La alarma del auto me despierta. Con mucho sigilo voy al lugar donde guardo mis carros de emergencia. No tengo miedo, por supuesto que no... Pero me preocupa haber sido descubierto a tan poco tiempo de haber huido.
Todo está vacío, justo como lo dejé. La única diferencia es la alarma que emite el volvo. Con medida teatralidad, me inclino dentro del auto. Empujo a un chico al interior de éste antes de que él lo haga. Inmediatamente cierro la puerta y, tomando las llaves encima de una silla, cierro con seguro. Noto un tanque de gas escondido tras el Mercedes. Con una sonrisa ladeada abro la llave. El muchacho golpea la ventana. Se está asfixiando. Bajo la ventana después de unos segundos.
-con que querías voltearme mi propio truco. Muy mal. ¿Quién mierda eres y cuántos más saben de este lugar?
El maldito hijo de puta se atreve a escupirme en la cara. Paso mi lengua por mi mejilla interna y me seco con el antebrazo. Le sonrío burlón antes de darle un golpe en la cara y subir de nuevo los vidrios. A los tres segundos vuelve a toser. Miro mi reloj con aburrimiento. Tres, dos, uno, ya. Él toca desesperado el cristal. Lo dejo unos segundos más hacerlo, disfrutando de su rostro de sufrimiento. Si te quieres meter conmigo, todo va a salir en tu contra. Ya convencido que me dirá todo, lo dejo respirar. No es así. Se limita a insultarme y amenazarme de muerte. No logro reprimir una carcajada. ¿Por qué otro motivo me estaría escondiendo si no es porque ya sé lo que le sucede a quien rompe nuestras reglas? Decirme que moriré pronto es como insinuar que el cielo es azul. Ya lo sé, y no tengo miedo. Ya no. Es más, ¡bienvenida, huesuda! Claro, eso no significa que lo dejaré asesinarme así como así, tampoco estoy tan idiota. Le daré a la muerte batalla hasta ya no poder.
-bien, dado a que no quieres cooperar, tendré que eliminarte.
Con un suspiro me levanto y lo dejo ahí, golpeando hasta sangrar el vidrio, tratando de romperlo. Es imposible. Si una bala no puede atravesar el cristal, ¿cómo podría hacerlo un golpe de este debilucho? Tonto, completamente tonto.
...
El disparo se escucha por todo el lugar. Sólo espero que no se haya oído también en la superficie. Bastante tengo con mi clan para agregar a la policía en esta ecuación de matanza. Miro aburrido el cadáver del muchacho. Después de quince minutos muriendo lentamente inhalando gas, se le soltó la lengua y me dijo todo. Quiénes saben de este lugar y cuándo van a venir por lo menos cincuenta asesinos profesionales por mí. A pesar de la situación, sonrío. Cincuenta sólo por mí. Cuando ninguno regrese, mandarán cien. Y así hasta llegar quizá a los doscientos. Es el máximo número que he combatido y salido victorioso... Pero eso fue con meses de planeación... Sabía exactamente qué esperar... Ahora sólo sé que es matar o morir.
Después de sacar y tirar por ahí el cuerpo del chico, extiendo en la reducida mesa un mapa. Estoy al centro de la ciudad. Si acaso tuviera un lugar seguro a dónde ir, seguro sería el oeste. Aborrezco siquiera tomar esta idea en consideración; sin embargo, no me queda de otra. Tendré que pedirle ayuda a Choi. La cuestión es cómo llegaré. Ni siendo invisible podría pasar la frontera. Hay demasiada vigilancia de mi clan. Y no me queda mucho tiempo; según el chico, mandarán cincuenta hombres en tres días. Él sólo vino a "echar un vistazo". Mierda. ¿Cómo demonios me encontraron? ¡Nadie conoce este lugar! Tiré mi celular, no hay forma de que me rastrearan. Sólo... Sólo que haya cometido un error y no haya visto a una sombra. Pero es imposible, sumamente ridículo. ¿Yo equivocarme? Soy el mejor asesino, jamás me equivoco. La más mínima vacilación significa la muerte. Muerte que me encargan dar, no recibir.
Paso horas buscando una salida, un pequeño hueco donde pueda escabullirme; no hay ninguno. Todo está perfectamente calculado, como si el jefe hubiera sabido lo que pasaría y, para hacerme pagar, mandó a construir esta mierda de fortaleza. No tengo escapatoria. No hay nada, ni una sola grieta. No podré salir. Al menos no vivo. Y aunque la cosa era obvia, no puedo reprimir la decepción. Jeon Jungkook atrapado como ratón y asesinado como perro, ¿quién lo diría? Por supuesto yo no. Jamás creí verme en esta situación. Era ridículo... Ah, pero aquí está el santo karma para reírse en mi bello rostro. Las ganas que tengo de que fuera una persona para acabar justamente con él. En la vida se atrevería a hacerme esto. Para mi desgracia, sólo se quedará así, como un deseo. Nunca podré patearle el trasero al karma ni hacerlo comer balas. Irónico, porque quien va a recibir ambos tratos seré yo por manos del mal nacido y mi gente. Ni cómo arreglarlo.
Al mirar mi roto reloj me doy cuenta que ya pasan de las tres de la mañana. Es demasiado tarde para ver las estrellas. Claro, no iba a hacerlo, que ridículo pensar siquiera eso... Aunque es una lástima por los que se perdieron el espectáculo nocturno al estar sumergidos en el plan de cómo escapar. Digo, porque seguramente hay muchos que están haciendo eso, ¿no?
El sonido del mecanismo de mi entrada secreta hace que abandone todo tipo de pensamientos. ¿Qué demonios? ¡Tres días dijo el maldito, tres! ¡Qué ganas de revivirlo y volverlo a matar tengo! ¡Llegando al infierno le voy a clavar mis cuernos, lo juro!
Luces de linterna se empiezan a ver. Es una gran suerte que este lugar sea bastante grande, de lo contrario ya estaría más que muerto. Tan muerto como los que han pisado este sitio. A mí nadie me va a matar en mi propio juego.
En un abrir y cerrar de ojos se escuchan disparos por todas partes. Son al menos treinta. Y uno a uno van cayendo como moscas. Sin poder evitarlo, me río. Río por la facilidad con la que están saliendo las cosas. Aunque me sienta indignado por que hayan mandado a los nuevos en lugar de los profesionales que merezco, esto está saliendo demasiado bien. Si serán este tipo de asesinos a quienes me enfrentaré, entonces sí tengo oportunidad de vivir. Hallé la fisura que necesitaba. Me han subestimado y eso me salvará.
Ingenuo. Eso es lo que soy. Engreído y creyente que era un dios, un ser inhumano. Ese fue mi error. Porque los dioses no sangran. Y es más que notable que yo sí.
Tomo por sorpresa a un chico. Es rápido, así que logra darme un tiro en el brazo anteriormente herido. Vuelvo a sonreír, confundiendo al muchacho ante mi acción. Con esa distracción, también disparo. Su sangre me llega a la boca, cosa que me prende aún más. Lanzo una carcajada antes de tomar un nuevo cartucho y disparar a ningún lado en específico, oyendo lamentos y gritos con satisfacción. Hay uno que es especialmente molesto. No deja de jadear y pedir piedad. Basta saltar sobre su cuello para que se calle. Es tan satisfactoria esta sensación de triunfo que no tomo importancia a que mi escondite huele asqueroso y que hay muchos cuerpos por recoger y tiros de gracia por dar. Disfruto de la esperanza que cada vez se hace más grande. Estoy casi soñando despierto hasta que lo oigo.
Miro a mi espalda, con una molestia en ella. Apenas mis ojos se conectan con los suyos, un nuevo disparo impacta en mi cuerpo, haciéndome caer por la fuerza del tiro. Ya no río, me es imposible hacerlo. El aire simplemente ya no llega a mis pulmones. Y, como si no fueran suficientes dos disparos, vuelve a jalar el gatillo tres veces más. Noto que no me da en los lugares que me harían morir inmediatamente, quiere que sufra, que le ruegue o algo. Lo primero me es imposible no hacerlo. Me estoy desangrando, por todos los demonios, es obvio que sufro, ¡idiota, mi sangre misma me está ahogando! Ah, pero rogar nunca. Jamás en mi asquerosa vida le he rogado a alguien y no lo haré ahora.
Mentira, es una gran mentira. Aunque, como estoy tan acostumbrado a engañar, incluso yo mismo casi me lo creo.
Casi...
El hijo de puta que me balaceó se sienta frente a mí. Sus ojos muestran odio, repugnancia. A mí me da el mismo asco, así que aprovecho la cercanía y le escupo la sangre que tanto me asfixia. A cambio de mi acto recibo un fuerte golpe. Mi orgullo no me deja más que jadear en lo que podría ser mi última risa. Lástima que lo último que deba ver sea su asqueroso y feo rostro... Por suerte no es así, ya que se levanta, me da una patada y se va.
No creían que lo dejaría así, ¿verdad? Claramente antes de irse lanzó algo a un costado mío. Gran milagro que mi cuerpo haya podido alejarse lo suficiente antes de que la granada hiciera explosión. Y escucho un pitido, el dulce y molesto sonido de la muerte.
Pero eso no es todo. Porque también creo ver al ángel de mi salvación.
...
Fui a comer y ya no me dio tiempo de subir inmediatamente esto, perdón. Sólo un gran favor. Mantengan su mente abierta en el próximo capítulo. Y no me juzguen.
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Matar O Morir
RandomJeon Jungkook es un asesino a sueldo, a quien le han pagado mucho dinero por matar a un niño rico llamado Taehyung, sin embargo, al estar a nada de completar su tarea, dentro de su corazón de piedra algo se ve afectado y no puede jalar el gatillo. S...