CXIX

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La celda de castigo realmente se gana su nombre. Es muy pequeña, oscura, está asquerosamente húmeda y las alimañas deambulan sin preocuparse por la muerte.

La odio.

El castigo que me han dado es de una semana. "Para que aprendas de una vez", dijo el tal Lee.

Realmente eran cinco días, pero intenté golpearlo y me agregó dos. Maldito imbécil... ¡Que sepas que no me importa, Lee! ¡Muérete!

Muérete...

Por favor... Muéranse, malditos recuerdos de mierda...

Un suspiro sale de mis labios mientras me hago un ovillo contra una pared, abrazando mis piernas y escondiendo mi cabeza entre ellas.

Me duele. La cabeza me punza y siento que va a explotar en algún momento...

Me duele, el pecho me duele... Quiero arrancar de mi piel ese nombre, quiero borrar su rostro de mis memorias, ¡quiero que Kim Taehyung desaparezca de mi vida!...

Quisiera jamás haberlo conocido..

Quisiera... Regresar a ese día... El día en que lo conocí... Y evitarlo a toda costa...

Quisiera gritarle y golpearlo más fuerte en la nariz. Quisiera negarme a darle mi corazón, mi vida...

Pero sólo es eso: un deseo. No pasará a más.

El sueño empieza a comerme y, sin quererlo realmente, me lleva al día cero.

¿Un infierno? ¿Un paraíso? Nah... Sólo... Un destino.

...

La sonrisa en mi rostro es enorme. Finalmente, ¡después de tres horas y media aguardando pacientemente! Al fin son míos. ¿Qué tal, señor Kang? ¡Literalmente lo hice en su arrugado y horrible rostro! Puedo considerar mi Dulce atraco como un éxito rotundo.

-¡Ladrón! ¡Agarren a ese asqueroso ladrón!

¿Asqueroso? ¡¿Asqueroso yo?! ¡Antes muerto!

En fin. Qué importan unas simples palabras, ¡sólo son eso! Jamás me alcanzará, es un viejo testarudo y lento. Jamás me-

-¡Cuidado!

El niño que se me ha cruzado se protege con sus brazos por si llego a chocar con él. Intento frenar, esquivarlo, ¡algo!... Pero voy tan rápido que mis pies se enredan y me hacen caer fuertemente....

Soy atrapado, y todo por culpa de ese chico.

El señor Kang, tan dulce como siempre, apenas reconoce mi rostro, golpea fuertemente mi mejilla.

Me está asfixiando... Pero no se lo haré saber.

-debería cortarte las manos para que dejes de robarme.

Sus palabras (amenazas, más bien), simplemente me son ajenas y superficiales... Pero ese chico, ¡ese tonto niño que se me cruzó se está llevando mis dulces!

Ese niño... ¿Lo he visto antes?... ¿Acaso me ha robado antes?...

Una sonrisa abarca mis labios. Es inevitable... Realmente es estúpida la situación en la que he acabado por su culpa... El momento equivocado en el lugar equivocado. Al menos para mí. En su caso, fue un momento excelente y lugar correcto. El señor Kang ni siquiera nota que sus dulces han sido robados nuevamente.

Mi captor me grita algo que no entiendo del todo bien y alza la mano para golpearme, pero no alcanza a hacerlo. Alguien lo para.

Cuando mi padre y yo cruzamos miradas, no siento el odio que generalmente inunda mi ser ante su sola presencia... Simplemente... Me es indiferente.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora