XXXIV

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Lo intento de nuevo, clavando mis uñas en las pequeñas imperfecciones de esa estructura vertical, logrando subir esta vez unos cuatro metros; sin embargo, el resultado es el mismo que la última vez y caigo al fondo, llenándome el cuerpo y la cara de lodo. Lo consideraría repugnante si no fuera porque cada parte de mí ruega echarme a llorar y gritar por clemencia. No lo haré, por supuesto que no... Pero de verdad me estoy muriendo y sucumbiré a las lágrimas en cualquier segundo.

-¡Taehyung, sácame de aquí! ¡Por favor!

Como en las... ¿Doce horas, quizá? No recibo respuesta. Sólo veo una ligera luz y escucho el sonido del viento.

Es en una corriente muy fuerte que algo me pega en la cabeza, haciéndome caer de nuevo en el intento que hacía para salir de allí; así que, molesto y a punto de llorar a gritos, tomo ese pequeño objeto lleno de suciedad. Mis ojos ceden un poco y se empañan al notar que es la llave que Kim usó para abrir la puerta. El maldito la dejó aquí, seguro que no volvería. Para colmo, le puso seguro. Lo sé. Siempre lo hace. Cada que sale de algún lugar, especialmente cuando está molesto, pone candado... Odio tanto recordar estos detalles.

-estás lejos de la luz.

Me quedo estático ante esa voz que me atormentó por tantos años, temblando y jadeando ante la nueva ola de pánico que me empieza a consumir.

-veo que sigues siendo el mismo marica. Tan decepcionante... Eres tan débil que volviste a caer en el mismo pozo dos veces. Muy bien, Jonathan.

Clavo la llave en la pared con desesperación, tratando de huir de sus acusaciones y su presencia, llegando esta vez a una altura de siete u ocho metros... Pero él no se va, sólo se sienta en el aire y me mira con repugnancia.

-¿huyendo de nuevo? Mh. Esa está floja.

Dicho y hecho. La piedra de la cual me sujeto sucumbe ante mi peso y se desprende, regresándome al inicio. Él suelta una carcajada.

-¡escapar de mí! ¡Ja! Ya quisieras, Jeon. Yo soy tu sombra, el inicio y el fin. ¿Cómo podrás perderte a ti mismo? Formo parte de ti, maldito monstruo. Yo creé al asesino de Jeon JumBloom.

-estás loco, sólo estás loco, Jungkook. No es real, no es real. ¡Me volví loco, no eres real, estás muerto, yo te asesiné! - le grito, tapando mis oídos y cerrando los ojos con fuerza.

Sus pasos suenan donde debería estar la pared, y su golpe se siente tan real y doloroso como cuando estaba vivo. Debo estar mentalmente muy enfermo para poder recrear estas escenas con todo lujo de detalles. La falta de aire, el ardor en los lugares afectados, su voz llena de ira. Todo eso es lo que capto a mi alrededor y en mí mismo. He vuelto a aquella casa llena de sufrimiento y golpes. Volví a mi hogar. Ha renacido de las cenizas.

-basta... ¡Ya basta! - al abrir los ojos, mi padre ya no se encuentra ahí.

¿De verdad me estoy volviendo un esquizofrénico? ¿Por qué me está sucediendo esto? ¡Él está muerto! ¿Por qué simplemente no me puedo quitar de encima que todo es mentira?, ¿que él en serio ha vuelto para matarme? Es estúpido, sé que es muy tonto... Y me parece lo más cuerdo del mundo.

-¿escuchando voces? O... ¿Mi voz, Juncok?

-¡es Jungkook, mierda! ¡¿Por qué discuto contigo?! ¡En primera, no existes!, ¡en segunda, soy consciente que eres tan estúpido como para olvidar el nombre del responsable de tu muerte, que aparte es tu hijo, así que es absurdo que te corrija!, ¡y tercera! ¡Déjame en paz! ¡Largo, largo, largo! ¡Fuera de mi cabeza, de mi vida! ¡Vuelve a morir, maldito viejo!

Intento apuñalar a mi padre con la llave, ésta rompiéndose al obviamente traspasarlo e impactar con la piedra que me mantiene cautivo. Mi mano comienza a sangrar por la fricción con el objeto.

-matar, ¿no sabes hacer otra cosa además de eso?

El señor Min me mira con asco. Detrás de él está su esposa, sin el vientre abultado, cosa que me hace estremecer.

¿Qué es esto? ¿Convención de fantasmas? ¡Déjenme solo!

-nos arrebataste lo que más queríamos. Nuestro hijo se quedó solo y nuestra bebé no nació. ¿Estás feliz, sicario Jeon? ¿Cumpliste tu propósito? ¿O nuestra muerte sólo fue en vano?

Intento escapar, escalando de nuevo aquellas paredes tan altas. Da igual la altura, qué importa si me mato al caer. Quiero que se vayan, que se alejen. No quiero ver. No quiero saber. ¿Quién dijo que quería vivir?

-¡eh, Jeon! ¿Aún conservas el diente de cocodrilo con el que me mataste? - me pregunta Zack.

-¡escala! ¡Anda, gordito, escala! - me anima William.

Agito la cabeza, tratando de sacar de ella todos esos rostros llenos de sangre que han vuelto para castigarme. A Kai, quien por accidente cruzó su destino conmigo, y semanas después me mandaron a matar. También Lisa está burlándose desde la orilla del pozo, balanceando sus piernas con fingida inocencia. A ella la maté después de que me engañara con MinWoo. Para colmo, éste se asoma desde fuera de mi prisión de piedra, sonriendo con sorna al verme desesperado por llegar a donde él está. A su lado está el señor Kang, quien por razones del azar terminó muerto gracias a una gran deuda sin pagar. Su esposa se coloca detrás de él, frunciendo el ceño al reconocerme.

Will, ese maldito hijo de puta que, sólo por pesar tres kilos más que él, me llamó "gordito" durante todo el maldito año que estuvimos entrenando para ser elegidos por el jefe como mejor novato, y del cual logré obtener el privilegio de ejecutar cuando falló y se salió de la Organización, con la excusa que era para proteger nuestra sociedad oculta. Se rió de mí al clavarle un cuchillo en su espalda, y su última palabra fue ese apodo tan ridículo.

-¡vamos Jungkook! ¡Imagina que vas a matar a alguien si logras salir de ahí!

Y vaya si lo haré. Kim Taehyung capaz y se convierte en uno más de estos fantasmas a mí alrededor. Sólo debo seguir escalando, ignorar el frío y la desesperación. Únicamente le tengo que poner las manos encima a ese maldito...

-te ves sexy cansado, Jungkook.

A tan sólo una mínima distancia de lograr salir de este pozo de las pesadillas, mis manos resbalan cuando alzo la mirada y veo a aquel chico que, aunque su muerte no haya sido por mis manos, ha tenido un gran impacto y trauma en mí. No le lloré, como fue en el caso del peliazul, pero sí perdí a una de las dos únicas personas que quería en ese nido de víboras, y me atormenta que jamás lo pude vengar, que se desangró en mis brazos... Me molesta tanto que jamás le pude decir con sinceridad cuánto lo apreciaba...

Suelto un grito, uno lleno de rabia, tristeza y miedo, mezclado con el dolor del impacto contra el fondo, al igual que el ardor en mis manos casi destrozadas por las heridas que me han provocado las malditas piedras afiladas.

Todos aquellas caras, conocidas o no, se amontonan en torno mío, lanzando palabras llenas de veneno que me hacen sentir inferior y débil. Algo que jamás creí volver a pasar.

-Gyeom, basta... Por favor - le suplico al espectro -. Yugyeom... Por favor...

Me siento mareado y cada vez a mis pulmones llega menos aire. Mis ojos arden, mas no por el llanto, sino por la contención de éste. Yugyeom ni siquiera se detiene a abrazarme, como antes lo hacía. Ni siquiera me golpea. Nadie lo hace. Sólo hablan. Gritan. Reclaman. ¡Me vuelven loco! ¡Ya basta, basta, ahora!

Mi cuerpo cede por fin ante todo lo que sucede y se derrumba; no obstante, siento unas manos tomar mi cadera con algo similar a la urgencia, aunque con un gran cuidado. No es Gyeom, y eso me decepciona en sobremanera. Un Kim Taehyung se sujeta a mí como si su vida dependiera de ello... O tal vez sea la mía...

-lo siento...

Antes de cerrar los ojos, Yugyeom se coloca frente a mi

-dulces sueños, Kookie. Nos vemos en el infierno.
























...
¡Nos leemos el miércoles!

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora