Aria
24 de Enero – 8:29 AM
Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue
La pelirroja nos recibió con una siniestra hospitalidad. En sus ofrecimientos y bellos gestos, había una latente frialdad que, probablemente, era lo que Al había percibido desde un principio. No obstante, era una realidad que nos abrió las puertas de su casa y que incluso nos sirvió un suculento desayuno... que Al no probó en absoluto.
-Ming-yue: sí, tu hija estuvo aquí –nos informó, mientras se abanicaba sutilmente.
Para ser su hogar, parecía que nadie vivía allí. No había más que los muebles indispensables.
-Aria: ¿sabes dónde está? –pregunté, desesperada.
No pudo evitar esbozar una sonrisa que me provocó un escalofrío.
-Ming-yue: es posible –no me gustó nada aquella respuesta, ni mucho menos su soberbia actitud.
Pasé de "preguntar" a "interrogar".
-Aria: ¿dónde está? –me puse seria.
Pareció perder el control:
-Ming-yue: es fruto de un amor que nunca has respetado, ¿por qué te importaría?
Iba a levantarme de aquel cojín para cambiar las palabras por las acciones si era necesario, pero Al me detuvo colocando una de sus manos en mi pierna.
Me miró y me transmitió un mensaje: "guarda la calma por Kairi".
Debí sufrir un tic en el ojo, porque sentí una desagradable vibración en mi párpado dada la frustración contenida.
-Albedo: ¿está en alguna parte de esta casa?
-Ming-yue: sí y no.
Al también tuvo que reunir fuerzas para contenerse.
-Albedo: ¿qué es lo que quieres? –fue incluso más directo.
***
Ming-yue
24 de Enero – 8:35 AM
Liyue – Profundidades adeptus – Templo de Ming-yue
Desde el momento en el que los vi aparecer en la puerta, supe que había cavado mi propia tumba. Creí que podría librarme de las consecuencias de aquel impulso si nadie me relacionaba con aquella estúpida niña... pero alguien debió verla venir a mi casa, lo que iniciaba la "cuenta atrás". Era consciente de cómo eran las leyes en Liyue (más aún las implícitas entre los adeptus), y, tras lo que había hecho, la pena de muerte sería lo más benévolo que me impusieran. Quizá incluso intuía quién la ejecutaría. Al fin y al cabo, cuando el portal se volvió a cerrar, a Kairi ya la habían alcanzado los habitantes del Averno.
Ya habría sido despedazada.
¿Qué podía hacer ahora salvo esperar a mi propia muerte? Tal vez... divertirme. Divertirme en días, lo que no había hecho en siglos.
-Ming-yue: nada, no quiero nada –respondí, dejando atónito al pelirrubio-. Pero... si tanto queréis encontrarla, podríais hospedaros aquí mientras tanto –propuse, de nuevo malévola-. Quizá así averigüéis algo... O no.
Absolutamente confundidos por mi extraña actitud, se miraron el uno al otro. No obstante, si estaban dispuestos a descubrir lo que había ocurrido, debían aceptar mi "juego".
-Albedo: está bien –aceptó, serio.
Aquel joven tenía una belleza inusual, sin embargo, Xiao me era mucho más atractivo.
-Ming-yue: os prepararé vuestra habitación –sonreí, con la cordialidad digna de una perfecta anfitriona-. Entiendo que solamente una, ¿no? –ahogué una pequeña risita, saltándome ahora el protocolo.
Pese a mi intento de burla, él se mantuvo firme.
-Albedo: sólo una –respondió, sin expresión alguna.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
FanficCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...