XLVI

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Aviso importante al final del capítulo. Si leyeran por lo menos las letras en negritas, se los agradecería muchísimo.


Es difícil escabullirme por el sótano sin dejar rastro de sangre... Más bien es imposible, así que debo entrar por la ventana del cuarto más alejado del suelo. Las ramas del árbol se empapan de aquel líquido carmesí. Vaya mi suerte. Dio el mismo resultado que si me hubiese metido por el sótano. Tal vez peor, cualquiera puede notar que hay como pintura roja en las hojas, y querrán saber qué es o por qué está ahí. Estaré muerto si eso pasa. Sólo me queda rogar que llueva pronto para que toda huella de mi presencia desaparezca... Y que NamJoon no se aparezca. Es demasiado observador.

Kim me sonríe cuando me introduzco al cuarto, pero ese gesto se desvanece y es reemplazado por pánico al verme colapsar apenas pongo un pie dentro, e inmediatamente se acerca para hacer presión sobre la herida.

-¡Dios mío! ¿Estás bien?

Río, pero de inmediato me retracto.

-define bien, - digo irónico.

-bien significa que no te estás desangrando.

-estoy bien - gruño, quitándome la prenda empapada en sangre.

Taehyung sale corriendo del cuarto y regresa con un maletín en mano, haciendo que sonría con ligereza. ¿No es esto lo que hacíamos en el pasado? Aún después de tantos años, Kim no ha dejado de preocuparse por mí... Bueno, claro que también es el responsable de mis más grandes penas, pero también de mis mayores momentos de paz y alegría. Nada ha cambiado. Es como si regresara a ser el chico de quince años que golpeaban en la escuela, y Kim el único amigo que tenía, quien sanaba mis heridas tanto físicas como mentales; el joven que me pegaba en el hombro mientras me regañaba...

Mi primer amor.

-¿me estás escuchando, Jeon?

Sonrío con más ganas, sin permitir que el dolor borre ese gesto de mi cara. Es exactamente igual a antes. ¿Lo está haciendo a propósito o soy yo el paranoico?

-tus labios están rosas, Kim.

-¿importa?

El silencio reina mientras comienza a curarme.  Eso termina dos segundos después, cuando una dulce melodía llega a mis oídos. Mis uñas se encajan tan fuerte en mi piel que estoy seguro han dejado unas pequeñas lunas de sangre. Definitivamente lo está haciendo adrede. ¿Por qué si no se pondría a tararear aquella vieja sinfonía? Me volverá loco, lo juro. Ya no sé qué hacer para entenderlo. Siempre ha sido raro; sin embargo, esto ya es el colmo. ¿Por qué demonios ahora? Quedamos en que sólo la usaríamos si era importante.

-rompes las reglas, Kim.

Se ríe un poco, negando con la cabeza y sentándome en su regazo.

-no. Que sigas vivo es importante. Por un segundo temí no volver a verte.

-si me dices que es la última vez, te voy a pegar - declaro con una sonrisa.

-soy un poco masoquista, por mí bien.

-fuertes e innecesarias declaraciones.

¿Hipocresía? No, sustantivo equivocado. Jeon Jungkook. El muy idiota de mí tres segundos después empieza a rogar por "la última vez". Prefiero no imaginar mi color de piel. Siento tanta vergüenza de verme en mi situación actual. Mis caderas forman un suave vaivén que pronto provoca un problema en Taehyung. El caso es que el muy hijo de su madre tiene el jodido descaro de darme un azote en el trasero. Sé que tengo un culo hermoso, ¡pero hasta un asesino conoce límites! Y este maldito me tiene tan hechizado que sólo reacciono a permitirle más acceso a mi cuello luego de que dejase ahí un beso que seguramente dejará marca. Y no, no es algo que disfrute... O eso supongo.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora