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-¡Lárgate, carajo!

-¡No! ¡Llevas dos semanas sin salir de esta habitación, Jeon! ¡No tocas la comida, no te levantas de la cama, apenas abres los ojos!

-¡Eso a ti no te importa! ¡Lárgate, vete, fuera de aquí!

-¡No me voy a ir hasta que te acabes ese maldito plato de sopa y te comas la maldita carne!

-¡Pues te vas a quedar aquí por toda nuestra asquerosa existencia!

-¡Cómetelo!

-¡Que no!

-¡Jeon Jungkook! ¡Come, ahora!

-¡Vete al diablo!

-¡Cómetelo o suspenderé mis visitas de medianoche!

Mis labios se abultan, y las mejillas se me empapan.

¿Desde cuándo soy tan sensible?… ¿Por qué ahora cada mínima palabra dicha con demasiado volumen me hiere?… ¿Por qué tú, YoonGi?… De todos los que podían gritarme… ¿Por qué tú?… Mi amigo... El único que parece entenderme...

-no quiero... No quiero comer, Yoon... Por favor... No me obligues... No tú...

YoonGi suspira, frustrado, y se sienta a mi lado. De inmediato me acurruco contra él, abrazando su costado con necesidad.

-necesitas comer, Kook. No tocas lo que te preparo desde hace días... Entiendo que estés triste, de verdad, pero esto es demasiado. Está afectando tu vida.

-¿Y qué?

-que me preocupa que intentes acabar con ella.

Cuando me quedo completamente callado, Yoon sabe que ha dado en el clavo.

-no lo hagas...

-¡vaya!, eso lo resuelve todo.

Me alejo de él.

Mi cuerpo se enfría.

Necesito a Tae...

-Kook... Por favor, no lo hagas... - me ruega, y su voz se quiebra al final.

Asombrado, levanto la mirada, hallando su rostro ligeramente hacia abajo, ocultando con esa mata de abundante cabello sus ojos.

-Yoon...

-no lo hagas, Kook. Te lo suplico. Sé que tal vez es egoísta, perdóname... Pero no quiero que me dejes, no quiero que te vayas... ¡E-en todo caso también es algo egoísta de tu parte!

-YoonGi...

-eres un idiota... ¿Por qué?… ¿No sabes cuánto cariño te tengo... Te tenemos?… ¿Cómo es que no lo sabes?

-Min.

-¡Eres un tonto, no me puedes dejar ahora! ¡Te lo prohíbo, no puedes!

-¡YoonGi!

Su cuerpo se queda helado, por lo que aprovecho para tomar dulcemente su cara entre mis manos y alzarla, dejando a la vista sus dulces ojos anegados en lágrimas y sus labios siendo maltratados por sus dientes.

-Gi... No lo haré... Te juro por mi vida que no lo haré...

Él ríe sarcásticamente.

-desprecias tanto tu vida que estás dispuesto a acabar con ella, ¿cómo puedo confiar en un juramento en el que juras por lo que odias?

Auch... Esa desconfianza...

Pero tiene un buen punto.

Tiene toda la razón.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora