LXXVI

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Grito su nombre con fuerza. YoonGi sale asustado de una habitación, y me da un golpe en el brazo por ser tan escandaloso. Han duerme en sus brazos, babeando su camisa. No parece molestarle, creo que incluso lo disfruta.

Hannie debe recordarle a la hermana que no pudo tener.

O más bien que yo le arrebaté.

-¿Taehyung vino a casa? ¿O sabes dónde está?

No, no lo sabe. Me desespera que sea tan... Poco útil en esta situación.

Si yo fuera Kim, ¿a dónde iría? ¿Qué buscaría? Si estuviese herido física y emocionalmente, ¿cuál sería mi refugio? ¿Dónde no me encontrarían o no se atreverían a buscar?

Endemoniado hijo de... No, ahí no...

Sí, bueno, ya fue. Ni loco iré allí. Si Kim se muere desangrado en ese lugar, ya no es mi problema. ¿Quiere estar solo hasta morir? ¡Concedido! No voy a bajar a ese infierno. No, ni aunque Hoseok me lo pidiera lo haría.

Kim recibió una bala por tu culpa, así como a Hobi lo han matado por ayudarte. Por una vez no pienses sólo en ti.

No me gusta. No quiero. Esa puerta roja se ha vuelto una pesadilla más. ¿Por qué debería renunciar a mi estabilidad mental para meterme a la boca del lobo? ¡Voy a terminar loco si sigo haciendo esto!

Vamos, Jeon. ¿O acaso eres un cobarde?

¿Cobarde yo? ¡¿Acaso la voz de mi cabeza me ha dicho cobarde?! ¡Alabado sea Satán por no darle forma física a mi mente, porque ya desde hace rato le habría estrangulado hasta morir!

Vamos. Sirve para algo. Deja de ser el marica que tu padre afirmó que eras. Es una puerta roja con flores y el pozo de tus pesadillas, ¿qué podría salir mal?

Oh, bueno, no lo sé... Pensemos... ¡Me va a dar un paro cardíaco, maldición! Apenas ponga un pie en esas escaleras me voy a morir.

Aunque... Si muero podría ver a Hobi, ¿verdad?

Eso cambia todo.

Con paso lento me dirijo al lugar donde esa puerta está. Las ganas de devolver lo que comí en la semana me invaden con fuerza, y me hacen retroceder.

No puedo. Simplemente no puedo.

—¡vamos, Nochu! ¡No es tan alto! ¡Salta, yo te atrapo!

Cierro los ojos. Voy avanzando. Mis pies topan con la escalera.

Uno, dos, tres escalones. Tomo aire con fuerza y me obligo a avanzar. Cuatro, cinco, seis escalones. Abro los ojos por mera costumbre. Uno, dos, tres segundos. No respiro. La sombra es tan grande... Siete, ocho, nueve escalones. Un mareo me invade, vuelvo a cerrar los ojos. Diez, once escalones. Un sollozo brota de mis labios al sentir a mi pesadilla frente a mí. Uno, dos, tres pasos. Rodeo esa negra figura. Cuatro, cinco, seis pasos. Mis pies chocan con algo y por poco grito. Uno, dos, tres segundos. Me armo de valor y abro los ojos, encontrando a Kim tirado en el suelo. Una, dos, tres lágrimas. El nudo en mi garganta se aprieta cada vez más y me asfixia, pero logro cargar con su cuerpo. ¿En qué paso vamos? Da igual. El trayecto es infinito.

-eres patético. Debiste dejarlo morir.

La figura de mi padre emerge de las sombras y me mira con reproche.

Hola, hola, demonio de mi vida entera...

-debí matarte antes de los dieciocho... - gruño.

Él se ríe. Su risa me taladra el cerebro.

-yo debí matarte apenas vi esa panza de tu maldita madre.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora