¿Por qué eres así?

Capítulo XLI: Masoquista

Me levanté porque Taeyong me llamó al terminar el desayuno. No quería levantarme, pero Tae tampoco me dejaría quedarme tirado en el sofá todo el día. Suele decir que "cuando uno está triste, quedarse sin hacer nada es peor".

- Toma. Recuerdo que esta sopa es tu favorita. - me dijo acercándome un tazón.

- Gracias. Por todo. -

- Park Seonghwa, eres como mi hermano. ¿De verdad pensaste que podría dejarte solo? -

- Bueno, no, pero-

- Lo que sí creo es que contarlo te hará bien. Te quitarás un peso de encima, te tranquilizará. -

Tenía razón. Además, si no le cuento a él, ¿a quién?

Le resumí brevemente lo que había pasado. Parecía un tanto furioso con la actitud de Hongjoong.

- Bueno, supongo que ahora querrás olvidarte de él, ¿verdad? -

¿Quería olvidarme de él? No. O sí. Olvidarlo sería lo mejor para mí. Sin embargo, lo que sentía por Hongjoong me hizo experimentar emociones nuevas, me hizo feliz en ciertos momentos. Sabía que él no quería estar conmigo, y por mucho que cueste, lo aceptaría. Tampoco seguiría insistiéndole. Pero tampoco quería olvidarme de él antes de lo debido.

Mierda, soy un masoquista.

- Por tu cara de bobo enamorado puedo suponer que no quieres hacerlo. -

- No es que no quiera... -

- Vamos, termina de desayunar y alístate que te acompañaré a la empresa. - dijo levantándose para lavar su tazón.

(...)

- Y entonces, la chica gritó en medio del salón: ¡Me gustas, Kim!. -

- Vaya, imagino que Seokjin debía estar avergonzado. -

- ¡Y vaya que lo estaba! Se sonrojó más que nunca y salió corriendo. Pobrecito, aún tenía menos de doce años. -

- Oye, ¿tú sigues hablando con Yuta, verdad? -

- Ya, como siempre. ¿Por qu-

Escuché un grito a mi lado.

- ¡Seonghwa Hyung! - gritó Woo desde la camioneta. Luego, los chicos comenzaron a bajar uno por uno. Me despedí rápidamente de Tae y entré con ellos.

Yeosang se acercó mí para ver qué tal estaba. Este último tiempo había estado bastante al pendiente de lo que había pasado con Hongjoong, y sabía todo lo "importante". Le dije que luego le contaría y luego comenzó la práctica.

La hora de almuerzo no fue nada divertida. El ambiente estaba tenso, pero no quería hacer sentir incómodos a los chicos. Así que decidí que hablaría con Hongjoong.

- Hongjoong, acompáñame a comprar una botella de agua. - le pedí.

Salimos de la empresa y sin dar vueltas dije:

- Sé que puede que entre nosotros las cosas sean incómodas ahora, pues tú me gustas y yo no te gusto. Y eso está bien, no pienso obligarte a nada ni seguir insistiendo. Pero creo que como integrantes de un grupo deberíamos intentar que los chicos no lo noten, ellos también se sentirán incómodos. No quiero que ellos también lo hagan por algo que pasó entre nosotros -  <<y que no debería haber pasado>> pensé. Aceleré el paso, dejando a Hongjoong atrás, con el corazón a punto de saltar de mi pecho.

Compré el agua y Hongjoong se quedó afuera. Salí e hicimos el resto del camino en silencio. Las cosas no iban a cambiar tan fácil. No sería fácil de olvidar todo lo que pasó entre nosotros, todo lo que hicimos juntos. Tampoco me olvidaría de él en un día.

Por suerte, cuando volvimos con los chicos las cosas no estuvieron tan pesadas como antes. Aún así, tampoco era como si hubiera cambiado mucho.

En fin, el día terminó y Yeosang y yo nos dirigimos hasta la casa de Tae. Él aún no había vuelto de trabajar.

- ¿Qué te parece si pasamos por alguna heladería? - dijo a algunas calles del departamento.

Yeosang solía decir que el helado me hacía bien cuando estaba triste... Pero ahora que lo pienso... ¿Cómo sabía que estaba triste? Rayos, este chico de verdad me conoce.

- Me parece perfecto. -

Pasamos por la heladería preferida de mi amigo. Luego, nos dirigimos (esta vez si) hasta la casa de Tae.

- Ven, siéntate. - le dije mientras entrábamos. Le indiqué que se siente en el sofá para tomar un par de cucharas, el helado y sentarme junto a él.

- Entonces, cuéntame amigo. -

Le conté todo, como había hecho con Taeyong.

- ¡Qué idiota! ¡Pero todos sabemos que le gustas! -

- Deja de decir estupideces, Sang. -

- Sabes bien que no digo ninguna estupidez. Sino, ¿por qué se comportó como lo hizo? Evidentemente sí le gustas. -

- O tardé mucho para decirle directamente que sea mi novio y ya no le gusto. En cualquier caso, el punto es que no quiere estar conmigo. Y está bien, sabes que no lo forzaré. -

- Lo sé, lo sé. Tú... ¿No volverás a casa? -

No lo había pensado. Sí, iba a volver. ¿Pero cuándo? ¿Cuando me olvide del líder?

- Volveré pronto, tú no te preocupes. -

- Genial. ¿Y si vemos una película? Cuando Taeyong Hyung llegue volveré a casa. -

- Está bien. -

Yeosang se quedó a ver la película y luego, al llegar Taeyong se fue. Por suerte, me hizo bien y ya mi humor había mejorado. Le dije a Tae que pensaba volver dentro de poco a casa, pues ni siquiera tenía ropa. Me aseguró que cualquier cosa que pasara él estaría conmigo.

(...)

Al otro día, decidí que volvería a casa el fin de semana.

Le escribí a Sanggie, quien pareció ponerse feliz por la noticia. Dijo que le contaría a los chicos lo antes posible y luego se despidió, diciendo que tenía que ayudar a Jongho con el lavado de ropa.

Yo tampoco podía dejar a mi compañero solo con nuestras tareas. Otra razón para volver.

Por otro lado, las cosas habían... ¿Mejorado? En cualquier caso, creía que podríamos mantener una buena convivencia. Y faltaban solo un par de días para el cumpleaños de Jongho, no quería estar fuera de casa para ello. Los chicos y yo ya habíamos quedado que organizaríamos una fiesta sorpresa. Yeosang se llevaría a Jongho de casa con la excusa de que tenía que acompañarlo a hacer las compras (al otro lado del mundo, para que tarden un rato). Mientras tanto, Yunho, San, Woo y Mingi se ocuparían de la decoración. Hongjoong y yo iríamos a traer las pizzas y vendrían el manager, Yuta, Tae y Félix junto a Hyunjin, quien se había hecho bastante cercano a Jongho. También vendría Youngjo, al fin lo conocería. Hongjoong me dijo que vendría con sus "niños" (como él los llamaba) porque creían que se llevarían bien con los nuestros. En resumen, todo estaba preparado, como un plan perfecto. Pero no contábamos con las botellas de soju que traería el manager de nuevo...