Capítulo 60

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Xiao

26 de Enero – 23:51 PM

Liyue – Hotel Goztamiel – Habitación de Xiao y Albedo

Agitado, desperté en un rincón de la habitación. Estaba sentado y con los brazos cruzados, pero, además, había un feroz y tenebroso torrente en mi corazón. No me sorprendía haber soñado con un recuerdo del pasado, aunque... hubiera deseado que fuera en otro momento.

Albedo dormía, tampoco muy plácidamente en apariencia, en la cama. Y yo no podía soportar aquel intenso pesar, aquel imperioso anhelo de viajar en el tiempo para apresarme después en él y detenerlo.

Me levanté y fui, sigiloso, hasta el balcón. Allí me llevé la mano a la boca, en un intento de ahogar mis sollozos.

"Aria... Aria...", su nombre y ausencia golpeaban mi alma de forma cruel y constante.

Cuando marché de nuestra casa, estuve casi una semana sin verla y se me hizo una condena. Pero aquello... era distinto. No sólo no estaba ahora con ella, sino que nada me aseguraba que pudiera volver a estarlo, lo cual era un matiz añadido. Un matiz apabullante.

"¡¿En qué maldito momento pensé en mandarle esa solicitud de divorcio?!", me ataqué a mí mismo con un inmenso dolor. "Algo" me impedía pensar en la posibilidad de que estuviera muerta, pero, de estarlo, jamás me perdonaría que lo último que compartiéramos... fuera una horrible discusión. Ella anhelándome, yo alejándome.

No debí apartarla de mí, pero... si no lo hacía, no podría hacerlo nunca. En el fondo, me alegró sobremanera aquel intenso intento de volver a poseerme, y temí flaquear. Grité basta en aquel momento, pero no fue más que la manifestación de mi estupidez, deseando continuar en la desgracia.

"Fui un verdadero imbécil", mascullé entre dientes.

-Albedo: oh... -expresó, sorprendido-. Lo siento –se disculpó rápidamente en cuanto se percató de mi estado-. Te había visto irte como un cohete y pensé que había pasado algo.

Él también tenía los ojos enrojecidos.

Iba a marcharse, para dejarme a solas como había intentado estar. No obstante, mis labios se movieron solos:

-Xiao: ¡¿por qué ella no cruzó el portal?! –grité, desesperado por la respuesta-. Tienes... Tienes que decírmelo.

Detuvo su paso y me miró por encima del hombro:

-Albedo: ¿estás seguro de querer saberlo? –inquirió, abatido.

Ni siquiera aquella tenebrosa pregunta me hizo vacilar.

-Xiao: tengo que saberlo –fui contundente, aunque más conmigo mismo.

-Albedo: ¿para no hacer esta tontería de la feria en vano?

Lo miré, directamente, a los ojos.

-Xiao: aunque esté muerta -ardió pronunciar, pero lo hice desde lo más hondo-, me aseguraré de sacar su cuerpo del Averno, así que no pienso dar marcha atrás.

-Albedo: la atrapó un dragón –soltó rápidamente, para que quizá doliera menos-. No pude... -tensó sus párpados- quitarle esa red.

Todo mi ser tembló.

"El guardián...", supe al instante.

Y caí de rodillas sobre el azulejo del balcón, al fallarme las piernas.

-Albedo: por esa reacción, ¿debo entender que... no tiene ninguna posibilidad? –inquirió con siniestra frialdad.

No pude responder, y él no pudo esperar por la respuesta. En realidad, no quería escucharla... ni yo saberla.

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora