XXI

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Un gran silencio se instala entre nosotros.

Me alejo de Hoseok, evitando su mirada y golpeo bruscamente la mano de Kim cuando intenta tocarme. Creo que incluso le gruño. Mierda, ¿en serio lo dije? ¿Qué clase de estúpido soy? ¿Por qué abrí la boca? Y la pregunta del millón, ¿es verdad? He tratado tanto de convencerme que no, y lo he logrado por muchos años... Y ahora ya no sé si sigo mintiendo. Soy tan bueno que incluso yo me lo creo. ¿De verdad quiero aún a Taehyung? ¿O sólo es una maldita obsesión por recuperar lo que perdí?

-Jungkook...

-déjame en paz.

Lo digo más para el peliazul que para Hoseok.

-no, Kook... Lo siento... De verdad, es sólo que... Lo entiendo...

Una rabia destructora inunda mi cuerpo y alma. ¿Entender? ¿De verdad? ¿Es capaz de entender que casi me muero de la tristeza, que intenté acabar con mi vida? ¿Él lo hizo? ¿Él sufrió por una mierda de amor enfermo como el mío? Por supuesto que no. Yo soy el único idiota que es destrozado. Soy el único lo suficientemente roto para reírme en cara de ambos estúpidos frente a mí.

-¿lo comprendes, Hobi? - su rostro se pone un poco pálido - ¿Tú sabes a la perfección lo que es dormirse hecho trizas porque estás solo, abandonado? ¿Mi perfecto y tan amado hyung conoce eso? Voy a responder por ti. El gran J-Hope no puede entender esto. Ni una puta mierda, Hoseok. Tú no tienes ni idea - lo señalo con el dedo tembloroso -, ¡no eres consciente de cómo se siente, Jung! Jamás podrás imaginar cómo es querer morirse por haber fallado, porque hiciste algo que te alejó del amor de tu vida; ni te intentaste suicidar cuando el lado opuesto de la cama se quedó vacío. No me vengas con ese cuento, porque jamás podrías sentir lo que yo. Nunca te romperán como ese estúpido peliazul lo hizo conmigo. Tú no tendrás que quedarte despierto toda la puta noche porque soñaste su rostro deformado en horror. No tienes cicatrices hechas por puro placer, ni amantes idiotas que tratan de jalarte de nuevo a la cama para borrar de ti esos toques tan únicos. Tú no te has ahogado en alcohol por un amor tan enfermo como el mío... Simple y sencillo, fuera del amor de tu vida, tu mejor amigo no te entregó a la policía y te llamó monstruo.

Cuando me doy cuenta, ya estoy tomando a Hoseok por el cuello. Lo dejo caer, asustado. Por muy poco cuerdo que sea, aún siendo el mejor sicario, no puedo ni debo matar a mi mejor amigo. Ya no puedo perder a otro.

-lo siento - murmuro, asustado mientras mi hyung se pone en pie y masajea el lugar afectado -. Lo siento mucho, hyung, yo... Perdón...

Mis manos empiezan a temblar al igual que todo mi cuerpo. ¿Este es el poder que Kim Taehyung tiene sobre mí? ¿Locura y agresividad? ¿Muerte? No es que sea un santo, vaya si no es así; sin embargo, matar por matar no es lo mío. Yo espero, recibo un encargo, doy la muerte y obtengo mi pago. Así funciono. No asesino a todo quien se cruce en mi camino... Pero desde el regreso de ese idiota, no hago más que perder el control.

Escucho unos gritos. Es ahí donde me percato que he salido corriendo y que hay lágrimas en mis ojos.

¿De verdad he llegado a tal punto de debilidad? Porque no es más que eso. Ser frágil, pequeño e insignificante. Tan sólo recordemos cómo Kim logró tener un completo control sobre mí días atrás. Me dejó indefenso. Si no le hubiera golpeado, habría acabado en la humillación. Justo como él luego de provocarme... Como toda mi maldita existencia. Siempre por debajo de alguien más fuerte. Es la ley de la vida. Matar o morir. Y prefiero permanecer matando.

-Jungkook... - jadea Kim, por fin llegando a mi lado - ¿Kookie, estás bien?

Me río.

-define bien.

-lo siento...

-da igual.

Mis piernas ruegan por seguir corriendo, huir de él, de Hoseok, de mí mismo. ¿Por qué querría huir de mi propia sombra? La oscuridad siempre fue una excelente aliada, un manto para acobijarme... Y ahora que Taehyung regresó, no sé si he perdido el control sobre ese poder, ni si ha terminado por consumirme o la ligera luz que Kim emana es suficiente para ahuyentar todo eso de mí.

No sé quién soy.

No soy ese Nochu, aquel niño que era feliz junto a su TaeTae; no soy Kookie, un adolescente que quería en secreto a su mejor amigo y le hacía el amor con cuidado; tampoco soy Jeon Jungkook, el grandioso sicario, el mejor asesino, el hijo del diablo... Tan sólo... Jungkook. Un débil Jungkook.

-Jungkook, ¿qué fue todo eso?

Suelto una carcajada. ¿Qué más podría ser? Fue una estúpida confesión, mi vida sin él resumida en cinco minutos. Eso es. Y fue un gran error.

-¿qué? ¿Ahora vas a burlarte de mí? ¿Te reirás porque soy débil? Adelante, hazlo. Grítalo mientras te carcajeas. Jungkook es frágil. Kim Taehyung es un ser poderoso que logró destruir al hijo del demonio. Vamos. Al fin y al cabo, estoy muerto. Desde antes de tu regreso ya estaba muerto...

Me siento en el suelo, fatigado. Ni siquiera pude decirle a Hoseok que lo extrañé.

Taehyung se sienta a mi lado.

-¿sabes? Yo no creo que seas débil.

Río. ¿Es en serio? ¿Ahora resulta que Kim Taehyung va a clasificarme como alguien fuerte? Que se joda.

-¡de verdad!

Niego con la cabeza ligeramente, sonriendo melancólico.

Una persona fuerte no llora todas las noches, ni ruega a las estrellas regresar al pasado. Alguien fuerte no intenta acabar con su vida por una traición, ni quema una vecindad entera porque le trae recuerdos indeseados. Yo no lo soy. Sexo, drogas, alcohol, asesinato. Todo eso para olvidar. Y una promesa rota en una estrella tan hermosa y lejana.

-yo también era frágil - susurra Kim después de un largo silencio -, pero tú me enseñaste a ser fuerte. Cuando te veía reñir con tu padre o con el señor Kang, poniéndote a su nivel y diciendo todo lo que creías, yo te admiraba. Quería ser tan seguro de mí mismo como tú... Yo deseaba ser tú... Despierto, inteligente, travieso y siempre despreocupado...

Lo ignoro, pero de repente sus fuertes manos toman con brusquedad mis mejillas y juntan nuestros labios, creando un dulce vals que poco a poco va subiendo de nivel. Taehyung me empuja con moderada fuerza y se coloca sobre mí, sonriendo con suficiencia; sin embargo, ese gesto desaparece cuando logro segundos después yo quedar arriba, tomando sus manos con una mía y dejándolo inmóvil.

-¿lo ves, Kook? Jamás vuelvas a pensar que eres débil, nunca. Eres la persona más fuerte y valiente que conozco. Medio idiota, pero bueno, nadie es perfecto.

Me alejo, riendo.

-hablas de mí, Kim. Yo soy perfecto.

Una caricia delicada y suave recorre mi rostro, mientras que en el suyo aparece un gesto tranquilo y bobo.

-lo sé.












………

Sinceramente no sé cómo tocar el tema de la situación en Perú. Es una atrocidad lo que ha hecho ese gobierno, las vidas que sacrificaron merecen justicia. La renuncia ha sido un gran triunfo para ustedes. Ahora que se pudra en la cárcel. Si hallo alguna manera de verdaderamente ayudar, lo haré. ¡Cuídense mucho y sigan luchando por lo que les parezca justo! Un gobierno no tiene poder si sus ciudadanos no le respaldan.

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora