CXXII

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Me despierto con un grito atorado en mi garganta y el cuerpo bañado en sudor. Mis manos tiemblan furiosamente, y mis ojos pesan como nunca.

Hace días que no puedo dormir bien... Cuando cierro los ojos, todos los recuerdos desagradables en mi niñez y adolescencia se proyectan en mi mente... Pero este... Este maldito recuerdo... Me mata por dentro…

Idiota... ¿Por qué siempre tomo la misma decisión?...

Las náuseas invaden mis sentidos. Con lentitud me levanto del suelo, y, muy lentamente y de la manera más normal que puedo fingir, voy caminando al baño.

Para mi desgracia, estando tan inmerso en parecer normal, no me doy cuenta del guardia frente a mí y choco con él.

-¿Jeon? ¿Estás bien? Te ves... Amarillo...

No alzo la mirada cuando Seungmin se acerca a mí.

-¿Jeon?... Jeon, ¿qué te pasa? Estás temblando.

Y juro que podría estar bien. De verdad... Podría ponerme bien si quisiera, podría dejar de temblar y mis náuseas desaparecerían... Pero cuando Seungmin toca mi hombro, todo hace explosión... Empujo a Seungmin fuera de mi camino y entro a los baños corriendo, devolviendo todo lo que hay en mi estómago apenas el retrete está frente a mí.

Es tanto el asco y la fuerza de las arcadas, que mis ojos se anegan en lágrimas y las muy traicioneras luchan violentamente por salir.

-Jeon...

No respondo. Me quedo inclinado sobre el retrete, esperando la próxima arcada.

Lo peor es la sensación de ahogo... Y la falta de comida en mi estómago.

Si bien Dennis llegó a mandarme comida de contrabando en la celda de castigo, no probé más que un bocado. Ahora que no tengo absolutamente nada en el estómago, las fuerzas merman en mis músculos y en mi voluntad.

Una mano palmea ligeramente mi espalda.

Es un impulso. Un fuerte, desesperado y a la vez débil impulso. Agarro a Seungmin por las solapas de su uniforme, y lo estallo contra la pared más cercana.

-no te atrevas a tocarme - gruño, sintiendo mis piernas temblar y la piel arder.

El contacto con su piel me produce terror, pero al mismo tiempo no puedo dejar de apretar furiosamente su cuello.

No me toques, ¡deja de tocarme!

Idiota... Quien lo toca eres tú.

Mi cabeza hace click, por lo que dejo de asfixiar a Seungmin. Al alejarme de él, colapsa y empieza a toser, mientras yo no me atrevo ni a respirar.

Está bien, estoy bien... Me golpeará por atreverme a atacarlo... Lo hará, lo hará... Igual que Yugyeom... Lo hará...

Pensar en él revuelve mi estómago, y termino nuevamente contra el inodoro, devolviendo ya nada más que líquido.

Yugyeom... Ante la más mínima resistencia... Quebraba toda fuerza de voluntad y de paso dañaba mi cuerpo...

"Reduje tu estancia aquí a cinco noches. Me perteneces y estás obligado a ceder. Si no lo haces, yo mismo te romperé"...

Ja... ¿Romperme?... Creo que hizo más que eso...

-Jeon... Ven conmigo.

-si vas a golpearme... Asegúrate de matarme.

-¿Qué?

Oh... ¿Lo dije o lo pensé?

-no importa. Jeon, vamos a la enfermería.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora