Matar O Morir

LIV

Reír, eso es lo que necesito. Ya no un segundo, que es lo que se tardó en romperme, sino una carcajada. Bogum sigue hablando como si lo escucharan, yo permanezco estático. Y Kim... El muy maldito sólo dice que su celular tiene un problema y cuelga. Quiero golpearlo, romperle la nariz mientras río... En cambio, me quedo temblando, con los ojos cerrados para no verlo y llorar. Lo juré. Me juré a mí mismo que nunca más desperdiciaría lágrimas por él... Y aquí estoy, rompiendo esa promesa, con mis piernas cediendo ante mi peso y mi llanto saliendo a la luz. Quiero reír, quiero reír, ¡juro por mi madre que deseo reírme! Pero las risas se vuelven gritos de dolor, y mi tan cuidada y fingida felicidad, que tanto me esforcé por sostener, se viene abajo con el mundo.

-Jungkook...

Su abrazo me ahoga, su aroma me mata... Simplemente su presencia me da asco; sin embargo, aún con todas las razones del mundo para disfrutarlo, el golpe que le doy me hace sentir peor. No me da gusto siquiera saber que probablemente le he roto la nariz. Su mejilla tiene un corte sangrante, supongo producto de mi anillo...

Sí, definitivamente ha sido por mi sortija, tiene una mancha roja. ¿Lo peor? Que trate de acercarse de nuevo, a pesar de mis golpes y gritos. No cede. Quiere abrazarme... ¡El muy cínico, hijo de Satanás quiere verme sufrir entre sus brazos! ¡Que se muera!

-si me vuelves a besar, tocar o siquiera pensar en mi cuerpo, te voy a dejar sin hijos, maldito marica hijo de puta. Y ruego a tu poderoso ser omnipotente que te mate, que te haga sufrir... Y retiro lo dicho hace unas horas, te aborrezco, Kim Taehyung. Ojalá te mueras - le gruño, alejando la navaja de su cuello.

Después de dos fallidos intentos, logro ponerme de pie y me visto. Todo me da vueltas. Su cara muestra desesperación. Fui un completo idiota al olvidar su gran talento para actuar.

Muérete también, pequeño Kookie, deja de golpear mi corazón y llenarlo de esperanza... Sólo desaparece y llévate el recuerdo de todo lo que viví con él, de su risa, sus besos y caricias. Por favor... Nochu, pequeño yo, no existas... Universo, no me dejes seguir... Dios, si querías matarme sólo debías ponerme un gatillero en frente, ¿por qué hacerme sufrir así? ¡Desaparece, junto a esa luna maldita que se ríe a carcajadas! ¡Jeon Jungkook es el payaso, la diversión! ¡Anden, vengan al circo! ¡Mi sufrimiento es su placer! ¡Maldigo a esas estrellas bellas y lejanas, siempre ausentes cuando las necesito! ¡Ruego al infierno que me absorba y acabe con mi tortura! ¡Sé que me escuchas, maldito! ¡¿Por qué no me llevaste cuando hubo oportunidad?! ¡No me des la espalda! ¡No soy un juguete de quita y pon!

-Jungkook, ¿qué pasó? ¿Y Tae? ¿Por qué lloras? No, no, cielo, no te pongas así... Ven, Kookie, no llores... Respira, tranquilo, aquí está hyung. No te voy a dejar, ¿ok? Ya, bebé, ¿qué sucedió? ¿Cómo matamos al idiota?

No puedo responderle. Mi llanto es más fuerte que yo, y el calor de Jimin es tan reconfortante. Sus palabras no me calman, aunque sus caricias en mi cabello sí lo hacen. Me siento como un niño tonto de cinco años llorando porque su globo explotó, con una madre que lo consuela cantando.

Ah, cierto... Tampoco tengo madre.

Lo único que tengo son recuerdos de canciones...

Una mierda.

-duerme pequeño, mi dulce niño. Duerme, porque tu Mami te guarda el sueño. Duerme mi chiquitito, mi bella Luna. Duerme mi estrellita, te cuido el sueño. Zum, Zum, ya se va a dormir. Zum, Zum, ya se va a dormir...

Con la voz de esa mujer cantando por última vez para ahuyentar mis pesadillas, mis ojos se van cerrando por el cansancio y la tristeza. Me aferro tanto al recuerdo de aquella bella dama y su calor, que ignoro los gritos que se dan en la tierra de los despiertos. Sólo es ella, el fantasma de la mamá que necesité y nunca tuve. Su rostro lleno de desesperación y tristeza, junto con su sonrisa despreocupada y alegre invaden mi mente. El primer cuadro fue cuando le susurré que la odiaba, quedó supuestamente destrozada... Y el segundo cuando me llevó al monte para ver a unos animales. Tenía menos de seis. Nunca pasamos de esos años. Se fue a formar una familia perfecta. Lo último que supe es que había tenido mellizos. Una niña y un niño preciosos. Unos hermanastros que odio con el alma a pesar de no conocerlos.