Capítulo 2

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Kairi

15 de Enero – 11:05 AM

Liyue – Pantano Dihua

Apenas había comenzado a aprender cómo seguir un rastro. No obstante, yo conocía muy bien la energía de papá, así que, sencillamente, corrí hacia su dirección.

-Pescador 1: ¿qué hace una niña sola aquí? –preguntó, sorprendido, el hombre que estaba sacando una red del lago.

Ya había conseguido alejarme lo suficiente de nuestra casa y llegar a una zona de aguas más profundas, donde ya no se podía encontrar, fácilmente, edificio alguno más allá de la Posada Wangshu (aunque aquella posada se podía vislumbrar desde todas partes).

Cuando me lancé al interior de una barca vacía, los pescadores no se limitaron a cuchichear acerca de mi presencia.

-Pescador 2: ¡ey, niña! –gritó, temeroso de que cayera al agua-. ¡¿Qué estás haciendo?! ¡¿Dónde están tus padres?!

Les saqué la lengua.

-Kairi: la tomaré prestada –anuncié, refiriéndome a la barca.

Haciendo caso omiso del griterío que estaban provocando aquellos hombres, agarré los dos remos y me dispuse a embarcarme hacia mi pequeña aventura.

No obstante, alguien me tomó antes de la cintura y me levantó de la barca.

-Pescador 1: los niños no deben jugar en estas aguas –sostuvo, mientras agarraba en el aire mi pequeño cuerpo.

"¡¿Cómo osas, maldito mortal?!", rugí en mi fuero interno.

Mordí uno de sus brazos con una ferocidad atroz y, por supuesto, me dejó caer de nuevo a la humilde embarcación. Yo era de mecha corta, pero él se lo había buscado.

Él, dolorido, se llevó la mano a la zona en la que lo había atacado.

-Pescador 1: ¡maldita criaja! –espetó, furioso-. ¡Voy a tener una charla seria con tu padre!

Solté una carcajada irónica y sublime.

-Kairi: mi papá es el Cazador de Demonios –volví a sacarles la lengua, y un enorme orgullo se fraguó en mis ojos verdes-, ¡él te puede hacer picadillo!

Y se dio un silencio. Un silencio que, después, fue acompañado de innumerables risas.

-Pescador 1 y 2: ¡¿El Cazador de Demonios?! –rieron, incrédulos.

Les lancé una mirada colmada de odio.

-Kairi: os pegaría fuerte... -quise amenazarlos, apretando mis puños-, ¡pero tengo prisa!

"Os perdono la vida por el momento", pensé, soberbia. Y, haciendo uso de mi velocidad, volví a tomar aquellos remos.

Ante sus miradas atónitas, vieron cómo movía aquellos dos palos con una rapidez escalofriante. La barca, en cuestión de segundos, ya se estaba alejando de la orilla a un ritmo frenético. Las aguas se abrían paso ante mí y yo, claro está, me burlé de nuevo de ellos.

-Kairi: ¡já! –ironicé, triunfal, ya en la lejanía.

Sin embargo, incluso a aquella distancia, pude contemplar cómo se quedaban boquiabiertos.

-Pescador 1: ¡¿Pero qué?!

***

Kairi

15 de Enero – 11:19 AM

Liyue – Cercanías Desfiladero Jueyun

Cuando llegué de nuevo a tierra firme, sentí que ésta temblaba, ¡lo que me indicaba que iba bien encaminada! Papá tenía que estar cerca, ¡lo sentía, tanto yo como aquel suelo!

Atravesé aquel territorio con cierta ansiedad. Corrí lo más rápido que pude, dejando atrás incluso a unos cuantos hilichurl que me habían detectado. No obstante, ni ellos podían siquiera igualar mi ritmo.

Los terribles estruendos se escuchaban cada vez más cerca de mí. ¡Eran escalofriantes!

"Papá... Papá...", mi corazón pronunciaba a cada minuto.

Vi una parte de una montaña de las proximidades ser partida por un ataque que ni siquiera pude seguir con la mirada, y ésta se derrumbó. Creó un ruido aterrador, que debió hacer eco en todo lugar.

Ya estaba muy cerca.

Apreté mis delgados brazos, presta a arrollar a lo que fuera que mi padre estuviese enfrentando.

Pero... a quien atisbé primero, en la zona de batalla, fue al tío Al.

"Tiene cuernos y alas como Nath", me resultaba razonable, pues, al fin y al cabo, era su padre. Y la verdad es que era "guay" saber que tenía en la familia dragones, por lo que no me sorprendió tampoco mucho aquella imagen y seguí avanzando.

Él clavaba su mirada al cielo y parecía estar preparándose para volar hacia otro rincón y así esquivar alguna amenazadora arremetida.

No obstante, cuando me contempló, palideció.

-Albedo: ¿Kairi? –musitó, aterrado.

Pude ser testigo de cómo valoraba aquella situación, pero no parecía tener mucho tiempo para hacerlo. Raudo, se abalanzó hacia mí y me envolvió entre sus brazos... y sus blancas alas.

Yo no pude ver qué nos amenazaba, pues su cuerpo me cubría por completo.

-Albedo: cierra los ojos, Kairi –pidió, dulcemente, con una sonrisa que supe bien que era fingida.

Me gustaba mucho cuando me abrazaba, pero... incluso yo podía sentir que algo malo iba a pasar.

-Kairi: ¿tío Al? –expresé, confundida.

Una poderosa roca pareció caer sobre nosotros y, más directamente, sobre la espalda del tío Al. Sentí cómo su torso se contrajo y se inclinó hacia delante, pero pudo detener su bestial impacto y protegerme enteramente del mismo.

Otro ruido espantoso se extendió por el lugar.

Mis ojos verdes se abrieron como platos, al ver que mi querido tío iba desfalleciendo ante mí en un dolor inimaginable. Quiso ocultármelo, pero aquella mueca fue evidente.

-¿?: te has rendido, ¿eh? –escuché una voz oscura y escalofriante.

Y, sin dejar de cubrirme con su cuerpo, fue perdiendo el conocimiento. No obstante, no cayó por sí mismo. Algo lo tiró del cabello hacia atrás y lo arrojó a un lado, como si se tratara de mera basura.

Entonces, cuando él dejó de estar encima de mí, pude ver a quién enfrentaba: mi padre.

-Xiao: ¡¿KAIRI?! –gritó, bajo aquella máscara que, pese a que antes me resultara espléndida, ahora se me presentaba como una verdadera pesadilla.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora