El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)

Recuerdos de esperanza e ilusión I

Preservadora

Era un día nublado, pero el cielo nos dio el respiro suficiente como para poder comer en mi mesa del lago. Habían pasado unos meses desde la boda, y yo tenía enormes ganas de conocer cómo le iban las cosas a aquella pareja. De hecho, incluso Rex Lapis se unió al almuerzo, deseoso quizá de lo mismo.

No obstante, Xiao no soltó prenda. Cuando lo interrogamos, simplemente dijo que estaba todo bien. Se le veía un poco extraño, pero, por mucho que insistimos, se limitó a comer su plato de tofu con almendras.

-Zhongli: ayer acudí a un espectáculo magnífico, Preservadora –comentaba, orgulloso del arte que ofrecía su querida ciudad-. Algún día deberías acudir a uno conmigo. Podríamos compartir nuestras impresiones después, durante la cena.

-Preservadora: sabes que no me interesa el mundo mortal –le recordé, seria.

Entonces, tras un largo silencio durante la mayor parte de la comida, se soltó la gran bomba:

-Xiao: Aria está embarazada –anunció, sin expresión en su rostro, y terminó de beber su vaso de té.

-Zhongli y Preservadora: ¡¿QUÉÉÉÉÉÉ?! –gritamos, en completo shock.

Y se montó la algarabía que quizá él quería evitar.

-Preservadora: ¡No puedes soltar eso como si nada, idiota! –le reproché, con los nervios a flor de piel. Incluso mis plumas se habían erizado-. ¡¿Acaso me vas a pedir ahora que te pase la sal?!

Algo parecido sucedió cuando me contó que Aria había sido sometida a un régimen de esclavitud.

-Xiao: ahora que lo dices... -posó el vaso sobre la mesa-. El tofu está un poco soso.

-Preservadora: te daría una paliza... -lloré, emocionada- ¡Pero estoy demasiado feliz!

Rex Lapis también quedó conmocionado.

-Zhongli: ¡al fin! ¡al fin! –lloraba, con un pañuelo tapando su rostro ya no tan diplomático.

-Xiao: no es para tanto –mintió, evidentemente mintió.

Sólo tenía que tirar un poco de la cuerda...

-Preservadora: ¡¡¡vas a tener un hijo con Aria!!!

Y, tras aquel grito estridente, él también se unió a las lágrimas de felicidad.

"Lo estabas conteniendo, ¿eh?", pensé, más que alegre por mi viejo amigo.