Xiao
Aria había sentado a Kairi, de apenas unos meses, en medio de la casa y, después, me pidió que ambos nos alejáramos unos metros.
-Xiao: ¿qué estás haciendo? –pregunté, desconcertado.
Se arrodilló y extendió sus brazos hacia delante, donde la pequeña nos miraba con cierta ansiedad dada la "lejanía".
-Aria: animarla a andar –explicó, rápidamente, sin perder la vista de la niña-. Vamos, agáchate y llámala –pidió, más que ilusionada.
-Xiao: es mi hija –repliqué, orgulloso-. Andará y correrá sin necesidad de que la animes.
Desde abajo, me cogió del brazo y me forzó a sentarme junto a ella de un tirón.
Suspiré.
-Aria: ¡vamos, mi hermosura, ven con papi y mami! –dijo, con un tono ridículo e infantil.
Desde que nació, Kairi no se apartó de nosotros ni un segundo, por lo que aquella corta distancia le resultó una verdadera aberración. Pude atisbar cómo fruncía el ceño y se disponía a levantarse sin mucho cuidado.
Al verla tambalearse, quise ir por ella, pero Aria me detuvo.
-Aria: vaya -se burló de mí, mientras sostenía una de mis largas telas-, ¿acaso no iba a andar y correr sin necesidad de animarla?
-Xiao: se va a... -me aterrorizó la sola idea de que pudiera caerse sobre el duro parqué.
Y, ante nuestros ojos, al fin se levantó y mantuvo, más o menos, el equilibrio.
-Aria: ¡vamos, cariño! –siguió "provocándola".
Dio su primer paso, un simple gesto que nos enmudeció a ambos, elevando la tensión del momento. Y, tras el primero, los demás fueron más rápidos (aunque no muy ágiles).
-Aria: ¡síííí! –gritó, eufórica, en cuanto llegó hasta sus manos. La cogió y le dio un fuerte abrazo-. ¡Bien hecho, Kairi!
Sonreí, sin darme cuenta. Y la niña llevó una de sus pequeñas manos a uno de mis guanteletes.
-Kairi: pa... papá –sonrió también... y, sencillamente, me dejó hipnotizado.
Mi mujer abrió los ojos como platos.
-Aria: ¡¡¡su primera palabra!!! –chilló, enloquecida-. ¡Eres su primera palabra, Xiao! –siguió alterada.
Mis mejillas se sonrojaban sin poder hacer nada para evitarlo.
-Xiao: no es para tanto... -titubeé, sin creérmelo ni yo mismo.
Ella me miró con picardía.
-Aria: ¿ah no? –expresó, juguetona.
Sabía que se avecinaba algo "desagradable".
Se abalanzó hacia mí con la niña en brazos, para que ambas pudieran llegar a mi rostro. Y, para cuando me di cuenta, ya estaba siendo atacado con estúpidos besos por los dos costados.
-Aria: ¡vamos a dejarlo fuera de combate, Kairi! –rió, y continuó aquella extraña y asfixiante escena.
Y, efectivamente, me dejaron fuera de combate.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
Fiksi PenggemarCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...