Capítulo 81

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Tartaglia

29 de Enero – 16:01 PM

Liyue– Océano

No iba a perder el tiempo, cada minuto con Aria lo aprovecharía. Por ello, aquella misma tarde la llevé hasta el puerto de la ciudad, donde alquilé una pequeña embarcación con la que ir a pescar.

Podría haber contratado a alguien para que remara en mi lugar, pero quería un momento, completamente, a solas con ella. Y lo cierto es que no fue difícil. En mi tierra nos bastaba con hacer un agujero en el hielo para poder pescar en el mar, no obstante, aquello no estaba tampoco nada mal. La brisa era fresca, pero el ambiente cálido.

Y con ella, de nuevo parecía un sueño.

-Aria: ¿desde cuándo los pantanos huelen a mar? –murmuró, de nuevo confusa. A saber dónde creía que estaba en aquel momento.

-Tartaglia: toma –le ofrecí una de las dos cañas que había traído-. Si conseguimos algo, quizá incluso podamos cenarlo –reí, pletórico.

-Aria: ¡un salmón, por favor, un salmón!

"Si no lo consigo aquí, te lo compraré", comencé a planear al verla tan ilusionada con aquel pez en concreto.

Lancé mi anzuelo a lo lejos y tomé asiento junto a ella. No obstante, cuando ella tiró el suyo, no fue muy lejos. De hecho... ni siquiera cayó dentro del agua.

Sujeté mi caña a la embarcación, para liberar ambas manos.

-Tartaglia: creo que voy a tener que enseñarte –comenté, al ver su "maestría" en la pesca.

-Aria: ¡sólo hay que lanzarlo, dame otra oportunidad sin ayuda! –rogó, como una cabezota.

Incluso se colocó de pie, lo que me atemorizó un poco.

Entonces, balanceó el cuerpo para darle más margen al sedal, y yo temblé aún más.

-Tartaglia: ... Aria –inquirí, al contemplar cómo sus pies vacilaban sobre la madera, mientras daba vueltas a la caña-. Te vas a...

Y, efectivamente, su cuerpo flaqueó y, junto al anzuelo que lanzó lejos, fue ella detrás. Yo, quien ya estaba preparado para ello, la agarré, rápidamente, del brazo para que no cayera al agua.

-Aria: pero... pero... -miró mi brazo, el único soporte que la mantenía DENTRO de la embarcación-, ¿sigues en el papel de marido sobreprotector?

"¿Acaso no es consciente de que tiene medio cuerpo fuera?", me impresionó.

Tal vez aquella torpeza no se debía a su poca maestría en la pesca, sino a su estado, lo cual no me gustó en absoluto.

"Cuando la vi cocinar, pensé que había mejorado", pensé, entristecido.

-Tartaglia: será mejor que te quedes muy –acentué- cerca de mí –la tiré hacia mí y la senté de nuevo encima de mi regazo.

Con mis brazos, la rodeé para que no escapara.

-Aria: ¡yo también quiero pescar! -ella infló sus mofletes. Debí haber herido su orgullo.

Me enterneció y la besé en la mejilla.

-Tartaglia: no me digas eso, por favor –pedí, de nuevo hipnotizado-. Sabes que me cuesta decirte que no.

Frunció el ceño.

-Aria: ¿que te cuesta decirme que no? –replicó, asombrada-. Llevas años diciéndome que no a la mayoría de mis peticiones, ¡ni siquiera te has puesto aún ese pijama tan cuqui!

El Pecado del Alquimista 4 [+18] (Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora