XLIII

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Y lo vuelve a hacer, susurrando de nuevo aquellas palabras. Todo pierde sentido, y su voz se vuelve absurda e hipócrita. Me encanta. Cada nueva promesa rota que hace, ese sentimiento de que no está bien, la presión en el pecho por la incertidumbre de si volveré a salir dañado, todo eso me hace sentir vivo mientras sus labios se posan de nuevo sobre los míos.

-¿es la última vez? - pregunto, riendo.

-¿de nuevo?... Sí, es la última vez.

Es una droga. Tiene literalmente un sabor a licor que me vuelve loco y me embriaga. Me pregunto cuántas botellas se tuvo que beber para tener el valor de venir a ver lo que hacía y preguntar lo obvio. Yo apuesto que unas tres... Aunque no sé si eso sea bueno, Kim tiene muy poca resistencia al alcohol. En unos minutos o terminamos peleando o el muy idiota se cae en el pozo por accidente. Muero por ver eso. Si sucede, juro que lo dejaré unos días allí, al diablo si hicimos una promesa silenciosa de no hacernos daño de nuevo. Si no soy yo primero, él lo hará. Creo que es mi turno de empezar.

-estás ebrio.

-¿importa?

Muerdo mi labio cuando se empieza a mover en círculos sobre mi pelvis, provocando un gran problema debajo. Él parece notarlo, así que lo hace con mayor intención. Y, por mucho que lo desee, lo tomo por las caderas para detenerlo. Una cosa son besos, eso lo acepto con todo gusto; sin embargo, algo muy diferente, es volver a tener relaciones sexuales con él por simple diversión o porque anda demasiado borracho como para pensar en lo que está bien y lo que no.

-debo seguir trabajando - gruño cuando se zafa de mi agarre y vuelve a los torpes movimientos.

Es inevitable soltar un jadeo. Él es tan... Y se siente muy... Mierda, ¿no hace calor? Siento que estoy en el infierno, la temperatura está demasiado alta... Y él no puede tan sólo ponerme así restregándose de esa manera... ¿O sí?

-mierda, andas necesitado, ¿eh? Creo que Bigom no hace bien su trabajo. O tal vez seas tú el que no se mueve correctamente - digo, cediendo ante él y cerrando los ojos para disfrutar cada roce.

¿Estoy mal? Sí, probablemente. Me estoy exponiendo a que me dañe con más fuerza que antes. Un reencuentro hace las cosas más... Intensas...

-¿tú crees? - me pregunta, sonriendo con inocencia fingida - Y tú... ¿Podrías ayudarme con eso?

Definitivamente eso es la gota que rebasa el vaso. Mi autocontrol se va por completo a la mierda y lo empiezo a besar con desesperación, pero antes de que pueda arrancarle esa molesta ropa, él sencillamente se aparta y detiene cualquier vaivén.

-tienes que seguir trabajando, Kookie. No te molestaré más. Diviértete, amor.

Me quedo sin habla y congelado cuando se levanta y se va. Así, sin más, dejándome con un doloroso problema. Demasiado, diría yo. Es incluso una agonía levantarme.

-me las pagarás, Kim - susurro mientras camino lento hacia el baño. No trabajaré así.

...

Menos de dieciocho horas. Aunque parezca mucho tiempo, no lo es. No para mí y lo que quiero hacer. No es suficiente para saber hasta el más mínimo detalle de la casa de Hye KungWa y dónde vive... Además de conseguir el equipo necesario. No voy a llegar, pedirle amablemente que se deje matar y ponerle las manos encima. En primera, es estúpido. En segunda, dejaría mis huellas digitales y no, lo que menos quiero es que Namjoon o la Organización confirmen que sigo vivo.

-y duré ocho años haciendo esto. Estoy loco. ¿Cómo no me frustré mientras investigaba?

En realidad es muy fácil la respuesta: porque me gustaba hacerlo. Las ganas incontrolables de asesinar, ver dolor y desesperación eran tantas que todo movimiento estaba lleno de satisfacción y deseos de más... Ahora sólo quedan los recuerdos, y las ganas de ver morir a alguien ahora son sustituidas por las que Kim me dé un beso o siquiera me vea con cariño. Ya no está el odio que me movía. No hay nada más que querer complacer las expectativas de Taehyung y sus deseos. Aunque no sea tan obvio, antes de hacer algo me pregunto si satisfará a ese bobo rubio.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora