Matar O Morir

XIII

Después de casi un maldito mes encerrado en el hospital, por fin salgo el domingo. Mi cuerpo sigue bastante débil, pero prefiero eso a quedarme un minuto más aquí. La comida es asquerosa, las enfermeras son frías y desagradables, el cuarto es un jodido congelador. Eso por mencionar poco.

-¿listo para irte? - me pregunta sonriente Tae a la entrada del hospital.

-la próxima vez déjame morir, prefiero eso a volver a este lugar.

Una enfermera voltea a verme con el ceño fruncido. Supongo que me escuchó. Ah, da igual, es verdad lo que digo. Creo que preferiría morir a regresar. No, no, no. Horrible, jamás me vuelvo a enfermar.

-¿cómo te sientes? - susurra regreso a casa.

-no muy diferente a la última vez. No me duele nada, pero estoy agotado.

Se queda en silencio. Me pregunto qué tanto piensa cuando le cuento todo lo que me sucede. ¿Considerará la idea de dejarme para ahorrarse problemas? Mierda, no. El día que lo pierda, quizá me muera. Si he aguantado los tratos de mi padre, ha sido por él. Sólo... Quiero que esté conmigo.

-debemos hablar con la policía.

Me congelo. ¿No piensa desistir? ¿De verdad? No es que tenga miedo de lo que me pueda pasar, no. Me aterra que no sólo yo sea el afectado. Por mí bien si muero, da igual... Por otro lado, si el viejo sale libre y descubre que Tae fue mi cómplice para meterlo a la cárcel, es capaz de matarlo. Si no dudó para hacerlo conmigo que soy su hijo, no quiero ni imaginar lo que le pasaría a Kim.

-no.

Frunce el ceño, mas no me contradice. Lo miro asustado. ¿Quién es este ser y dónde está el amor de mi vida? Kim Taehyung jamás me dejaría ganarle en discusiones y decisiones...

-¿te golpeaste la cabeza? - pregunto mientras entro en mi casa.

-tengo que confesarte algo, Jeon - dice cerrando la puerta y llevándome a la sala.

Asiento, confundido. Él respira profundo y me toma por los hombros. No hay sonrisa en su rostro y su agarre sólo me advierte que no es nada bueno.

-me iré a Seúl.

Y juro por el dios en el cual no creo, que escuché con lujo de detalles cómo mi corazón se hizo añicos. También lo sentí en todo el cuerpo.

-pero... No... ¿Qué?

Me obligo a no llorar. No puedo. No quiero. Me hace sentir débil y odio eso.

¿Por qué? Yo renuncié a la idea de huir por él, soporté cada maldito golpe por él... ¿Por qué no puede hacer lo mismo por mí? ¡No pido mucho! Sólo que se quede a mi lado, como todos estos largos diez años...

-Jungkook, no fue mi decisión.

-quédate conmigo.

-no entiendes, esto va fuera de mi alcance. Mis padres tuvieron una oportunidad de trabajo. Debo ir con ellos.

-¿y yo? ¿Me vas a dejar aquí? ¡Me juraste que siempre estaríamos juntos y que no me abandonarías!

Sin mi permiso mis ojos se llenan de lágrimas. Me duele mi corazón, la cabeza me está dando vueltas...

No tiene tiempo de responder a mi acusación, ya que la puerta de mi casa es abierta. Le señalo de mala gana una habitación para esconderse y él lo hace. Mi padre entra apenas él se oculta. Una bofetada me es dada de inmediato.

-¡ni creas que por ser el maldito protegido de Jung Hoseok no vas a pagar por lo que hiciste, cabrón!

Suspiro antes de literalmente poner la otra mejilla. Se terminará más rápido si no me resisto. Además, ya no duele, así que supongo que me será más fácil soportarlo. Es como ahora. Sus golpes sólo son punzadas. Es bastante curioso cómo desde el día que me sacó J-Hope, el dolor se siente como piquetes. Me pregunto cuánto durará esto. Siendo sincero, no quiero tener que sufrir otra vez porque tengo algo roto o sentir ardor por tan brutal acto. Aunque bastante sufrimiento ya tengo con la noticia que me ha dado Kim.

Un ruido ensordecedor provoca que sus golpes se detengan.

Ambos miramos al muchacho que se encuentra en el suelo. Yo con espanto y el viejo asqueroso con curiosidad y furia. Esta última aumenta cuando nota que el celular está encendido y grabando.

-¡¿quién mierda eres y qué haces en mi casa?!

Mi corazón se detiene cuando lo toma por el cuello y lo levanta, pisando su celular. Tae me mira asustado.

-¡¿qué demonios haces aquí?!

Trato de evitar que lo golpee, pero soy lanzado hasta el otro lado de la sala. Mi cabeza da vueltas y la vista se me nubla. Los gritos de furia de mi padre y los casi inaudibles lamentos de Tae suenan con estrépito en mi cabeza, siendo casi insoportables.

Mátalo.

-Nochu...

—¡basta!

Mátalo.

-Jungkook...

—¡Kookie!

Mátalo.

-Jeon...

—¡déjame!

¡Mátalo!

-¡Jeon Jungkook!

—¡no!

...

Cortito porque se viene lo interesante. ¡Nos leemos la próxima semana!