XI

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-¡Jeon, por un demonio! ¡No, ¿sí entiendes?! ¡No voy a hacerlo! ¡Estás loco, estúpido! ¡¿En serio crees que te voy a dejar así?! ¡Jungkook, te va a matar! ¡La maldita pregunta es por qué lo hiciste! No puedo creerlo. Dios, en serio estás idiota... ¡¿No fue suficiente para ti la última vez?! ¡Mierda! ¡No, no me toques! ¡Le has vuelto a robar a tu padre, Jeon, ¿acaso no aprendes?! ¡Esto ya no se trata de simples millones de wones! ¡Diez mil millones! ¡¿Quién le roba a su padre tanto maldito dinero?!

Suspiro. Lleva más de dos horas discutiendo sobre el mismo tema. Sí, tal vez me excedí un poco esta vez, tomar tanto dinero de la cuenta bancaria del que según es mi padre fue un movimiento estúpido. ¿Quién no se daría cuenta que le falta la mitad de su dinero? Oh, por supuesto que me va a matar. Si bien lo convencí a quedarnos y no huir como cobardes, no hay manera de que pueda pararlo cuando se entere. Ahora mismo está buscando un responsable y jamás lo había visto tan molesto. Tampoco a Tae. La mayoría de las veces se limita a ver y curar mis heridas. O me da un golpe. Jamás se pone a gritarme a pleno pulmón por más de diez minutos. Supongo que de verdad lo he hecho enojar. No obstante, no temo. Se lo dije una vez, el día que lo conocí. Mi vida no es algo que me interese. Para mí estar en deuda con Taehyung por salvarme es algo ridículo.

-¡Jungkook, mierda, escúchame! Por una vez presta atención a lo que te digo. Debemos correr. De lo contrario te va a matar, por todos los demonios.

Se queda petrificado cuando río. ¿Yo huir? Ni en las peores circunstancias. Este es mi hogar, no pienso dejar que alguien me arrastre lejos de él. Sí, es una puta mierda el maldito barrio, pero todo esto me llevó a algo: Kim Taehyung. Si no hubiera sido por esta porquería de madera mal colocada, el simple robo de unos dulces y una de las palizas de mi vida, jamás habría conocido a Tae. Y aunque sea él quien me propone escapar no puedo hacerlo. Da igual qué haga mi progenitor, yo no me voy. Él parece saber lo que pienso porque me da un puñetazo en el hombro. No es su usual gesto de amistad (aunque yo me atrevería a decir que lo que tenemos es algo más), esta vez su golpe está lleno de rabia, desesperación... Y miedo.

-nos vamos.

-no.

Su cara se desencaja por un segundo, pero de inmediato otro golpe me es dado. Su rostro está levemente rojo y su ceño fruncido. Un escalofrío me recorre. No, verdaderamente ahora sí se está enojando... Y eso es muy preocupante, de entre los dos él es quien más sabe controlarse. No se enoja con facilidad. Bueno, sí, de vez en cuando se molesta porque no le hago caso en cosas básicas... Pero es algo pasajero y suave. Ni siquiera notas que está enojado. Más bien es como un berrinche... En cambio ahora parece que va a explotar en cualquier momento.

-Jungkook, dije que nos vamos.

Lo más sencillo sería aceptar y escapar... Evitar que Tae se enoje y arreglar todo. ¿Es malo si yo no quiero eso? No, no me gusta ver a Kim así... Pero la estúpida idea de correr no va conmigo, por un demonio. Además, podríamos decir que me lo busqué. Soy un ladrón. ¿Qué otro castigo merezco?

-no.

Una bofetada es lo siguiente que recibo. Miro sorprendido a Taehyung. En todo el tiempo que lo conozco jamás me había alzado la mano para hacerme daño. Me amenazaba con matarme algún día y hasta ahí. Me pegaba jugando. Nunca esto. Y por alguna razón me duele más que lo que me hace mi padre. Incluso mis ojos se empañan un poco.

-¡¿te dolió?! ¡Jeon, lo que acabo de hacer es nada a comparación de la fuerza de tu padre, mierda! ¡No te puedes quedar! ¡Si es necesario te llevaré arrastrando por esa maldita puerta! ¡Nos vamos!

No le contesto. Simplemente estoy tan... Dolido... Nunca creí que llegaría a dañarme. Aunque lo tenga más que merecido. Sólo atino a masajear el lugar afectado. La verdad no es para tanto. He recibido cosas peores y éstas han dejado de doler. ¿Por qué con él es diferente? No soy capaz de reírme del daño recibido como lo hago usualmente. Y él parece darse cuenta porque toma mis manos entre las suyas y las aprieta contra su pecho. Por fin logro reaccionar y me separo, molesto. Me mira extraño. Ya no con rabia, sino arrepentimiento. Y, por mucho que lo trate de alejar, él se acerca a mí y me abraza con la fuerza necesaria para dejarme inmovilizado. También intenta besarme, pero me rehúso. Él no desiste, susurrando una disculpa. Después de lo que quizá fue media hora de rechazo, accedo. Sus labios se unen a los míos con cariño y tristeza. Lo siento, nos decimos a través del lindo contacto. Me quedo, también le aviso. Sólo cierra los ojos en forma de rendimiento y muerde mi labio como vaga advertencia. Hago lo mismo, intentando que nos olvidemos un poco de la situación.

-¿por qué? - me pregunta cuando nos separamos.

Pienso una respuesta.

-no lo sé - respondo con sinceridad.

De nuevo frunce el ceño, mas nada sale de su boca. Yo le doy un pequeño lametón a su mentón, ansioso por jugar y olvidar todo el asunto. El sonido de la puerta principal ser abierta y cerrada con violencia nos detiene a medio camino de mi cama. Con urgencia lo empujo dentro del closet. Apenas lo hago, mi progenitor entra hecho una furia. Un segundo después ya estoy en el suelo. Me falta el aire gracias al golpe que me dio. Ese es el primero de muchos. Lo único que hago es intentar cubrirme con mis brazos, siempre pendiente de la puerta del armario. Un rostro preocupado se asoma ligeramente. Le sonrío con dulzura a mi chico, esta vez sin ser capaz de reírme para tranquilizarlo. Poco a poco dejo de sentir mi cuerpo. Supongo que está tan dañado que simplemente se fue acostumbrado al dolor. Todo el rato escucho gritos y reclamaciones. Quizá nos la pasamos así media hora, tal vez más. Y hubo un momento en que dejé de sentir, de escuchar. La sangre dejó de tener un tacto cálido y pegajoso, pasando a ser cualquier cosa. Todo se sentía igual. Como si hubieran agarrado un alfiler y con él trataran de apuñalarme. Simples piquetes. Ya no dolían. Tal vez Tae tenía razón, esto que estoy o no sintiendo puede que sea la muerte. Lo busco con la mirada, la cual está extremadamente borrosa. Esta vez no tiene un gesto triste. Más bien hay cierta urgencia por hacer algo. Eso confirma mis sospechas. Y es cuando lo veo a punto de salir de su escondite cuando todo se detiene. Los molestos pinchazos dejan de aparecer. Intento poner atención a mi entorno, pero mis sentidos están disparatados. Los sonidos son extraños y las imágenes confusas. Ni siquiera puedo quejarme. Un sentimiento de molestia me inunda. ¿Cómo pude darme por vencido tan fácil? No le costó ni cinco minutos a mi padre hacerme sangrar. Y ¿qué sucedió para que todo se detuviese? La cuestión se ve olvidada cuando siento que unos brazos acogen mi cuerpo y me levantan del suelo. ¿Acaso Tae se decidió a salir y ayudarme? ¿Y si también tuvo que enfrentarse al idiota de mi progenitor? Más importante aún, ¿salió herido? Mierda, mierda, mierda... Si por algo lo aparto es para que no se lastime, por un carajo. ¿No puede él hacerme caso una vez y no meterse? ¡Quiero que esté a salvo, por un demonio! ¿Por qué insiste?

-¡estuviste a nada de matarlo! ¡¿Estás loco o qué?! ¡Lo necesito vivo, idiota! ¡Me pertenece desde que decidiste usarlo como pago! ¡Si lo vuelves a tocar te corto el cuello!

Suspiro aliviado. No es Tae. Y aunque eso debería ser malo, el simple hecho de que Kim esté justo donde lo dejé hace que todo se vuelva de alguna manera insignificante. ¿Quien me lleva en brazos es parte de la Organización? Genial. ¿Que mi padre me vendió para saldar sus deudas? Bien. Al menos tengo la protección de alguien...

Y si yo estoy protegido, Kim Taehyung también lo estará. Mientras viva ni un puto demonio lo va a tocar.



...

ME QUIERO DAR UN TIRO, NO SE SUBIÓ NI NSUA NI ESTO, DENME DIEZ Y LUEGO MATENME

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora