, dejé algo a medio terminar. - mentira, solo quería salir de allí. Ambos asintieron y salí de la habitación.

- Seonghwa, ¿puedo preguntar cómo ha estado Hongjoong últimamente? - oí unos pasos más allá de la puerta. Seonghwa tenía razón, a lo mejor la cosas no eran como las creía.

Silenciosamente, me acerqué un poco más a ellos, sin volver a entrar.

- Supongo que debes saber lo que pasó... Por favor, no quiero que lo tomes personal. Solo... Vaya, no esperaba tener que mantener esta conversación, pero ¿qué más puedo hacer? Mi hijo no quiere escucharme, al menos quiero poder disculparme contigo. Hongjoong debe haberte contado todo, en verdad siento lo que le dije aquella vez. -

Seonghwa se había quedado sin palabras.

- Uh... N-no se preocupe, ya pasó, no tengo ningún tipo de rencor con usted. No es necesario que lo haga. - tartamudeaba el más alto.

- Pero para mí sí es necesario. Aunque no fue directamente contra ti, creo que mereces una disculpa. Me atreví a juzgarte literalmente sin conocerte y, ahora que lo hago, me doy cuenta de que no debí hacerlo. Hongjoong y su hermana son mi mundo, aunque no lo crea. - las lágrimas fueron llegando a mis ojos; sin embargo, no cayeron. Me asomé por la puerta para ver la cara del hombre.

Hablaba de forma sincera, estoy seguro de ello.

- Con él, siempre tuvimos una relación complicada. ¿Sabes por qué? Es muy parecido a mí. Tanto que suele desesperarme. A veces puede ser un poco duro, bastante de hecho. Debes saberlo bien. Pero también sé lo dedicado que es, cuánto se preocupa por el resto. Es decidido, una persona a la que no le importa lo que digan los demás. Hará lo que desee y lo que le haga feliz, incluso si el mundo está en su contra. Siempre se preocupará más por el resto que por sí mismo. Decirte que lo admiro es poco. - levantó el vaso de agua y le dió un trago.

- ¿Por qué me dice esto a mí? - levantó aquella mirada que segundos antes había pasado en sus manos. - Creo que a él le encantaría escucharlo. - Seonghwa habló clavando su mirada en la de papá.

<<Lo estoy haciendo, Hwa.>>

- Bueno, no soy capaz de hacerlo. Es más complicado de lo que parece. Me siento avergonzado de haberme comportado como lo hice. Él ya es un adulto, y es feliz contigo. No tengo razones para oponerme a eso. La realidad es que fui criado en otra época, una en la que tal vez no era tan común ver parejas homosexuales. Crecí creyendo que eso estaba mal, puesto que no solía verse. Le recriminé sobre esto a Hongjoong, pero no solo no le importó; se enfadó muchísimo, más de lo que alguna vez lo había hecho. No fui capaz de verlo durante mucho tiempo, pero él tenía todas las razones para no querer verme. No hice nada para merecerlo. Y-y... Ahora sé que perdí mucho tiempo en el cual podría haber estado a su lado por tener una mente cerrada, por no apoyarlo en lo que él quería. - los ojos del hombre lagrimeaban mientras su voz se quebraba.

Seonghwa se levantó y se acercó a él, posando una mano sobre el hombro del mayor.

- Creo que debería hablar con Joong. Sí, puede ser lo más testarudo del mundo, pero también sabe escuchar mejor que cualquiera. Y lo entenderá. Porque así es Hongjoong. -

- Lo haré, gracias Seonghwa. -

- No tiene que agradecerme, solo quiero que él sea feliz. Y si la relación con usted no está bien, Joonggie tampoco lo estará. Su familia es muy importante para él. - los hoyuelos de Seonghwa se marcaron levemente cuando le sonrió al hombre.

Ya había oído demasiado.

Ahora sí, retomé mi camino al estudio.

(...)

- Wah, estoy tan cansado. - dijo Seonghwa abalanzándose sobre la cama, luego de que hayamos entrado al cuarto.

El día se había terminado y nuestras energías también. Luego de un par de noches sin dormir demasiado, era la primera que dormiríamos con tranquilidad.

Aquel pijama rosado le quedaba extremadamente tierno. Con el paso del tiempo, el maquillaje que comentó que le había colocado Yeosang había desaparecido y la marca en su cuello había reaparecido. Con la camisa abierta, también se veían algunas en su pecho.

Se acomodó a mi lado, mirándome, quedando enfrente mío. Fue acariciando mi brazo a medida que llegaba hasta mi mano, tomándola suavemente.

- ¿Qué pasa, Joong? - preguntó en un tono bajo.

- Escuché lo que hablaste con papá. - Seonghwa infló sus mejillas, viéndose aún más tierno. Asintió, esperando que continúe hablando. Sin embargo, no obtuvo nada más de mi parte.

- Deberías hablar con él, Joonggie. Si lo oíste todo sabes bien lo que significas para él. Deja tu maldito orgullo de un lado y olvídalo todo... Házme caso por una vez, amor, te hará bien. Estoy seguro. -

- Está bien, Hwa, te prometo que voy a hacer todo lo posible porque esto termine. - Seonghwa amaba sonreír, y me lo demostró una vez más al darme una de las sonrisas más hermosas que ví en mi vida.

Me abrazó fuertemente, sin intención de soltarme.

- Eres increíble, te amo. - susurró a unos centímetros de mi cuello. Lo besó tiernamente y hundió su rostro en él.

- También yo. -

¿Por qué eres así?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora