Aria
31 de Enero – 10:58 AM
Liyue – Pantano Dihua – Casa de Aria y Xiao
No sólo necesité salir de aquella habitación, sino también de la casa. Mi hermano era una tentación con la que debía poner distancia de por medio, o caería irremediablemente en ella. Le rogué para que me diera un respiro y, de momento, pareciera estar funcionando, porque no me había perseguido.
No obstante, no estaba a solas. El bandido de cara borrosa y ropas extrañas con el que me topé hace poco, ¡ahora estaba frente a mi casa! Contemplaba los lagos con los brazos cruzados, y parecía estar tranquilo. No obstante, si había venido hasta nuestro hogar, sus intenciones no podían ser buenas.
-Aria: ¡ey, tú, maleante! –alcé la voz, para verme más intimidante-. ¿Qué estás tramando? ¿Por qué estás en nuestra casa?
Se volvió hacia mí, pero, una vez más, su rostro me era... imposible de observar. De hecho, incluso sentía enfermar cuando intentaba enfocarlo.
-"Bandido": maleante... -suspiró.
Su voz no parecía estar nada bien. "¿Y si, en realidad, necesitaba ayuda?", temí haber tratado mal a una posible víctima de los otros bandidos que sí intentaron molestarme.
-Aria: oye... ¿estás bien? –mi actitud cambió por completo, lo que pareció sorprenderlo.
Iba a marcharse. Sin embargo, algo extraño, muy dentro de mi ser, me forzó a detenerlo.
-"Bandido": será mejor que mantenga la distancia contigo hasta que te recuperes –aseguró, aunque había duda en su tono-. No quiero confundirte... Ya bastante daño he permitido que te hagan.
"Esa voz... Esa estupidez malsana", pensé, sin poder dejar de agarrar su brazo.
Él intentó librarse de mí y yo seguí, por un largo rato, incapaz de poder soltarlo.
-Aria: ¿cómo... -mi mente se resintió- cómo te llamas?
Y, ante aquella pregunta, él no pudo más. Tras un agónico sollozo, tomó mi mentón con las dos manos y me besó.
El mágico vínculo resurgió en mi alma, haciéndomelo experimentar como nunca antes. El magnetismo, la atracción imparable, el mismo destino entre ambos. Ahí estaban.
Cuando recuperó el juicio, se apartó rápidamente de mí.
-Xiao: lo siento –masculló entre dientes-. Lo siento... -sus lágrimas se resbalaban por sus mejillas.
Y ya no había rostro borroso alguno. Sólo estaba él, mi apuesto marido.
-Aria: Xiao...
Pronunciar su nombre jamás fue tan sentido como en aquel momento. De hecho, él recibió aquel breve sonido como si le hubiera otorgado un regalo inestimable.
-Xiao: ¡¿sabes quién soy?! –interrogó, ansioso.
-Aria: parece que tus besos también tienen el poder de sanarme –sonreí, pícara.
Él insistió, quería asegurarse:
-Xiao: Aria –me tomó de los hombros y me miró fijamente-, ¿quién soy?
-Aria: un padre buenorro –se me fue la mano y le toqué el trasero en el exterior.
Él pegó un brinco.
-Xiao: ¡Aria! –replicó, ruborizado.
Dio unos pasos hacia atrás, quizá intimidado por mi intensa energía.
"Cuando te hice de todo en ese barco, perdiste la timidez... ¿y ahora te ha regresado?", pensé, aunque tampoco me molestaba ni un poco. Aquella tonta vergüenza, más bien, me "perturbaba" más.
Me abalancé sobre él. Por un momento, había temido que mi hermano lo hubiera matado, así que me alegraba sobremanera verlo allí, completamente entero y... listo para ser devorado.
Acabamos, entre forcejeos, cayendo ambos en la orilla del pantano. Y yo aproveché, ahora que estaba encima de él, para yo besarlo esta vez. Necesitaba más de esos labios. Me sabían incluso mejor que aquellos últimos días. De hecho, hasta su entera imagen me era aún más irresistible.
-Xiao: ¡Aria, para! –rogó, tras conseguir apartar su boca de la mía.
Apenas unos instantes antes había gritado algo similar a mi hermano para poder estar con él con la conciencia tranquila, ¡así que, por supuesto, iba a manosearlo un poco!
Incluso revolviéndose, conseguí acariciar su cabello y su ahora más que malhumorado rostro.
-Xiao: Aria... quiero que te apartes de mí –espetó, de pronto, con una seriedad escalofriante.
Sentí que no tenía otra opción que aceptarlo, así que me levanté de su cuerpo y me senté junto a él.
Era un día extraño, en el que mi antes reprimido hermano, ahora me besaba; y en el que mi antes fogoso marido, ahora no quería que lo tocara.
-Aria: ¿qué sucede, Xiao? –más le valía darme una explicación razonable.
Pero no me esperaba una explicación, más bien una pesadilla. Una pesadilla que creí vencida, pero que, en realidad, continuaba presente:
-Xiao: quiero el divorcio más que nunca, Aria –declaró, demasiado seguro para mi ánimo, el cual descendió al abismo.
-Aria: pero... ¡si me dijiste que mejoraríamos nuestro matrimonio!
-Xiao: ese no debí ser yo, pero ahora no importa –mi mente se nubló-. Quiero que lo firmes, Aria –continuó con rotundidad.
-Aria: ¡no! ¡no! –me entró el pánico-. ¡NO!
Me sobrevenía un ataque de ansiedad. No podía... respirar.
-Xiao: tienes que...
Y enloquecí.
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El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)
FanfictionCuarta parte de El Pecado del Alquimista. Tras el duelo a muerte, el alma de Xiao será sometida ante las tinieblas del deshonor. El más perverso temor lo hará caer en desgracia, mientras Albedo se alzará sobre sus cenizas y se dispondrá a abrir la c...