XLIX

45 7 3
                                    

Vuelvo a azotar su trasero con la pequeña fusta que he encontrado por allí. Cuando dijo que tenía todo lo de mi cuarto, no creí que incluyera también esto.

-de nuevo, cariño - exijo, propinado un varillazo que deja su lindo trasero más rojo de lo que seguramente está.

-¡mierda, Jungkook, me voy a romper, por un carajo! ¡Está bien que me guste saltar como conejo, pero no es para tanto! ¡Duele!

Con un movimiento seguro, aunque no brusco, acerco su cara a la mía, sonriendo con travesura al ver las pequeñas manchas rojas en su nariz que aparecen cada que está avergonzado, y las gotas de sudor por la acción.

-no me interesa. Sigue. Llegaste a tu límite, pero yo aún no.

-¡¿cómo vas tú a llegar al límite si el que hace las sentadillas con saltos soy yo?!

Río antes de darle un motivador golpe. Él se queja y hace la sentadilla número 398. Me da tanta risa verlo tratando de no caer por la poca fuerza en sus piernas. Su cuerpo tiembla como si estuviera pasando por un frío glacial. Que esté vestido así no me ayuda en nada. No sé qué mierda hicieron en Paradise, pero se los agradezco. Esas mallas, la mini falda, su top, el chaleco, el rímel y los brillitos en sus labios y ojos hacen una perfecta y caliente combinación. Su cara adornada con perlas de sudor da lugar a miles de fantasías. Me parece maravilloso cómo muerde sus labios mientras sus rodillas se flexionan y le permiten con dificultad hacer su penúltimo ejercicio. Quedamos en que si lograba hacer 400 sin un descanso de más de quince segundos, su castigo estaría completado. Al contrario, si llega a caer de trasero, puedo obligarlo a repetirlo y elegir la ropa que usará todo el mes y/o manipularlo a mi gusto. Y no es que sea sádico, pero me encanta el sonido de una fusta golpear piel...

No, corrección, adoro el sadismo y masoquismo. Joder, de tan sólo pensarlo ya tengo graves problemas.

-necesitas ayuda con eso - se burla Kim.

-y tú harás lo que te pida por todo un mes.

Con una sonrisa, empujo suavemente su hombro, provocando su caída y obvia derrota. Será divertido.

-¡hiciste trampa!

-jamás dije que jugaría limpio, lindo. Gané. Eso es lo que importa. Haz de nuevo las cuatrocientas, te veo abajo en dos horas.

-¿no puedes cambiar mi castigo? Kook, ya me cansé, por favor. Haré lo que quieras. Tú sólo pide, amor - me incita, lamiendo sus labios y pasando su mano por mi problemita.

-¿absolutamente todo?

-sí, Kookie, todo.

-corta con Bihum.

Su rostro asombrado y pálido es toda una obra de arte. Me recuerda a aquel cuadro del expresionismo, del hombre asombrado en el puente. La única diferencia es que Kim sabe controlarse lo suficiente para no hacer un escándalo total. Sólo mantiene la mandíbula hasta el suelo y los ojos fuera de sus órbitas, nada raro.

-¿qué? - pregunta sin aliento.

-oh, cierto. Es Bogum... Córtalo.

-¡por supuesto que no! Lo quiero.

¿Se me puede considerar enfermo mental si me comienzo a reír con fuerza de la situación? Espero que no, porque es justo lo que estoy haciendo. Mis carcajadas son tan fuertes que pronto tengo que agarrar mi panza para que ésta no explote. Sabía que diría eso, es tan predecible... Aunque, siendo sincero, esperaba más un "lo amo" a un "lo quiero". Esto me da mucho qué pensar, ya que jamás en mi vida le he escuchado esa palabra de manera sincera. Sólo recuerdo una ocasión, unos cuatro meses antes de nuestra separación: el día que visitamos a su abuela. Ella es la única que ha recibido esas bellas palabras. Estoy un cien por ciento seguro que ni siquiera a sus padres les dice que los ama. A nadie. Tampoco a Bogum... ¿Por qué?

Matar O MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora