Capítulo 57

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Zhongli

26 de Enero – 13:39 PM

Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue

Preservadora utilizó la hora de la comida para volver el cocinado un juego divertido. Los ánimos estaban por los suelos, pero, gracias a ella, mientras rompían huevos y se embadurnaban en harina, pensaban un poco menos en aquella situación.

Creí que Barbatos estaría todo el día tocando música para ellos, como acostumbraba a hacer para aliviar almas. No obstante, su propia tristeza por la muerte de su gran amiga, le impidió incluso sostener su arpa. La tuvo guardada en todo momento, al igual que su sonrisa.

-Zhongli: Barbatos... -posé mi mano sobre la suya, preocupado por su oscuro ánimo.

Nos encontrábamos sentados ante el kotatsu, a la espera de que los niños y la adeptus terminaran de ensuciar toda la cocina haciendo unas simples masas.

-Venti: preocúpate por los niños –pidió, abatido.

Pero él no levantaba cabeza, cosa que los niños, gracias a su rechazo de la realidad, sí habían hecho.

-Zhongli: sus padres ahora han enloquecido un poco, pero sabes que cuidarán de ellos tan bien como Aria hubiera querido –quise consolarlo, siendo consciente de que era una tarea imposible.

-Venti: no se puede sustituir a una madre... no se puede sustituir a una vieja amiga –decía, con la mirada perdida sobre la tarima de madera-, los humanos no pueden ser sustituidos.

-Zhongli: por supuesto que no –apreté su mano, para transmitirle más mi calidez-, pero siempre vivirán en nuestros recuerdos.

Hizo una extraña mueca.

-Venti: yo quiero que, simplemente, viva –sollozó, y me apartó la mano para llevársela a la cara-. Es mi mejor amiga... ¡y justo se va cuando al fin le podía contar mis propias aventuras amorosas! –bromeó, en un acto de desesperación-. La quiero tanto, Morax... -aún no podía hablar "en pasado" de ella, cosa que comprendía. Era demasiado pronto, para todos-. La he visto crecer, la he visto convertirse en una mujer fuerte y en una gran madre. No se merece...

La irrupción de los niños con bandejas de comida de difícil identificación, detuvo la conversación.

-Kairi: ¿quién quiere pizza y... -lo pensó por unos segundos- tortilla?

La garza suspiró, agotada tras lo ocurrido entre fogones.

-Preservadora: no iba a ser ni pizza, ni tortilla, pero supongo que está bien para ser vuestra primera vez –dijo con una pizca de sorna.

-Kairi: no es nuestra primera vez cocinando, pero mamá nos dirigía mejor –se burló de ella de forma juguetona.

Su medio hermano asintió con la cabeza.

-Nathaniel: tendrás que darle la receta a mamá para que salga, la próxima vez, bien –sonrió, como el pequeño inocente que era.

Dejaron las bandejas sobre la mesa.

-Kairi: llamaré a papá y al tío Al –anunció, pero la adeptus la detuvo con una de sus largas patas.

-Preservadora: ellos comerán más tarde –aseguró, aunque supiera que, probablemente, no comerían en todo el día.

-Kairi: ¿quééé? –replicó, e infló sus mofletes.

***

Xiao

26 de Enero – 14:08 PM

Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue

En la distancia, pude ver a Albedo saliendo, precipitadamente, de la biblioteca. Yo supe que aquello debía significar que había encontrado algo, por lo que no le iba a dejar escapar.

Me teletransporté frente a él, deteniendo su antes rápido paso.

-Albedo: ¿qué quieres? –inquirió, molesto, e intentó esquivarme para poder seguir caminando.

Yo fui también directo.

-Xiao: sabes bien qué es lo que quiero.

Suspiró.

-Albedo: he encontrado el apodo de quien le regaló el espejo a Ming-yue y una dirección –contó al fin, evidenciando una pista más que valiosa.

-Xiao: iré contigo –sólo le informaba al respecto.

Soltó una carcajada irónica:

-Albedo: ¿acaso no quieres seguir destrozando el templo?

-Xiao: lo seguiré haciendo si esa información no nos lleva a nada.

Entonces, mientras ambos nos acercábamos a la entrada del templo, Rex Lapis y el bardo salieron del comedor.

-Venti: Albedo... -expresó, acongojado-. ¿A dónde vas?

Rex Lapis no necesitó ni preguntarlo, pues ya sabía bien la respuesta. Y no siempre iba a poder detenerme. En aquella ocasión, de hecho, mantuvo su lugar, en lugar de abalanzarse sobre mí.

-Albedo: cuidad de los niños, por favor –pidió, amablemente-. Volveremos lo antes posible.

El "niño" de trenzas se aproximó hasta el pelirrubio y sacó de su bolsillo unos guantes nuevos para él.

-Venti: los he cogido de tu casa, Jean me dio el acceso –informó, preocupado-. Te los iba a dar más tarde, ya que los guantes que tenías han quedado inservibles, pero... será mejor dártelos ahora. No voy a poder hacerte cambiar de idea, ¿verdad?

Agradeció aquel gesto y se colocó aquella prenda sobre sus ahora vendadas manos.

"Las quemaduras que tiene... deben estar relacionadas con lo que pasó en el Averno", deduje, planteándome la posibilidad de preguntárselo a él directamente en algún momento de aquel compartido viaje. Al fin y al cabo, saber cómo estaba Aria antes de ser ellos tirados al otro lado del espejo, podría aliviarme... o causarme más desazón. Pero necesitaba saberlo.

-Albedo: no, no podrás hacerme cambiar de idea –dictaminó, aunque intentando exhibir una afable sonrisa (sin éxito).

-Zhongli: tened cuidado –rogó, intranquilo, con los brazos cruzados-. Aria no hubiera querido que cometierais ninguna locura.

A ninguno de los dos nos agradó escucharle hablar de ella en pasado, así que, sencillamente, nos marchamos sin decir mucho más.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora